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jueves, 25 de abril de 2024 23:27h.

Fumata - por Crisanto el de Botazo

Uno, que es un observador nato, no podía reprimir su asombro ante las caras de la gente que abarrotaba la Plaza de San Pedro...






 

Fumata - por Crisanto el de Botazo

Uno, que es un observador nato, no podía reprimir su asombro ante las caras de la gente que abarrotaba la Plaza de San Pedro. Desde el momento en que apareció la fumata blanca se formó una algarabía y una transformación en el comportamiento del personal. Es verdad que la masa embobece a sus integrantes, pero nunca creí que ante un acontecimiento como ese, miles y miles de personas se pusieran a gritar, brincar, llorar, etc. Parecía un concierto del último número uno de la lista de cualquier multinacional del disco. Delirante, daba lo mismo que fueran clérigos que seglares, era al unísono, y creo también que daba lo mismo el nombre que fuera anunciado una hora después, es como si se hubiese aparecido en el humo blanco un ser sobrenatural; parece que todos estaban huérfanos porque el anterior Papa renunció.

La verdad, creo que el ser humano no puede llegar a este grado de alienación mental, de dejarse llevar por ese fervor religioso sin un análisis previo, y que conste que no ocurre solo entre los católicos, porque ahí tenemos a los musulmanes que nos están dando pruebas diariamente de casi lo mismo o peor.

Otra cosa que observé fue que después de nombrar al Papa Francisco hubo como una decepción generalizada, una especie de desencanto, se amortiguaron las sonrisas para dar paso a un rictus que transmitía sumisión o una especie de “es lo que hay”, o como decía un obispo que estaban entrevistando por una canal de televisión: “si el Espíritu Santo lo eligió es porque es el mejor”, aunque no podía disimular su frustración.

En fin, después de la fumata, Habemus Papam, aunque le haya dado la comunión al criminal de Videla.

Crisanto el de Botazo