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jueves, 18 de abril de 2024 01:14h.

La batalla de la microalga - por José Antonio Déniz

microalgas

JOSÉ ANTONIO DÉNIZHoy, 20 de agosto,  la prensa apenas trae novedades de la cianobacteria esa que alimenta el corazoncito de la maltratada microalga. Buen momento para una pequeña recapitulación.

 

 

La batalla de la microalga - por José Antonio Déniz

Hoy, 20 de agosto,  la prensa apenas trae novedades de la cianobacteria esa que alimenta el corazoncito de la maltratada microalga. Buen momento para una pequeña recapitulación.

Primero fue el subdelegado de gobierno quien osó relacionar, como consecuencia del salvaje vertido de aguas residuales no tratadas, la aparición del maltrecho bichito con el trasparente estado de nuestras afortunadas costas. ¡Anatema! ¡Mentira! ¿Cómo es posible que un señor de derechas de toda la vida se atreva a quebrantar el patriótico silencio que tratan de imponer Clavijo y nuestros audaces hoteleros? Seguro que el hombre ha tomado alguna sustancia. ¡A las armas¡

Primer asalto.- la infantería patriótica del régimen se levantó enardecida, Baltar, Valbuena, Pomares, Alberto… Todos ellos, derramando ciencia  e ingenio literario, ocupan la primera línea: hay que salvar la autonomía de las microalgas; ellas, las microalgas, hijas exclusivas de la calima y del cambio climático, que con tanto ardor combatimos, no consumen, dicen, aguas fecales, las evitan y sugieren que hasta las combaten.

Segundo asalto.- aparecen unos directores generales en pleno delirio científico, en rueda de prensa; nos advierten cariñosamente que tenemos que acostumbrarnos a convivir con la microalga, que la tendremos, a la microalga, para siempre.

alonso clavijoTercer asalto.- Alfombra roja para los héroes. Aparece Alonso, aparece Clavijo. Un informe de gala, añepa en mano y traje de mago. No han conseguido aplastar a la diabólica fiera pero que estemos tranquilos, porque la culpa es de los malvados Ayuntamientos, de los alcaldes; que no se sabe de qué partido político son pero que están en ello y, sobre todo, que cuidadín, que aquí todo huele bien, que mucha discreción sobre propagar la idea de que aquí nos invade el hedor de nuestros vertidos; que no vaya a ser que el moro vigilante abra su puerta turística, cuyo cierre nos viene tan bien; que nada ni nadie dañe “nuestra” primera industria.

 

* En La casa de mi tía por gentileza de José Antonio Déniz

JOSÉ ANTONIO DÉNIZ