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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

La farsa de «Sumar». Carta abierta a Yolanda Díaz - por Lidia Falcón

 

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La farsa de «Sumar». Carta abierta a Yolanda Díaz - por Lidia Falcón, abogada, presidenta del Partido Feminista *

Me dirijo a usted para comentarle su proyecto “Sumar». Los datos que nos ofrece de su ambicioso proyecto no permiten hacerse muchas ilusiones sobre la firmeza de su ideología a quienes como yo pertenecemos a la izquierda marxista, en la que yo creía que usted también está instalada, puesto que sigue perteneciendo al Partido Comunista de España, según tengo entendido, si es que esta organización sigue siendo marxista. Usted replicó una vez a un periodista que el que la patronal la acusara de marxista era una tontería, y yo le escribí en esa ocasión preguntándole si la tontería era que usted fuera marxista o si el marxismo era una tontería. Lamento que no me contestara, aunque la carta fue publicada en el periódico digital “Público”.

Pero ante las declaraciones que le he escuchado hoy en Radio Nacional ya ha quedado clara su respuesta, usted no es marxista ni pretende serlo. Y eso no sería más que una clarificación al fin de su postura ideológica si no hiciera a la vez gala en todas sus declaraciones de estar en la izquierda. Pero yo, que la he conocido cuando ambas pertenecíamos a Izquierda Unida, ya sé que para usted no es importante una definición rotunda de su ideología. La recuerdo en una Asamblea Política y Social haciendo un elogio encendido de IU, para verla unos días después abrazada –literalmente- a Pablo Iglesias, con el que ahora no coincide. Su marxismo se parece más al de Groucho que al de Karl.

Que no es de izquierda, aunque tenga el carnet del PCE, lo ha dejado claro cuando en su discurso no aparece ni por asomo una referencia a la República, no la hemos oído ni una crítica a esta monarquía corrupta que es la carga más humillante que soporta el país desde la Transición; como tampoco entra en su campaña exigir que España salga de la OTAN, la organización criminal más importante del mundo y elimine las bases militares estadounidenses. Es imposible que pretenda situarse en la izquierda cuando es capaz de apoyar las decisiones de Pedro Sánchez de enviar armas ofensivas a Ucrania, de aumentar el gasto de defensa nacional y la aportación al presupuesto de la OTAN, siguiendo servilmente las órdenes del Departamento de Estado de EEUU, amén de aceptar la creación de un ejército europeo.

Señora Díaz, oponerse a semejantes infamias constituye la seña de identidad de la izquierda, y yo precisaría más, de la de toda conciencia humanitaria, que no tiene la derecha porque solo apoya los propósitos que le permitan al Capital y al complejo militar industrial aumentar sus beneficios, aunque sea a costa de los sufrimientos y el genocidio de pueblos y naciones en todo el planeta.    

Como usted defiende su “neutralidad” para no declararse ni de izquierda ni de derecha y huye de toda identificación con una formación política determinada, incluido su partido, para no quedarse en “el rinconcito de la izquierda” como dice, me pregunto en qué consistirá ese proceso de “escucha” que ha iniciado después de muchos meses de anunciarlo. Es decir, ¿A quién va a escuchar? ¿A todo el mundo? En sus declaraciones ha hecho mención de los problemas de las clases trabajadoras, pero no precisa que esa escucha se limite al proletariado. Continuamente menciona a la ciudadanía y a los ciudadanos, lo que abarca un universo mucho más amplio en el que no sólo por clases sociales encontramos a la clase media, la pequeña y media burguesía, empresarios, profesionales, profesores, liberales, sino también la amplia gama de adscripciones ideológicas. Escuchar a todo el mundo como usted repite significa que escuchará a los liberales que quieren desregularizar el mercado de trabajo y bajar los impuestos, a los populares y a VOX que pretenden prohibir el aborto en toda situación, derogar la ley de eutanasia y el matrimonio homosexual y eliminar las ayudas sociales, a los fieles votantes socialistas que dejarán las cosas como están, contentos con las ayudas económicas que promete el PSOE. ¿Y usted qué va a escoger de todas esas propuestas?  Porque por sus discursos parece que usted no tiene programa. Aunque a la vez ha repetido que quiere subir los impuestos a la banca y a las eléctricas, los salarios, las pensiones, las ayudas sociales, ¿cómo casará esto con los propósitos de la patronal del IBEX 35 y de la mediana empresa? Y si ya tiene el propósito de llevar a cabo reformas que solo benefician al proletariado, ¿para qué tiene que escuchar a todo el mundo? ¿No lo considera una pérdida de tiempo y un engaño a los otros que acudan a plantearle sus deseos, sabiendo que no ha de contentarles?

