Los Años perdidos (Paquita Fernández) - por Ana Beltrán

Los Años perdidos es la nueva novela de la escritora Paquita Fernández, cuya edición corrió a cargo de Lampedusa, una editorial catalana.

lacasademitia.opennemas.com 09 de julio de 2015 (07:40 h.)

Los Años perdidos - por Ana Beltrán

Los Años perdidos es la nueva novela de la escritora Paquita Fernández, cuya edición corrió a cargo de Lampedusa, una editorial catalana. Fue presentada el día 26 de junio en la Librería Lemus, La Laguna, en la que se dio cita un buen puñado de amigos y amantes de la literatura. El acto resultó realmente ameno, la misma autora, con la campechanería que la caracteriza, hizo la presentación. No se explayó mucho sobre la obra, apenas dejó entrever de qué iba ésta; pero sí dijo de lo que no trataba, haciendo hincapié en ello. Arguyó, con su habitual sentido del humor, que, como la novela es corta, si empezaba a contarla acabaría por llegar al final, desvelando el misterio que la envuelve, lo cual, dijo, es algo que corresponde al lector.

Esta es la cuarta novela de Paquita Fernández, con la que concursó a un certamen literario internacional convocado por La Esfera Editorial, la cual quedó finalista en la primera criba; un logro considerable, teniendo en cuenta que fueron miles de ejemplares los que concurrieron al mismo.

Los años perdidos cuenta una historia de amor, de dos amores, para ser más exactos, y ambos a la vez, que, como dice la canción de Machín, se pueden tener… y no estar loco. Eso es lo que dice la canción, aunque a punto de ello debe de estar cualquiera que lleve vidas paralelas, como le ocurre a la protagonista de esta historia. Pero no seré yo quien desvele el misterio; la novela por sí misma se basta y sobra. Sólo diré que se lee de un tirón, y que es muy propia para llevarla de veraneo: no hay nada como leer un libro bajo la sombrilla mientras el sol calienta, a la vez que se escucha el relajante murmullo de las olas. En fin, que ésta es una novela de «corte estival», que más o menos es lo que se suele decir de las novelas llamadas de entretenimiento, y que sólo por eso estaría muy bien… Pero, ¿en qué relato ya sea de ficción o copiado de la vida misma encontramos algo que sea de exclusivo divertimento? Ni siquiera en los cuentos para niños… No hay literatura tan llana. Y qué decir en las historias de amor, que por muy amorosas que sean siempre hay algo en ellas que nos perturba, aunque más de uno las recomiende para el verano por considerarlas algo así como un tónico «desestresante». Sin embargo, yo me atrevería a aseverar que no será así para todo el que lea Los Años perdidos, al contrario: auguro un sinfín de preguntas, que son muchas las que puede suscitar en quien se adentre en sus páginas, y que ante el acoso del silencioso interrogatorio, acaben por descubrir que, como su protagonista, también aman a dos personas al mismo tiempo.