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jueves, 18 de abril de 2024 01:14h.

Entre Canarias y Euskadi, una pasajera impresión - por Nicolás Guera Aguiar

Sospecho que no yerro si inicio estas impresiones con una afirmación: Euskadi o País Vasco ha experimentado radicales cambios en los últimos 16 años. Para empezar, un impactante contraste: en 1999 los edificios públicos de sus capitales (Bilbo; Vitoria-Gasteiz; Donostia –San Sebastián-) parecían búnkeres fuertemente protegidos por guardias civiles y policías nacionales armados con metralletas; se respiraban, además, aires contaminados y de miedos. En la última semana del mes pasado no encontré ni a un policía municipal por las calles salvo en municipios no capitalinos (Gernika, Getxo…); a lo lejos, algunos coches de la Ertzaintza. Solo limpias aguas llovían sobre aquella tierra, y todos han roto las tensiones.

Entre Canarias y Euskadi, una pasajera impresión - por Nicolás Guera Aguiar *

   Sospecho que no yerro si inicio estas impresiones con una afirmación: Euskadi o País Vasco ha experimentado radicales cambios en los últimos 16 años. Para empezar, un impactante contraste: en 1999 los edificios públicos de sus capitales (Bilbo; Vitoria-Gasteiz; Donostia –San Sebastián-) parecían búnkeres fuertemente protegidos por guardias civiles y policías nacionales armados con metralletas; se respiraban, además, aires contaminados y de miedos. En la última semana del mes pasado no encontré ni a un policía municipal por las calles salvo en municipios no capitalinos (Gernika, Getxo…); a lo lejos, algunos coches de la Ertzaintza. Solo limpias aguas llovían sobre aquella tierra, y todos han roto las tensiones.

   Bien es cierto que siete días no dan para mucho. Pero si uno se empeña sin juicios preconcebidos puede descubrir nuevas características definitorias en aquella población que quizás sorprendan porque desbaratan erróneas consideraciones. Ahora bien: hay que caminar muchas horas diarias y debe uno perderse en calles, barrios e incluso avenidas mientras presta atención a los anónimos viandantes. Es preciso mirar y ver; pero también hablar, escuchar y oír (incluso con oído fonético). De tal manera cae por tierra un falso mito sobre los vascos de hoy: su hipotético racismo. Muy al contrario, lector: antecedentes peneuvistas contra otras razas son ahora simples evanescencias de un pasado con el que la nueva población no se identifica.

   Así, destaca la respetable presencia de ciudadanos árabes, negros africanos y latinos americanos. Sin embargo, y a diferencia de otras comunidades, la población china me pareció mucho menor si la comparamos con la residente en Canarias, por ejemplo. Y eso que encontrar a un oriental en Gáldar hace 15 años era algo así como conseguir compacta espuma en una cerveza canaria, dispensada de tal elementalidad acaso por capricho de los dioses. Hoy la colonia china aumenta considerablemente en aquella tierra mía que acaso mañana será suya comercialmente hablando.

   En Bilbao los musulmanes se localizan en un barrio muy concreto (inmediatos alrededores del mercado municipal, casco antiguo). Controlan pequeñas tiendas de comestibles (verduras y frutas, fundamentalmente) que permanecen abiertas desde las del alba hasta bien entrada la noche nochera.  Sospecho que incluso viven entre sacos de papas, seretas de frutas y cajas de lechugas, tal es su dedicación. Son de pura raza: uno debe andar con ojos de búho cuando de pesos e importes de la compra se trata. Chapurrean el castellano, pero no han podido con el euskera, lengua muy compleja para ellos. 

   Como también se le resiste a la numerosa colonia latina. A diferencia de otros lugares, algunos de sus componentes son propietarios de pequeñas tiendas dedicadas a la venta de productos turísticos, aunque la inmensa mayoría ocupa puestos de trabajo en comercios y cafeterías. Como a todos los de todas las comunidades, se les nota cansancio, agotamiento e, incluso, desespero por la explotación que padecen. Obviamente, se comunican en castellano. Y ocurre entre los jóvenes latinos no nacidos en Euskadi algo que caracteriza a sectores inmigrantes: recuperan el seseo cuando se dan cuenta de que el comprador no articula la c castellana ante –e, -i. Pero hasta ese momento fuerzan su pronunciación en un batiburrillo de ces y eses que los lleva, a veces, a la confusión –r- / –l-, pues su atención está puesta en algo no natural para ellos. (En esto se identifican con cientos de canarios: en su complejo, nuestros paisanos tienden al inmediato “vosotros”.) Porque salvo para los niños que ya están escolarizados, el euskera es muy difícil.

   Me sorprendió la presencia de muchos negros. Muy pocos de ellos en actividades de venta ambulante con las mantas cargadas de bolsos, paraguas, compactos… como en Madriz, siempre a la espera de que llegue la policía municipal (incluso de paisano: la vi actuando en el mercado de San Miguel) y les requise el producto. No sé a qué se dedica la mayoría, pero sospecho que están perfectamente integrados en aquella sociedad injustamente considerada racista y xenófoba. Sus hijos pequeños hablan con exquisita agilidad el euskera entre ellos, aunque usan su lengua nativa cuando se dirigen a los mayores.

  Gobiernos nacionalistas vascos administran Euskadi casi desde 1979. Pero a diferencia de los autoproclamados nacionalistas canarios se vuelcan en todo lo que está relacionado con la cultura, su Cultura. Desde muy pequeños todos los alumnos reciben clases de euskera y, a la vez, van conociendo a escritores…, gentes de ciencias y letras que aportan algo a todo aquello que definen como su identidad. De esta política educativa, claro, participan los hijos de inmigrantes. No los fuerzan, pero es obligatoria a cambio de su integración en la sociedad. El Partido Nacionalista Vasco -conservador y de derechas, como CoATIción Canaria- mima las aulas y refuerza esencias porque se enorgullecen de su identidad como pueblo. Pero en esta tierra insular, por el contrario, se desprecia lo cultural (ningún departamento oficial edita, por ejemplo, a nuestros noveles autores). Allí, un canal de televisión emite dibujos animados en euskera. Aquí algún programa de TVC ridiculiza y hace burla de ciertas variantes del español hablado en Canarias. Y el público se desternilla.

   Bilbao –la misma población que Las Palmas de GC- es una ciudad placentera para el caminante; serena, nada agresiva, sin ruidos estridentes. La especial atención que presta al servicio público de transportes (mudas guaguas, metro, tranvía) permite un tráfico muy fluido por escaso, incluso sin caravanas y bocinazos en horas punta... Resulta muy difícil encontrar un taxi libre circulando: la gente los coge en estratégicas paradas porque el tranvía, por ejemplo, traslada en diez o doce minutos de un extremo a otro.

   Toda la gente joven vasca habla euskera con fluidez, se nota que los gobiernos peneuvistas se preocuparon por la recuperación y expansión de su lengua, elemento común y diferenciador. En Canarias, por el contrario, somos más universales: hemos ganado en algas, caracoles, cubos, globos, patatas, yayas y vosotros.

*    En La casa de mi tía por gentileza de Nicolás Guerra Aguiar