No defraudó la moción de censura al Gobierno de coalición - por Erasmo Quintana *

Las expectativas se dieron todas. Empezando por la triste y sorprendente imagen de un histórico del eurocomunismo prestándose a enajenar su prestigio profesional y político que sin duda le acompañaba. Si alguna autoridad moral llevaba en sus alforjas, las ha arrumbado por completo para blanquear la imagen de una organización política de corte nazi-fascista, esa que es la heredera natural del más oneroso y rancio franquismo. La moción de censura al presidente del Gobierno de coalición, Pedro Sánchez, resultó ser lo que la inmensa mayoría -que sabe algo de política- imaginaba. No hubo, pues, sorpresa. Sirvió, eso sí, para que los de VOX estuvieran dos jornadas en el punto de mira, y la calidez de los focos. Partido ése que le ha cogido el gusto a las mociones de censura por lo que se ha visto -ésta es la segunda- que para eso la introdujeron los padres de la patria, aunque también es verdad que si las pierden poco o nada les importa, fundamentalmente por las razones más arriba expuestas. 

Esas verdades que recogemos como fieles notarios de la actualidad nos dejan con un cierto mal gusto en la boca, porque ¿para quién o quiénes escribimos los ilusos bienintencionados, que pensamos en la bondad y buenas intenciones ajenas? Sin duda ninguna con una expresión que se nos antoja nueva para una sociedad vieja. Nuestra creación no es ciertamente un grito desgarrado, desesperado que nadie recoge, sino un mecanismo de denuncia y voluntarismo que se nos hace necesario echar fuera para encontrarle un sentido a nuestra vida cotidiana. Así, cuando reparamos en algo importante y cardinal lo queremos perfecto, donde ya no tiene lugar ni cabida doblez alguna ni falsedad. El hombre moderno es igual a aquel antiguo que hacía las Guerras del Peloponeso: los grandes problemas los soluciona matando en masa a sus semejantes.

Allí, en aquel Hemiciclo, en el que reside la soberanía del pueblo, se dio en esta ocasión de todo. Empezando por el profesor Ramón Tamames, que estaba sentado como candidato a sustituir al presidente Pedro Sánchez -si ganaba la moción de censura, claro-, el cual cifró toda su arenga en exponer la crítica de todo aquello que, en su opinión, veía mal y él haría de otra manera. Sin presentar un proyecto de gobernanza propio, sorprendímonos con su afirmación de que “debemos derribar la coalición gubernamental porque lo viene haciendo rematadamente mal”, “que nada bueno ha hecho, y en el andar de estos últimos tiempos todo ha sido catastrófico”, ésto dicho por un profesor de economía que militó en el Partido Comunista de España.

Todo ello sin exponer, como es de rigor en tales circunstancias, el programa que contrapone al desarrollado por el Gobierno que censura. Como todo el mundo sabe, este tipo de mociones deben ser de carácter positivo y edificante, en contraposición con lo que viene haciendo el Gobierno destinatario de la moción de censura. Los portavoces de todas las fuerzas políticas en el Congreso, en particular las que se manifestaron en contra de la censura, estuvieron a gran altura, siendo la que tuvo Yolanda Díaz de las que más sarpullido provocó en las bancadas de la derecha (Partido Popular) y la extrema derecha de VOX. 

Ironía corrosiva fue la de Cuca Gamarra, portavoz del PP, poniendo de manifiesto en su intervención que “A Pablo Iglesias le ha salido una alumna aventajada con Yolanda Díaz”. Tanto le afectaron las acertadas palabras de la intervención de ésta en la tribuna dirigida al candidato Tamames. Tuvo también respuesta del aspirante que, refiriéndose a ella por lo mismo, le espetó: “Su intervención ha sido presentar su programa o proyecto “Sumar”. Lo cierto es que su más que provecta edad le impidió escoger un mejor argumento si tanto le afectó la intervención de aquélla.

Mientras se desarrollaba la extraordinaria sesión parlamentaria, sobrevolaba en lo más alto del bellamente adornado recinto la lucha por la dignidad de la mujer con imaginarias referencias capciosas, en especial del género femenino de la ultraderecha, cargadas de indirectas llenas de veneno con el único fin ridiculizante. Ello es tremendo desde el punto de vista humano, que la mujer, dependiendo del partido al que pertenezca, vea de distinta manera el problema secular de ellas. Estas curiosas posturas del sexo femenino ultra atestiguan y hace que no olvidemos que el problema no es nuevo ni de ahora, que procede del más lejano tiempo. El humano ha sido siempre el mismo, por lo que en remotas calendas la mujer siempre estuvo golpeada por guerras y ejércitos victoriosos que la convertían en botín. La desolación de éstas tenía forma de irreverencia, y eran arrastradas por los pelos, repartiéndoselas enmedio de la lascivia de la tropa que las violaba brutalmente, acabando en subastas públicas como esclavas. Entendamos, por tanto, que la redención de la mujer no es cosa nueva. Lo que sí es nuevo, es el cambio radical de la cultura que la ve igual que a todos los seres humanos sin distinción.

"Si ganan esta batalla, durante cincuenta horas serán los dueños absolutos de todo lo que encuentren más allá de las filas enemigas. Nadie les castigará por lo que hagan, nadie les pedirá explicaciones por lo que cojan…"  (General Alphonse Juin a las tropas coloniales del Cuerpo Expedicionario Francés (FEC) poco antes de la batalla de Montecassino, 1943)

* Gracias a Erasmo Quintana