¡Cuánto despropósito e irresponsabilidad, los trenes al Sur de la isla de Gran Canaria! - por Antonio Aguado Suárez, coherente veterano militante socialista *.

Nueva Canarias con Antonio Morales al frente, pero siguiendo los designios de Román Rodríguez, desde hace mucho tiempo ha venido tratando de imponernos el tren al Sur de Gran Canaria. No desiste y por el contrario, ahora reclama del Gobierno de Canarias y del Ministerio de Transporte, “la financiación necesaria para poner en marcha las obras del tren de la isla”. ¿Ha hecho lo mismo el Cabildo de Tenerife con respecto al suyo?. Que se sepa por lo pronto, lo tienen paralizado y ya están cuestionando su necesidad y viabilidad.  

  Este es un proyecto ostentoso pero inútil e innecesario y sumamente costoso, pues en principio parte con un presupuesto de 1.650 millones de euros. Cuando existe la posibilidad de afrontar con todas las garantías, el problema que se origina cada día en los desplazamientos, sobre todo en horas puntas en el traslado a los diversos puestos de trabajos, mayoritariamente a la ciudad donde hay grandes nichos de empleos, como son en las industrias y empresas radicadas en los muelles, zona industrial del Sebadal, centros oficiales y comerciales, hospitales, museos, teatros, auditorio, Universidad y demás centros educativos,  etc. Y al Sur de la isla con tantos puestos de trabajo en la hostelería creados para atender a los muchos turistas que cada año nos visitan y las empresas subsidiarías, con todo tipo de servicios. 

La alternativa es a través de guaguas amplias articuladas y eléctricas, que cumplirían perfectamente con la directiva europea, de fomentar y apoyar el transporte publico con energía alternativa y al ser estas versátiles a diferencia del tren, pueden fácilmente desplazarse a cualquier lugar de la isla, en momentos puntuales o cuando tengan las oportunas demandas. Podrían perfectamente recoger a los pasajeros lo más cercano posible a sus domicilios, habilitándoles a tal efecto espacios de aparcamientos en este caso sería el primero disuasorio, donde se les daría la facilidad de estacionar su vehículo y ser trasladados a sus puestos de trabajos o a donde tienen necesidad de realizar alguna gestión, mediante el pago módico de un billete por ejemplo de un euro que le abarcaría aparcamiento, mas desplazamiento de ida y vuelta. Con esta formula se descongestionaría mucho la circulación y no sería necesario contemplar una nueva vía, a diferencia del tren que ocuparía mucho territorio.  

El segundo de los aparcamientos disuasorios seria cuestión de situarlos en las entradas de los municipios e igualmente, con las mismas facilidades contempladas en el primero. De hacerlo así, con toda seguridad los conductores desistirían en los desplazamientos que diariamente vienen realizando con sus automóviles y es qué, aparte de lograr una mayor agilidad y comodidad, utilizando el transporte publico, los costes se les abaratarían considerablemente, tanto en lo que se refiere al precio del combustible, desgaste por el uso de sus vehículos y en muchos casos por las necesarias plazas de aparcamientos. Todo ese ahorro sin duda, repercutiría en un mayor consumo y en consecuencia,  creación de más puestos de trabajo. Aparte de al contar con las zonas de aparcamientos en los extrarradios de los municipios, a estos se les puede dotar de espacios abiertos y peatonales, lo que redundaría en una mejor calidad de vida para los residentes y visitantes. 

Cuando tenemos tantos y muy graves problemas en servicios básicos y esenciales: sanidad, educación, socio sanitarios, etc. es de una gran insensibilidad e irresponsabilidad, invertir en un proyecto que es inútil e innecesario. De tantos proyectos “grandilocuentes” que al final han sido autenticas fiascos, uno de los más impactantes fue el del aeropuerto de Castellón, impuesto por su diputación provincial presidida por el delincuente (juzgado y sentenciado), Carlos Fabra del Partido Popular y que al final no tuvo utilidad ninguna. 

Además, si Antonio Morales y quienes le apoyan en este desproporcionado e innecesario proyecto, están seguros de su necesidad e interés para la isla, ¿por qué no lo someten a consideración de la ciudadanía?. Por supuesto, en igualdad de condiciones, pues suele ocurrir que las instituciones (los políticos que están al frente) “disparando con pólvora ajena” (presupuestos públicos), se dedican con ventajas a vender sus “supuestas bondades”. ¿Qué problema tienen?. Si como se dicen son una corporación de izquierda y progresista, tendrían que   demostrarlo dando ejemplo y no retóricamente con las palabras. 

Eso ocurre precisamente con el grupo del PSOE en el Cabildo, o más bien con su vicepresidente y secretario general de la Agrupación Socialista de Las Palmas de Gran Canaria Miguel Ángel Pérez. Hasta el extremo de qué, abusando de este cargo nos ha impedido a un grupo extenso de militantes, podernos reunir en la sede de nuestro Partido y así, debatir acerca de la conveniencia del referido proyecto, contraviniendo el derecho fundamental que nos asiste, de libre reunión y expresión. Para llegar a ese mencionado cargo, lo hizo con argucias y prometiendo por escrito a las afiliadas y afiliados lo siguiente: “Apuesto por impulsar procesos de consulta a la militancia, para que las cuestiones y decisiones de especial importancia para la ciudadanía cuenten con el aval del partido”.  

Menuda hipocresía, pero ese señuelo que lanzó le dio resultado y es qué, mayoritariamente la militancia inconscientemente se lo creyó y obtuvo su respaldo y como se ha demostrado, ha venido haciendo justo lo contrario. Incluso llegando al extremo de contradecirse y es qué, en la anterior legislatura, públicamente se mostró contrario a la implantación del tren al Sur de la isla y en esta, inexplicablemente ha cambiado de opinión y ahora se muestra favorable.    

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Aguado Suárez.