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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Correa: una victoria ecuatoriana compartida con América Latina - por José Fortique

"La victoria holgada de Rafael Correa en Ecuador no generó sorpresas para los gobiernos de izquierda de América Latina pero sí satisfacción por su continuidad en el poder,  con una oposición ecuatoriana dividida y vinculada de forma directa con la “vieja política”, el apoyo a Correa fue superior al 51% del universo electoral requerido para la aprobación en la primera vuelta."


 

Correa: una victoria ecuatoriana compartida con América Latina - por José Fortique

La victoria holgada de Rafael Correa en Ecuador no generó sorpresas para los gobiernos de izquierda de América Latina pero sí satisfacción por su continuidad en el poder,  con una oposición ecuatoriana dividida y vinculada de forma directa con la “vieja política”, el apoyo a Correa fue superior al 51% del universo electoral requerido para la aprobación en la primera vuelta. El discurso de la oposición se movió desde el liberalismo económico hasta el populismo de los 90, el segundo más votado fue Guillermo Lasso, quién presentó una agenda de liberalización acompañada de su imagen de banquero exitoso, el ex presidente Lucio Gutiérrez alcanzó la tercera plaza con un discurso abiertamente contra el Socialismo y los proyectos de integración regional,  mientras los candidatos restantes incluían a Mauricio Rodas vinculado a una ONG financiada por los EEUU y el candidato “eterno” Álvaro Noboa.

Aunque la oposición ecuatoriana es diversa, hay un sector de izquierda que en los últimos años se ha radicalizado contra el gobierno de Correa, compuesta por la CONAIE y pequeñas agrupaciones de intelectuales y ecologistas. Ecuador ha vivido procesos intensos de movilización popular desde los 90, que en el caso de Mahuad y Gutiérrez llevaron a su caída de la Presidencia de la República. Los efectos del neoliberalismo de Gustavo Noboa condujeron al país a profundos ajustes fiscales que contribuyeron con una brecha social significativa, atacada por Correa con su propuesta Constituyente, pero el tema de base en la polémica interna de  los movimientos de izquierda con Correa corresponde al tratamiento que se le da al tema del extractivismo minero que afecta fundamentalmente pueblos indígenas y áreas ecológicas protegidas como la reserva Yasuní.

El pragmatismo de Correa no pasa exclusivamente por temas ambientales, su definición política de la revolución ciudadana le ha permitido canjearse afectos en una base poli-clasista apoyada con la mejora de los indicadores de desarrollo humano, una baja del desempleo y una mayor captación - distribución de la riqueza por concepto de la renta petrolera. Un conjunto de planes sociales son el arma más importante de su propuesta política, que involucran el subsidio directo a los sectores más empobrecidos y una posición activa en contra el tutelaje de las trasnacionales en el sector energético. El tema de la migración explotado en la campaña electoral, dará interesantes datos para analizar no por el volumen que implican los electores en el exterior, sino por el acierto en la estrategia para manejar los casos de desahucios habitacional en España y que llevaron a la propuesta del programa de retorno para los afectados por la crisis financiera global.

¿Una revolución autentica?, Correa representa una generación de líderes regionales “out sider” de la política convencional que ingresaron en la etapa de vacío que se generó con la estampida neoliberal, con discursos “nacionalistas” y anti – colonialistas han creado condiciones para nuevos tejidos en las relaciones internacionales, logrando hechos importante como el de re-conectar a Cuba con la Región después de 50 años de bloqueo estadounidense, a lo interno con oposiciones partidistas débiles sustituidas en buena medida por los medios de comunicación masivos.

El discurso de Correa al finalizar la jornada apunta a la irreversibilidad del movimiento que lidera, pero la brújula registra también a la crítica, preguntarse ¿hasta dónde se profundizará esta etapa? de gobiernos de izquierdas que han centrado su capital político en la recuperación de sus recursos naturales, programas sociales contra la pobreza y regionalización “política”. ¿Es posible una nueva racionalidad Estatal? ¿O se desgastarán en una nueva institucionalidad que pierde el movimiento?, el asunto es claro: vencer las elecciones es importante pero sólo es un escollo en la tarea de la transformación del capitalismo, con la victoria de Correa se abre la posibilidad de seguir trabajando en este debate – construcción de una nueva geopolítica que permita a los movimientos sociales latinoamericanos edificar una alternativa al sistema – mundo en colapso.

José Fortique @josefortique