Yo exijo una educación privada, pero me la pagas tú, papá Estado - por Erasmo Quintana *

El problema fundamental de una sociedad, colectivo o grupo social de cualquier índole es solucionar la escasez de algo esencial y proveerse de aquellos bienes que le son indispensables, según su cultura e idiosincrasia. Partiendo de esta premisa, los objetivos deben ser claros. Vemos que el Estado, es decir, nosotros, tenemos que autoimponernos solidaridad, y el entramado institucional público atender las carencias individuales y colectivas. Hay una opinión muy extendida en nuestro país, según la cual, para que haya libertad de educación, el Estado debe sufragar la Pública y la Privada con el mismo esfuerzo presupuestario. Esta exigencia no parece justa, pues así como la Pública contempla que no quede atrás ningún alumno por su situación económica familiar, tenga o no recursos, la Privada es solo para una determinada clase social, con  inclinación ideológica (la religión Cristiana), no pudiéndose beneficiar de ella si no pertenece a ese estatus de holgado poder adquisitivo, y cuyas creencias no correspondan a la católica, apostólica y romana.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, adelanta que no renovará en diciembre a 1.300 profesores, y los sindicatos se ponen en lucha abierta pidiendo la renovación de estos docentes, alegando que desempeñan funciones como sustituciones, tareas de tutoría o especialistas en el caso de Primaria, y guardias u otras labores en Secundaria. El gobierno de Madrid se niega a renovar los profesores de refuerzo que contrató para hacer frente a la pandemia. Lo ha corroborado el consejero de Educación, Enrique Ossorio, reiterando que los contratos de esos 1.300 profesionales para refuerzos se habían hecho solo para el primer trimestre del curso escolar, con el fin de compensar las mermas en la educación de los alumnos por los meses del confinamiento.

Los sindicatos se han puesto en pie de guerra, toda vez que consideran imprescindible la prórroga de estos contratos hasta el fin de curso, puesto que es fundamental que estos docentes continúen en los centros. Además, hay que tener en cuenta que estos profesores vienen desempeñando otras funciones como sustituir a otros docentes que se quedan en cuarentena, entre otras varias funciones. Los sindicatos CCOO y UGT han convocado una concentración frente a la Consejería de Educación para protestar contra estos despidos, que dejarán a 20.000 alumnos madrileños sin profesores de refuerzo. Se observará que este problema se circunscribe a la Enseñanza Pública, porque de la Privada ni se habla, ni se toca. Quiere esto decir que siempre el problema se concentra en lo público, para el que nunca hay suficiente dinero y es de fuerza ahorrar. La Enseñanza Privada cuenta con lo que haga falta. Nunca hay problema: papá Estado paga. Es además, un sello identitario del Partido Popular, ya que para este partido todo lo público no funciona, siendo lo privado más eficaz y de mayor provecho.

Aparte la eliminación del castellano como idioma vehicular en Cataluña, la Ley Orgánica de Modificación de la LOMLOE, de la ministra Isabel Celaá, (el 19 de nov. se votó y ganó en el Parlamento) permite distribuir a los alumnos por centros, reduciendo muy significativamente la elección educativa de los padres;

estamos inmersos en una economía de guerra, y “crean -dicen los católicos del PP-, un escenario de desigualdad de oportunidades para las familias e imponen una ideología laicista (como debe ser, digo yo, en un Estado de derecho y aconfesional) impropia de un Estado no confesional” (¿?).

Se acabaron, pues, los privilegios y la obligación del Estado es que la Enseñanza llegue al último de los españoles con las máximas garantías de que recibe una educación de calidad. La obligación no es mantener ventajas de un ciudadano sobre otro. Los centros privados reclaman “libertad de elección” (la libertad para la derecha significa “privilegio”), pero si quieren una enseñanza más elitista y de mayor calidad religiosa, que se la paguen de sus bolsillos. La obligación del Estado es que una enseñanza laica y pública de la máxima calidad llegue a todos los ciudadanos sin distinción. La Educación Concertada ha sido retocada en aras de una mayor justicia social.  

 * La casa de mi tía agradece la  gentileza de Erasmo Quintana