Uno de los ejemplos más ilustrativos de cómo la visión general del mundo se basa en  narraciones en lugar de hechos es la forma en que funcionarios republicanos como el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, han sido tildados de servidores de Rusia a pesar de antecedentes consistentes como virulentos halcones de Rusia.

“Moscow Mitch”, como lo llamaron absurdamente los demócratas durante el apogeo de la histeria del Russiagate en 2019, pronunció un discurso en el pleno del Senado el miércoles argumentando que la razón principal para respaldar a Ucrania en su guerra contra Rusia es porque hacerlo sirve a los intereses de Estados Unidos.

“El presidente Zelensky es un líder inspirador”, dijo McConnell  en su discurso previo a la visita del presidente ucraniano a Washington. “Pero las razones más básicas para continuar ayudando a Ucrania a degradar y derrotar a los invasores rusos son los intereses estadounidenses fríos, duros y prácticos. Ayudar a equipar a nuestros amigos en Europa del Este para ganar esta guerra también es una inversión directa para reducir las capacidades futuras de Vladimir Putin para amenazar a Estados Unidos, amenazar a nuestros aliados y cuestionar nuestros intereses fundamentales”.

McConnell argumentó que respaldar a Ucrania “desgastará enormemente el arsenal que está disponible para Putin para futuros esfuerzos para usar la intimidación y el derramamiento de sangre”, apuñalando a la administración Biden por no solicitar más dinero para esta guerra de poder inmensamente útil.

“Así que lo diré una vez más. Continuar nuestro apoyo a Ucrania es moralmente correcto, pero no es solo eso. También es una inversión directa en intereses estadounidenses fríos y duros”, dijo McConnell. “Es por eso que los republicanos rechazaron la solicitud original de la Administración Biden de asistencia a Ucrania como insuficiente.

“Finalmente, todos sabemos que la lucha de Ucrania para recuperar su territorio no es ni el principio ni el final de la competencia estratégica más amplia de Occidente con la Rusia de Putin”, concluyó McConnell. “Aumentar la presión sobre el régimen de Putin puede y debe ser una prioridad bipartidista”.

Ves a los lacayos del imperio de EE. UU. hablando todo el tiempo sobre cuán extraordinariamente eficiente y rentable es la guerra de poder en Ucrania para promover los intereses de EE. UU. contra Rusia, lo cual es divertido porque pasan el resto del tiempo hablando de cómo esta invasión fue "no provocada". y rasgando sus vestiduras por lo horrible que es. La posición imperial oficial es de alguna manera simultáneamente (A) "Odiamos esta guerra y nunca la quisimos" y (B) "Esta guerra nos beneficia enormemente".

La única forma de conciliar estas dos posiciones es creer que Vladimir Putin actuó en contra de los intereses de Rusia al servicio de los Estados Unidos al invadir Ucrania, sin otra razón que porque es demasiado estúpido y malvado para hacer lo contrario. La otra opción es hacer lo que hacen la mayoría de los leales al imperio y simplemente no pensar mucho en esas obvias contradicciones.

Alternativamente, puede considerar la posibilidad de que Putin haya sido presionado para elegir entre dos malas opciones por las muchas provocaciones agresivas que el imperio ha estado haciendo durante años. Los apologistas del imperio siempre afirman que las provocaciones occidentales no tuvieron nada que ver con la invasión de Ucrania, pero si eso es cierto, ¿por qué tantos expertos occidentales pasaron años advirtiendo que las provocaciones occidentales conducirían a una invasión de Ucrania?

Claramente, la afirmación de que EE. UU. es solo un espectador inocente que ayuda a su buena amiga Ucrania porque ama la libertad y la democracia está desacreditada por la afirmación, a menudo hecha por esos mismos reclamantes, de que esta guerra sirve a los intereses de EE. UU. Pero los escuchas rebotar sin problemas entre los dos todo el tiempo.

Hay un hilo viral circulando en Twitter en este momento por un historiador llamado Brett Devereaux que ejemplifica esto perfectamente. En el primer tuit del hilo, se muestra entusiasmado acerca de cómo "por solo el 5 % del presupuesto militar de EE. UU., hemos inhabilitado el 50 % del poder militar de Rusia", luego, en la siguiente publicación del hilo, llora por la crisis humanitaria. cómo es la guerra y cómo solo queremos la paz, y luego, en la publicación siguiente, dice: "Desde una perspectiva puramente politizada, la guerra de Putin fue un error garrafal que ha fortalecido la posición global de EE. UU., degradando las capacidades rusas (lo que libera recursos por otras amenazas) y fortalecer nuestras alianzas”.

El representante de California, Adam Schiff, quien ha estado llamando a esta guerra "no provocada"  desde la invasión, dijo durante las audiencias de juicio político de Trump de 2020 que "Estados Unidos ayuda a Ucrania y a su gente para que podamos luchar contra Rusia allí y nosotros". No tienes que pelear contra Rusia aquí”.

Otro congresista, Dan Crenshaw, dijo en Twitter en mayo pasado que “invertir en la destrucción de las fuerzas armadas de nuestro adversario, sin perder una sola tropa estadounidense, me parece una buena idea”.

“A Estados Unidos le interesa ayudar a Ucrania a derrotar a uno de nuestros enemigos más poderosos”, tuiteó David French, de The Atlantic, tras la aparición de relaciones públicas de Zelensky en Washington.

“Es de interés para la seguridad nacional de Estados Unidos que la Rusia de Putin sea derrotada en Ucrania”, tuiteó la senadora belicista Lindsey Graham.

Declaraciones como estas deberían desacreditar por completo la narrativa oficial de que Estados Unidos está ayudando a Ucrania a combatir un ataque no provocado por parte de un tirano imprudente. Estas son posiciones mutuamente contradictorias; o es una invasión completamente no provocada que Washington no quería, o es una excelente manera de conseguirle a Washington todo lo que quiere. Es absurdo e ingenuo creer ambos.

Pero, por supuesto, no desacreditan la narrativa oficial de Ucrania a los ojos del público, porque Estados Unidos tiene la maquinaria de propaganda más efectiva que jamás haya existido. Las muchas inconsistencias evidentes y fechorías del imperio simplemente se borran con un poco de giro y charla dulce.

Si no fuera por la maquinaria imperial, nadie creería que EE. UU. tropezó casualmente en una afortunada guerra de poder que lo ayuda a avanzar en sus agendas de dominación global.