Buscar
jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Sobre el control mediático - por Alejandro Gómez Vázquez

Vivimos en una sociedad capitalista y jerarquizada, lo cual ha dado paso a que todo esté sujeto a la compra-venta, incluida la opinión de las personas.

Sobre el control mediático - por Alejandro Gómez Vázquez *

Vivimos en una sociedad capitalista y jerarquizada, lo cual ha dado paso a que todo esté sujeto a la compra-venta, incluida la opinión de las personas. Por esta razón, grandes periódicos, canales y productoras han acabado convirtiéndose en herramientas del gobierno o de distintos partidos políticos. Y no hablamos de colectivos o partidos que tienen su propio boletín informativo, sino de empresas que han acabado vendiéndose y pasan de informar a manipular. Solo hay que ver los datos que aportan estos medios en cuanto a huelgas y a manifestaciones: normalmente dan una cifra bastante menor a la real, utilizan brotes radicales que en ocasiones son ajenos a la propia manifestación como método para deslegitimar nuestra lucha, incluso en ocasiones se han utilizado fotos que pertenecían a otro país y se ha hecho pasar como si hubiese ocurrido aquí.

Esta manipulación también consiste en el exceso de información que nos llega de otros países a los que el gobierno tacha de dictadura. Si alguien no cree que esto sea cierto que piense en por qué sabe hasta lo que comen Nicolás Maduro o Kim Jong-Un y no sabría ni decir quién es el presidente de Canadá o (vayámonos más cerca) Portugal. Esta “sobreinformación” también sirve como cortina de humo, o si no solo hay que ver a partidos como el PSOE haciendo más oposición al gobierno de Maduro que al de Mariano Rajoy.

Además, estos medios normalmente utilizan sus artículos y noticias para distinguir entre “buenos” y “malos”, entre “terroristas” y “demócratas”... Esto nos lleva a ver periódicos supuestamente de izquierdas apoyando golpes de estado contra gobiernos democráticos o incluso a ver a todos los medios aplaudiendo a fascistas y neonazis ucranianos y su “revolución”. Esto último lo hacen obviando a los grupos que desplegaron pancartas con el retrato de uno de los principales genocidas del régimen nazi y aclamándolo como ejemplo.

Esta distinción entre buenos y malos también se utiliza con la justicia. Mientras se pide libertad para el alcalde de Caracas en Venezuela, aquí se hacen oídos sordos o incluso se justifican las detenciones de manifestantes como las personas del colectivo antifascista Moratalaz Distrito 14 y mientras se critica la censura de otros países aquí hemos sufrido secuestros de revistas y se han prohibido conciertos de distintos grupos de música.

La libertad de expresión es algo que se nos está arrebatando y vendiendo al mejor postor. Sin embargo, por muchos compañeros y compañeros que detengan y por mucho que nos intenten hacer creer que todas injusticias son buenas para nosotros nos rebelaremos por mucha censura que nos puedan hacer. Y si nos cortan las alas para que no podamos volar ni ser libres, desarrollaremos aletas para poder nadar lejos; y si nos ponen una mordaza para que no nos expresemos, aprenderemos lenguaje de signos.  

* Publicado con autorización del autor