El déficit democrático, causa de que la justicia en España no funcione - por Erasmo Quintana*

Para designar la libertad de expresión antiguamente se decía “libertad de imprenta”; hoy habrá de decirse “libertad de TV, de Facebook, Google, Yahoo o Radio". Nuestros mandatarios no paran de decirnos que vivimos en un país libre y con democracia plena tan insistentemente, que en efecto casi nos lo  creemos. El Gobierno nuestro de cada día se hace “el sueco”, y va ya para no sé cuanto tiempo que debió derogar la Ley Mordaza, esa jáquima que nos puso el áulico Mariano Rajoy para no oír los lamentos quejumbrosos del pueblo en la crisis que nos tocó y sus nefastas medidas económicas. Esa ley que continúa permitiendo abusos tan improcedentes como inhumanos: lo ocurrido con el diputado Alberto Rodríguez (Podemos), al que le arrebataron su escaño (que no es suyo, sino del pueblo tinerfeño que lo eligió), porque lindamente la funesta ley de marras lo permite, baza que no desaprovechó la híbrida presidenta del Congreso, Meritxell Batet (PSOE), que le tenía bastantes ganas, por lo que se vio. Lo acusó un policía de que le dio una patada, pero la patada en realidad se la dieron a él, como escarnecida centella. Después de que la Justicia le ha devuelto el escaño, reconociendo que se equivocó, todavía espera para poder sentarse de nuevo en el Congreso. No hay prisa: es de Unidas Podemos. 

Aquí, para atreverse a decir algo que reviente la mentira hay que tener previa licencia de los poderes fácticos y sus seguidores Marhuenda, Inda o Ferreras = Villarejo. Por esto, entre otras cosas, hay tanto silencio que parece acomodaticio y señal de que todo está inmejorable, consecuencia de este acabado modelo de la mejor y más amplia democracia, modélica y espejo del mundo. Pero ¡vaya!, la Transición nos la vendieron como lo más ejemplar que podía despacharse, faro y luz de las mayores e iluminadoras para cualquier país libre. La figura del censor no tiene cabida ni razón de ser en un sistema político de libertades; sí es necesaria en una dictadura del tipo que sea, pues las dictaduras son todas iguales.

Ahí tenemos a Putin, al que se le abren portalones palaciegos, poniendo de relieve su espíritu napoleónico al aparecer solo y bamboleándose a cada paso que da, colocado allá arriba, también en solitario, frente a una marea de incondicionales para hablarles ex cátedra sobre unos razonamientos que les vienen por inspiración divina. Él es quien piensa por toda una multitud que lo adora, y le teme.

En ciertas democracias vemos que en sus formas quieren ser consecuentes, y al menos, sin profundizar mucho, lo parecen. Pero a poco que rasquemos la superficie, se nota que la democracia-libertad es bastante incómoda, prefiriéndose un ramalazo de dictadura, porque así es más cómodo gobernar. El palo y tentetieso es mucho mejor para los gobernantes. ¿Cuántas cosas vemos en esta “democracia” que son más propias de una dictadura? Hacer caso omiso a lo que dispone y obliga la Carta Magna (tan divinizada por las derechas en todo aquello que les interesa) para la renovación del CGPJ y Tribunal Constitucional, extinguidos sus tiempos, ¿es propio de un sistema democrático puro, o más bien de una dictadura?

¿Qué democracia es ésta que permite a importantes medios de comunicación del país desacreditar, masacrando la imagen de un representante político, de Unidas Podemos, con la invención de mentiras al mejor estilo de la mafia siciliana? Contra Podemos todo vale: ¡qué! del medio año de manera ininterrumpida, frente a la vivienda de Iglesias y Montero, ese grupo de energúmenos violentando día por día la tranquilidad a unos niños de poca edad, y que donde tanto policía como hay en Madrid, ¿nada se pudo hacer?

¿Una Monarquía Parlamentaria, podíamos catalogarla de democrática? No, es imposible. Democracia propiamente dicha será en todo caso la que genera un sistema republicano. Ahí sí habrá libertad, y los ciudadanos gozan de todos sus derechos y obligaciones. No habrá nadie que esté por encima de la Ley.

¿Por qué Pedro Sánchez quiere hacernos ver lo negro blanco? Se encuentra tan cómodo con esta pseudodemocracia, que está privadísimo. La condición de republicano de su partido, no se sabe bien dónde fue a parar, porque él solo se bastó para la conversión (y continuación, pues ésta le viene de Felipe González) a la monarquía borbona impuesta por Franco. Este es un dato más de la afirmación que he hecho: que el PSOE, como partido, ya no existe. Ha muerto, y lo que queda de él es el aparato, con el cabecilla máximo a cada nivel: Estatal, Regional, Insular y Local. Así olvidan defender una verdad palmaria que dice: “El dolor de la mayoría no puede ser la alegría de una minoría”.

Esta semana hubo Debate del estado de la Nación, el que algunos han dicho que se debería llamar más propiamente Debate del estado de España. En el mismo, Pedro Sánchez, ha enumerado diferentes medidas contra la inflación y la crisis energética. Prometió impuestos excepcionales sobre beneficios de las empresas eléctricas y los bancos. Reforzar el Sistema Nacional de Salud. Premiará el auto-consumo colectivo. Impuestos a las grandes entidades financieras. Un Centro Estatal de Salud Pública para mejorar la Gestión Pública de Emergencias Sanitarias. Impulso al Sistema Educativo. Pretende alcanzar un gran pacto de rentas. Y en fin, lo que ha propuesto, como resumen, suena bien la letra, solo falta que le acompañe la música, y ésta sea pegadiza. En el aire quedó sin resolver la inevitable contaminación mediática, que todo lo envenena. Son nuestros diablos familiares, y el ejemplo, que la oposición: PP-VOX-CS, no ayudan en las políticas que mejoran a los ciudadanos, pues lo suyo es la máxima de “Cuanto peor le va a España, mejor para nosotros”. Ésta, la rémora.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana