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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Exabruptos pasionales de la señora Cospedal - por Nicolás Guerra Aguiar

 

FRASE AGUIAR

Exabruptos pasionales de la señora Cospedal - por Nicolás Guerra Aguiar *

 

COSPEDAL

 

La señora Cospedal es la ministra de Defensa del Gobierno español. Sin embargo, su tarea como máxima responsable del Ministerio no consiste en dirigir al Ejército en caso de conflicto bélico, por suerte hoy inimaginable: tal función corresponde a quienes visten el uniforme. Pero debe de haberse identificado tanto con su compromiso ministerial que a veces rompe la lógica de las cosas… cuando no ordena el ¡fiiiirmes, ar!

la desheredada galdós

   Así, en algún momento apunta contra ciertos ciudadanos no afines; abandona razonamientos, coherentes argumentaciones y carga figurados fusiles por la culata, como los galdosianos de La desheredada. Deja de lado, incluso, su condición de persona aguda y razonadora.

 

   Con lo cual, simbólicamente, se asemeja al T-14 Armata (carro de combate o tanque ruso) y al Leopard 2 alemán, ambos con terrible poder destructivo. Otras intervenciones la aproximan –también metafóricamente- a los misiles Patriot tipo 104. Por tanto, a veces aparece con amargo sabor la palabra muerte. Pero siempre relacionada con quienes reclaman responsabilidades políticas -y judiciales, si las hubiera- a sus compañeros de partido.

tanques t 14 leopard 2misiles patriot

rita barberá   Dos ejemplos ilustran mi observación: uno, el caso de la señora Barberá, fallecida en noviembre de 2016. La senadora del PP estaba imputada por el Tribunal Supremo (hipotético blanqueo de capitales del partido durante algún periodo al frente de la alcaldía valenciana). Tras su repentino fallecimiento se extendió con prontitud un dogma: había sufrido un infarto agobiada por la fuertísima tensión psicológica a que la tenían sometida algunos medios de comunicación (la “Prensa canalla” valleinclanesca de Luces de Bohemia).

cospedal barberá   Tal es así que algunos periódicos incluso se lo creyeron, e iniciaban el desarrollo de la noticia con tal afirmación… anterior a la autopsia. Casualidad o desarreto del subconsciente, pero en febrero del mismo año la señora Cospedal fue necrológicamente visionaria sobre la señora Barberá: "Hay veces que parece que la gente hasta que no ve a determinadas personas morirse de un infarto, no van a parar. El acoso es brutal". Así defendía la inocencia de su compañera en el caso Taula.  

villalobos   Inmediata invocación a la muerte rigurosamente aprovechada por la señora Villalobos, varias veces ex y diputada desde el milenio anterior (1989): “La habéis condenado a muerte", exabruptó frente a un grupo de periodistas tras la partida al “candy crush” jugada en sesión del Congreso.

catalá   Además, el señor ministro de Justicia (“Cada uno tendrá sobre su conciencia lo que ha hecho y ha dicho") dejó caer –al menos así lo entendí- que hechos y dichos ajenos podrían tener indirecta relación con el supuesto infarto de su compañera, pues ambos –“dichos y hechos”- se colocarán sobre la conciencia de cada uno. Es decir, en segunda acepción serán espadas de Damocles sobre el “Sentido moral o ético propios de una persona”.  (¿Quiénes son “cada uno”? No lo dijo. Pero la señora Barberá había sido citada por el señor juez instructor en calidad de investigada –antes, “imputada”-.)

   La Ciencia médica (autopsia) sentenció poco después y echó por tierra tales insinuaciones sobre periodistas y otros: “Grave problema de cirrosis irreversible, uno de los detonantes principales de su muerte”. Así pues premoniciones, conjeturas, contactos con el más allá o fórmulas celestinescas de laboratorio cayeron por su propio peso. Además, no fueron periodistas o políticos de la oposición quienes llevaron a la señora Barberá ante los tribunales: esa acción corresponde a estamentos judiciales. Y a sus señorías toca el archivo de la causa o su tramitación. Señorías, debe recordarse, miembros de la misma institución judicial que ordenó el encarcelamiento del Gobierno catalán.

CIFUENTES   El segundo ejemplo está relacionado con la señora Cifuentes, exdelegada del Gobierno en Madrid, presidenta del PP y, a la par, presidenta de la Comunidad madrileña. Anda esta señora trabada en hipotéticas contradicciones relacionadas con un máster (memoria final acaso secuestrada; inasistencia a clase; confusos “no presentados” acaso transformados en notables…) y que impactaría también sobre la credibilidad y honor de una institución pública universitaria.

cifuentes cospedal   La señora Cospedal, en su defensa, vuelve a hacer presencia de la muerte. Así, en alto grado de desajuste emocional, afirma: “A algunos les gustaría conseguir lo que no consiguió un accidente de tráfico mortal” sufrido por la señora Cifuentes en agosto de 2013 mientras pilotaba su moto. El impacto con un coche, en efecto, la llevó a su ingreso en la Unidad de Medicina Intensiva con pronóstico grave.

   Pero grave no significa mortal, en absoluto: la señora Cifuentes se recuperó al paso del tiempo (visibles son algunas secuelas). Lo cual, según la esquela mortuoria de la señora Cospedal, puede llevarnos a un sinsentido: permanece entre nosotros cual espíritu imperecedero; o acaso es tal el apego a su altísima responsabilidad política que no murió a pesar de haber sufrido “un accidente de tráfico mortal”. 

   Por los casos expuestos, estimado lector, uso la construcción “exabruptos pasionales” (‘salidas de tono por efecto desordenado del ánimo’) cuando titulo este artículo.  La muerte inesperada de una amiga (señora Barberá) y las portadas de periódicos con noticias sobre la mar de fondo en torno al máster de otra (señora Cifuentes) pueden llegar a aturdir la capacidad de raciocinio y estabilidad emocional. Por tanto, que la señora Cospedal presagiara infarto donde hubo cirrosis y considere accidente mortal el sufrido por la actual señora presidenta de la Comunidad madrileña son solo desajustados pareceres. 

   Sin embargo, la profesional disposición de eldiario.es a investigar y publicar aparentes anomalías de un personaje público (“una personaja” suena a ofensa al honor) no puede exacerbar la serenidad de la señora ministra, muy rigurosa y clarividente mientras pasa revista de rojo y azul, como la tropa. Por tanto, mantengo la suposición: hubo en su ánimo cierto redoble de tambores que la desestabilizó apasionadamente. Pero las sospechas sobre el máster (reforzadas por contradicciones, aparentes incoherencias, declaraciones de testigos…) no son acusaciones, en absoluto, sino constataciones. Y hasta el momento, no rebatidas.

   Nadie, pues, atentó contra el corazón de la señora Barberá.  Ni mucho menos contra la vida de una muerta: “Los muertos que vos matáis / gozan de buena salud”.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR RESEÑA