Amnistía y tiempo de Sánchez

Rafael Álvarez Gil

TELDE ACTUALIDAD

La ley de amnistía es requisito imprescindible para que la legislatura dure. Y su aprobación requiere no solo de todos los nacionalismos periféricos (dejemos a CC a un lado) sino incluso, y sobre todo, de Junts. El texto ayer fue rechazado en el Congreso de los Diputados al no contemplar las enmiendas propuestas por los escaños comandados por Carles Puigdemont. Pedro Sánchez pensó que este se conformaría, pero lo cierto es que ha perdido el pulso. Una situación sobrevenida dada la actuación del juez Manuel García-Castellón que alza un potencial delito de terrorismo en Puigdemont, que no lo hay. Pero la realidad política es la que es y, por ende, hoy Sánchez está presionado por Puigdemont y García-Castellón, está en medio de ambos, a efectos prácticos. La proposición de ley orgánica tendrá que seguir debatiéndose en la Comisión de Justicia. Mas el dilema para el PSOE es ahora si asume o no la petición de Junts.

Manejar los tiempos es una virtud en política. El PSOE encarará las elecciones gallegas sin el texto aprobado y, por tanto, con el debate sobre el tapete. Si va a asumir la petición de Puigdemont más adelante, ¿no hubiese sido por parte de Sánchez más congruente aceptarlo este martes? Junts tiene la llave del Ejecutivo. Y, lo más destacable, la lógica de la burguesía independentista catalana nada tiene que ver con la de PSOE, Sumar y el resto de socios parlamentarios. Lo que le importa a Junts es Cataluña, y listo. No hay frente obrero ni retórica de izquierdas.

La cuestión estriba en garantizar la constitucionalidad del texto. De momento, apunta que lo sería. Sin embargo, la dinámica del juez García-Castellón y los recelos de Puigdemont retroalimentan una senda diabólica para Sánchez que, por consiguiente, pone en peligro la estabilidad del Gobierno.

El momento clave será a final de 2024 cuanto toque aprobar los Presupuesto Generales del Estado. Y la duda es si Sánchez dejará primero un tiempo muerto para negociar con Junts hasta después de los comicios europeos o, por el contrario, lo zanja ya admitiendo lo que ayer no quiso aceptar. Junts quiere la amnistía. Junts tiene la última palabra. Y el transcurso del tiempo juega a favor de Puigdemont en el sentido de que él no se presenta ni en Galicia ni en Euskadi. Querría haber hecho campaña para las europeas volviendo a Cataluña como un triunfador, pero las recomendaciones de su abogado Gonzalo Boye pesan más en aras de la certeza jurídica de su cliente.

La primera clave a despejar será el ritmo de la nueva negociación que marque Sánchez. Si lo quiere cerrar cuanto antes o dejarlo para después de las elecciones europeas. Sea lo uno o lo otro, Puigdemont decidirá el desenlace. Si no hay amnistía, no hay Presupuestos y, a la postre, tocaría elecciones generales en 2025. Todo abierto.

* Gracias a Rafael Álvarez Gil TELDE ACTUALIDAD

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