cuestionar la noción de colapso
¿GREEN NEW DEAL o colapso y el deseo de convivir?- por Federico Aguilera Klink
¿GREEN NEW DEAL o colapso y el deseo de convivir?- por Federico Aguilera Klink *
"Los problemas [ambientales] (…) no se resuelven desde la razón, solo se resuelven desde el deseo de convivir, de modo que esos problemas no aparezcan o se corrijan si aparecen, porque no se quiere convivir en ellos”.
Humberto Maturana. Prefacio a Desarrollo humano y ética de la sostenibilidad”. Antonio Elizalde. 2003.
Desde hace un tiempo hay una polémica, o algo similar, destinada a distorsionar los diagnósticos y planteamientos de los movimientos ecologistas con fines electorales. Esta polémica trata de cuestionar la noción de colapso y sus implicaciones, por su radicalidad y lucidez y defiende, como “opción políticamente realista”, el llamado Green New Deal, algo que, supuestamente, sería más aceptable por la supuesta socialdemocracia y sus votantes. Lo mismo hacen, imagino, apoyando a Zelensky para que no se asusten los posibles votantes.
Si entiendo bien, primero nos construyen como “personas” y se nos enseñan hábitos de “pensamiento” (más bien de repetición) y de “comportamiento” que parecen autónomos, luego la propaganda sigue y nos construyen como “votantes”, y ahora nos quieren construir como votantes “verdes” no colapsistas para no asustar a los que mandan. Aunque ya hemos visto que el poder real, político-empresarial-judicial-policial, no respeta en absoluto los resultados de las elecciones. En fin, todo un despropósito, desde mi punto de vista. Los enlaces más abajo muestran algunos aspectos de la polémica.
http://tratarde.org/unas-pocas-observaciones-sobre-colapsismo/
https://vientosur.info/una-ofensiva-anticolapsista/
https://ctxt.es/es/20230101/Firmas/41667/colapsismo-debate-green-new-deal-decrecimiento-mas-pais.htm
Es obvio que sin un buen diagnóstico no puede existir una buena solución a un problema. Por otro lado, apoyarse en un supuesto realismo político para tratar de legitimar opciones es desconocer por completo, y más en temas ambientales, la profunda sumisión que los supuestos gobiernos tienen con respecto a los grandes intereses corporativos y que estos partidos nunca se van a tomar en serio los temas ambientales.
Hacerlo, significaría cambiar todo. Todo lo que no queremos/podemos ver, desde la irrelevancia de los presuntos gobiernos hasta nuestros hábitos de consumo, pasando por el saqueo criminal que los hace posibles y que exige la imposibilidad violenta de convivir. Esto, lo que vivimos actualmente, no es convivir.
Y es que, como ya nos advertía Castoriadis, hace tiempo, en “Una sociedad a la deriva”, “si se han constituido movimientos ecológicos no es solamente porque los partidos existentes no se preocupen del problema, sino también porque la gente se da cuenta de que, si bien es cierto que los partidos hablan de ecología, sólo lo hacen por razones demagógicas, y que con estos partidos nunca ocurrirá nada diferente”. (1979). También criticaba este autor a los ecologistas que solo ven el aspecto del consumo y de la contaminación pero no el cambio profundo que requiere “devolver el sentido al hecho de trabajar, de producir, de crear y también de participar en proyectos colectivos con los demás, de dirigirse a sí mismo individual y colectivamente, de decidir acerca de las orientaciones sociales”, (1993) algo que no preocupa precisamente al Green New Deal ni a mucha gente dado el estado de manipulación y de ausencia en el que vivimos que nos impide ver lo evidente, como señala El Roto.
Y es que, como es bien sabido aunque no se quiera/pueda reconocer, resulta interesante (como ya he señalado muchas veces) que sea el Informe Brundtland (Nuestro futuro común) publicado en 1987, y que tanto se cita para hablar de sostenibilidad sin demasiada profundidad, el que afirma que "los países industriales predominan en la adopción de decisiones de ciertos órganos internacionales clave y ya han utilizado gran parte del capital ecológico del planeta. Esta desigualdad es el principal problema ‘ambiental’ del planeta". Efectivamente, esta desigualdad en la toma de decisiones (léase imposición violenta de decisiones) y en la apropiación del capital ecológico del planeta por parte de los países industriales (léase saqueo del planeta por parte de estos países) es una buena y ‘delicada’ manera de definir cuál es el principal problema ambiental.
Sólo tenemos que prestar atención a las guerras que ‘Occidente’ declara y promueve una y otra vez para saquear los recursos naturales en nombre de la democracia, los derechos humanos, la competitividad y el mercado. El dibujante Miguel Brieva expresa perfectamente esta situación basada en la violencia con el ejemplo del coste real de un “juguetito”, el teléfono móvil, y el precio que pagamos los consumidores.
Precisamente, el rechazo de Rusia a ser invadida y saqueada por este Occidente “democrático” y la guerra a la que se la ha conducido nos da una buena idea, aunque la mayoría de la gente no lo vea gracias a la propaganda, de lo que es Occidente y la UE. Más, ahora que tanto Merkel como Hollande han reconocido, por si había dudas, de que los acuerdos de Minsk solo fueron una estratagema para engañar a Rusia y ganar tiempo para poder armar a Ucrania. Y aquí defendiendo el Green New Deal…y apoyando a Zelensky, un programa muy completo de presente y de futuro.
Por su parte, OXFAM ha expresado lo anterior de manera muy clara basándose en estadísticas de emisiones de CO2 que, a su vez, reflejan el uso y apropiación o saqueo del petróleo y de los demás recursos naturales requerido por los hábitos de consumo de las élites occidentales y, en parte, de sus clases medias privilegiadas. No en vano el 10 % de la población del planeta es responsable del 50 % de las emisiones y del uso de los recursos mientras el 50 % de dicha población lo es del 90 % . Por lo tanto no es el mal llamado Antropoceno, que significaría que “todos somos responsables”, sino el Capitaloceno, un sistema capitalista criminal al que algunos despistados llaman economía de mercado.
El cambio, pues, requiere no un Green New Deal cosmético sino un Programa de reconstrucción ecológica como el señalado por Barry Commoner en 1971, basado en el deseo de convivir y en el fin de este capitalismo. Todo lo que no sea eso nos lleva a más barbarie y, quizás, a una guerra nuclear.
“Si los Estados Unidos se embarcaran en un programa de reconstrucción ecológica, podrían satisfacer sus actuales necesidades de comida, vestidos, vivienda y otros elementos básicos, gastando mucho menos que ahora en energía y en recursos no renovables. Y si estableciesen la necesaria economía ecológicamente sana y socialmente productiva, esto tendría un impacto sobre la disponibilidad de recursos para el resto del mundo en proporción a la gran cantidad de estos recursos que ahora consume el país. …a menos que los Estados Unidos se empeñen en fraternizar pacíficamente con el resto del mundo, no tendrán jamás los recursos productivos para su propia restauración ecológica, ni la necesaria colaboración del mundo para realizarla”. (El círculo que se cierra).
* En La casa de mi tía por gentileza de Federico Aguilera Klink
