Cabras divinas o sagradas... - por El Padre Báez, presbítero *

... si fuéramos hinduistas, para quienes los animales -toda vida-, es sagrada, con lo que allá, allí, en la India -nuestras cabras-, estarían salvadas. Pasa, que somos cristianos -mayoritariamente- y aunque la visión no es en gran medida distinta, y la prueba es cómo defienden la vida de los animales, por lo general, ya sean toros, perros o tortugas. Pero, las pobres cabras, olvidadas, cuales si animales no fueran, y sí de metal, y pesa sobre ellas la pena de muerte decretada por el cabildo, que en lugar de defender a un animal, que único en su especie, ya que tenemos la mejor cabra del mundo, raza que se ha mejorado al estar libres, y que son domésticas, toda vez que conocen a sus dueños, y éstos las conocen a ellas, con lo que ni la mentira de asilvestradas, y menos lo de salvajes. ¡Salvajes, los que las matan! Y es que en su medio o ambiente, son un signo de libertad y de vida, entre tanta roca y riscos muertos, que difícilmente le dan alimento y a pesar de ello se crían cuales becerros, toda vez que lamen la tierra o el musgo de las piedras. Unas cabras excepcionales, que salidas de las manos del Creador, como tantos y todos los animales, tienen hálito divino -sin llegar al panteísmo, ¡ojo!-, razón por demás para conservarlas y no matarlas, como les pide Europa.

El Padre Báez, que si hinduistas, ni una mosca mataríamos (mi maestro de Yoga, Swami Vishu Devananda, con una manopla espantaba las moscas, pero no las mataba). Y hay una secta en el hinduismo, que desnudos solo se tapan la boca y los orificios nasales, con el fin de no tragar ni siquiera insectos o animales invisibles. ¡A tanto llega el respeto a los animales, fuera de aquí! Que aquí, aunque no tanto, las cabras esperan el indulto y que den marcha atrás los del cabildo (después de pagar -eso sí- por el daño causado, según normativa), en esa dirección de acabar con ellas.

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“... un baifo de tus rebaños...” (salmo 49).

* Remitido a La casa de mi tía para su publicación