¿O es más bien que está usted haciendo campaña electoral sin decirlo y falsea sus propósitos? Quienes la conocemos sabemos de esa astucia e hipocresía que ha utilizado para pasar de Izquierda Unida a Podemos y después salir de aquella para abrazarse apasionadamente a Iglesias y ser designada por este para sucederle y después apartarse de él con evidente disgusto, y a la vez de ser comunista estar apoyando sin condiciones al gobierno del PSOE. De modo que esta nueva farsa de pasearse por toda España “escuchando” a la gente encubre el propósito de iniciar una nueva formación política sin decirlo, porque conoce el desprestigio popular de los partidos políticos, por lo que no quiere que participen en “Sumar”, porque la contaminan, en un “remake” del populismo de Podemos, ya conocido.

Al mismo tiempo acabo oírla decir que usted no habla de izquierda ni de derecha sino de ciudadanía y veo a Iglesias declarando lo mismo en la televisión cuando saltó al estrellato. Le recuerdo la inmortal frase de Cervantes de que “segundas partes nunca fueron buenas”. La repetición del fenómeno de Podemos, con otro nombre y los mismos planteamientos y añagazas es un plagio, no tiene nada de original ni de nuevo, y es de temer que tampoco conquistará a las masas a las que engañó en su tiempo y que ya han aprendido de lo efímero e imposible de sus promesas. Sobre todo, después de que Iglesias ha dejado el amargo regusto de su huida cuando el barco se escoraba, en una repetición aburrida de las experiencias de Syriza con su líder fantasioso, Varufakis, el Movimiento 5 Estrellas con sus Beppe Grillo, los disparates de Salvini y su Liga en Italia, y la multiplicación de experimentos, todos iguales, de Ganemos, los Comunes, las Mareas, los Más País, y diez o doce nombres más en la misma línea que salpican la geografía española.

Yolanda Díaz cree, con gran optimismo, que ella será dominante por ser Ministra de Trabajo, pertenecer al gobierno y haber cosechado los triunfos del salario mínimo vital, los ERTES, el aumento de 11 euros del salario mínimo y la reforma de la reforma laboral, de la que hoy se manifestaba exultante con el descenso del paro y el aumento del trabajo indefinido. Pero como todo ello apenas mantendrá con vida a los amplios sectores de trabajadores que viven entre la pobreza y la miseria, a los jóvenes sin futuro sub empleados, a la clase media también estrangulada por la inflación, el aumento de las energías y la falta de sectores de producción donde ubicarse, cuando lleguen las elecciones en el otoño de 2023 quizá no apreciarán tanto la labor de Yolanda Díaz ni su proceso de escucha y se echen en brazos de aquellos que les prometen paraísos imposibles, pero con grandilocuencia y seguridad. Que el pueblo trabajador suele engañarse con las soflamas fascistas cuando le han decepcionado los gobiernos liberal-socialistas, que en realidad son los mejores amigos del Capital. 

Y dejo para el final, pero “at last but not least” los propósitos que abriga nuestra líder de “Sumar” respecto a las mujeres. Esa mañana no le he oído una palabra sobre cómo resolver la terrible lacra de la violencia contra las mujeres con sus manifestaciones de asesinatos, violaciones, acoso sexual, ni la esclavitud de la prostitución, la perversión de la pornografía, el infame negocio de los vientres de alquiler, el drama de las madres divorciadas y la infamia de las custodias compartidas, las diferencias salariales, la preterición en los puestos de trabajo, el paro femenino, la conciliación de la maternidad con el trabajo remunerado, y todas las represiones, humillaciones e injusticias que pesan sobre ellas por el imperio del Patriarcado. Porque a usted no le interesa resolver la represión que sufre la mujer, que es la clase social y económica más explotada del mundo. Lo que sí menciona alguna vez son los derechos LGTBI, que como ahora ocupan el estrellato mediático considera que es oportuno mencionarlo. De la oposición que el Movimiento Feminista lidera contra las leyes trans que se propone aprobar el gobierno, no dice una palabra. No tienen lugar en su agenda. No sé si escuchará las críticas que hemos vertido en estos últimos años muchas dirigentes y militantes del MF contra la infamia que suponen esas leyes que hacen desaparecer a las mujeres. Porque para usted este tema no tiene importancia. Al fin y al cabo, son cosas de mujeres.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Lidia Falcón

lidia falcón reseña
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MANCHETA JULIO 22