Células grises, sosiego y sensatez - por Nicolás Guerra Aguiar
Células grises, sosiego y sensatez - por Nicolás Guerra Aguiar *
La elección del señor Sánchez como presidente del Gobierno es tan constitucional como el archifamoso artículo 155 aplicado en Cataluña: desde 1978 nadie lo ha denunciado como instrumento ilegal del Estado de derecho.
Pero sí se dudó -y fue duda razonada- sobre la idoneidad de su aplicación al pie de la letra, pues el tema catalán no debió nunca sacarse de lo político. Incluso fuera de España impactó también el radicalismo de algunas acusaciones (rebelión, sedición): la justicia alemana las descarta en el caso del señor Puigdemont. Y el juez belga decide la puesta en libertad de los exconsejeros catalanes huidos. (Consecuencia del “racismo antiespañol”, he leído. La pérfida Europa.)
Por tanto, intencionadas malversaciones del ordenamiento constitucional -aumentan por desconocimientos y connaturales maneras de ennegrecer la verdad- llevan a muchos paisanos a poner en duda el legal, legítimo y constitucional procedimiento utilizado por el PSOE para el ejercicio de su derecho y la obtención de la presidencia del Gobierno. Sin embargo ni hubo levantamiento rebelde como el de 1936 ni un sector de la Guardia Civil (23 – F) tomó por asalto el Congreso de los diputados: simplemente bastó la Carta Magna (“Si el Congreso adopta una moción de censura […] el candidato incluido en aquélla se entenderá investido de la confianza de la Cámara […] El Rey lo nombrará Presidente del Gobierno”. Artículo 114.2.).
En Andalucía, precisamente, está el hipotético Gürtel del PSOE (se llama ERE, sin sentencia por el momento). Pero la brújula de las financiaciones ilegales señala también hacia Valencia, donde dos exaltos cargos psocialistas se han vuelto cargas tras su imputación. Y ante tal realidad Gobierno y partido han de ser tajantes: no pueden hacer mutis por el foro, decir “no lo sabía; estoy al margen; ya no son nuestros”… El pueblo espabila y, por suerte, hay profesionales de la información rigurosamente serios y documentados.
Me dan miedo ciertos mensajes con veinticuatro horas de vida: la crisis económica está superada; los bancos abren los préstamos hipotecarios; hacen falta nuevas viviendas; se dispara la venta de coches; los restaurantes exigen reservas previas; medianas empresas buscan locales céntricos; se crean cuatro mil empleos diarios… Es decir, el milagro económico del PP empieza a dar sus frutos: España recupera la cuarta posición como potencia europea y novena entre esos mundos de Dios. Vuelve a ser un país rico... Y no es cierto, no: los ricos son más ricos… a costa de más pobres y elementales subsistencias. El país no se ha enriquecido, no. La banca sí: ganó dieciocho mil millones (2017).
En las circunstancias actuales, pues, las intenciones del Gobierno no pueden ser ni ambiciosas a largo plazo ni utópicas, pero sí esperanzadoras e ilusionantes (aunque el tiempo es muy limitado, permite desfacer entuertos como la impresentable “ley Mordaza”, paralela a “la patada en la puerta”).
Súmense células grises, sosiego, sensatez, exquisita prudencia, rigurosa transparencia, sentido ético, contundentes reacciones si hubiera andaluzas novedades… y ojo con “los dioses” del PSOE (“Pa una mala compaña / más vale solo”, dice la copla canaria).
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar