Buscar
sábado, 20 de abril de 2024 11:34h.

Herencia española en Guatemala - por Nicolás Guerra Aguiar

Fue el 31 de enero de 1980 cuando la policía guatemalteca asaltó la embajada española sin autorización del titular...

Herencia española en Guatemala - por Nicolás Guerra Aguiar *

   Fue el 31 de enero de 1980 cuando la policía guatemalteca asaltó la embajada española sin autorización del titular. A las órdenes del jefe policial asesinó a 37 personas: el cónsul general y funcionarios españoles a quienes acompañaban estudiantes y campesinos nativos. Estos la habían ocupado para denunciar ante el mundo la represión militar. Dos días después, ante la misma embajada, la misma policía vuelve a intervenir: ahora asesina a tiros a dos estudiantes (uno de ellos, ironías, de apellido España) que habían acudido a las exequias.

   Hace pocos meses el jefe policial fue condenado a 90 años de cárcel por ambas actuaciones. Sin embargo, algunos organismos internaciones y amplios sectores de la sociedad guatemalteca insisten en que había recibido órdenes superiores, exactamente del presidente, un general que violó los más elementales derechos humanos durante su dictadura. Murió en Venezuela tras el derrocamiento por otro general. Y aunque Rigoberta Menchú, premio nobel de la paz, denunció la colaboración de otros generales y reclama su enjuiciamiento, lo cierto es que oficialmente solo hubo un encausado.

Pedro Gracía Arredondo, expolicía guatemalteco condenado

   El 24 de enero de 1977 se produjo en Madrid “La Matanza de Atocha”: un grupo de ultraderechistas asesinó en sus despachos a cinco abogados laboralistas de CC OO y dejó cuatro heridos, algunos vinculados al PCE. La policía detuvo a los directos intervinientes (no habían huido, tal era su prepotencia) y en 1980 hubo sentencia condenatoria. Durante la investigación el juez encargado del caso no aceptó que pudiera haber responsables intelectuales e inductores en altas instancias del poder. Incluso uno de los detenidos se benefició de un sorprendente permiso penitenciario concedido por el mismo juez… y escapó al extranjero. Aunque fueron citados a declarar los jefes de Fuerza Nueva, todo quedó en los sicarios. (A diferencia de Guatemala, en España no hay ninguna Rigoberta Menchú que reclame el total esclarecimiento del caso.)

    Mientras la hoy dimitida vicepresidenta de Guatemala se encuentra en prisión preventiva bajo la acusación de liderazgo en una poderosísima red de asociación ilícita, caso especial de defraudación aduanera y cohecho pasivo, el Parlamento de aquel país retiró al presidente su inmunidad (expresidente desde el miércoles). Por tanto, un juez firma la orden de detención e ingresa en la cárcel el jueves: lo acusa de los mismos supuestos delitos que a su ex vicepresidenta (la fiscalía habla de beneficios millonarios). Pero como no hay dos sin tres, aparece en escena un personaje hoy en ignoto paradero: el secretario privado de la vicepresidenta. (Para unos, el verdadero urdidor de la trama. Para otros, el necesario “desaparecido” sobre quien recaerán los dedos acusadores de tan altos políticos guatemaltecos.) 

   Hace pocos meses el señor Ruz, juez de la Audiencia Nacional española, llegó a la conclusión de que el PP operó con varios sistemas de cuentas que registraron corrientes financieras de entradas y salidas de dinero: "Al margen de la contabilidad oficial declarada por el partido y presentada ante el Tribunal de Cuentas, funcionando las referidas cuentas a modo de contabilidades paralelas, cajas de dinero en efectivo o cajas B. Estas sumas no se integraron ni en los libros contables ni fueron declaradas a la Hacienda Pública", tal leo en infoLibre. Y aunque el supuesto delito fiscal cometido en 2006 ya habría prescrito, la reforma de la sede del PP en Madrid (planta baja) ascendió a 1,7 millones de euros pagados supuestamente con dinero negro. Además, el señor Bárcenas –tiene derecho a la presunción de inocencia, no es un delincuente- declaró que en las obras de la sede del PP balear hubo también colaboración económica de algunos empresarios.

    Aunque intenta ironizar sobre las conclusiones investigadoras en torno a la hipotética financiación ilegal del 3% el señor Mas, honorable catalán, defiende a Convergencia, su partido, y pretende distraer la atención sobre un aparente oportunismo del PP en visperísimas electorales catalanas. Pero olvida el señor Mas que tal investigación no es la única: muy al contrario, las sospechas vienen de atrás y, según parece, con más que documentados argumentos. Los Pujol, por ejemplo, pueden servir como tarjeta de presentación.

   Desde siglos atrás, España dejó su impronta en América. Y América, además, aprendió la lección como alumna sobresaliente y destacada. Guatemala es, de todas las antiguas colonias, solo un ejemplo inmediato de lo que España exportó a tales tierras a cambio, claro, de riquezas que llegaron a Extremadura, Andalucía… y bestiales enriquecimientos de catalanes a costa de los cuerpos ya ennegrecidos de africanos a quienes vendieron como esclavos para explotar, entre otras, las inmensas propiedades que el rey de España les había concedido.

   Pero hay, claro, una gran diferencia: Guatemala no es España. Ni alcanza sus desarrollos económico, cultural, político, industrial… Ni su pasaporte es el octavo más codiciado por quienes pretenden abandonar su país a la búsqueda de mundos sin guerras, con flexibles respetos a los derechos humanos (sobre todo si los humanos no son sirios, afganos, iraquíes, nigérrimos negros…). Ni los poetas españoles hablan de añoranzas de libertad (ya lo hicieron en la España peregrina, en Antología Cercada…) como hasta hace muy poco cantaron los guatemaltecos (que ya no podemos morir / porque la libertad / no tiene muerte)…

   Y a pesar de todo, claro, hay otra gran diferencia: ellos acaban de condenar al más directo responsable de 39 asesinatos cometidos en 1980. Pero España no ha llevado a los tribunales ni tan siquiera a quienes ordenaron los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975 cuyos juicios, según desapasionados organismos internacionales, estuvieron cargadísimos de irregularidades. ¿Qué pasará con los casos Gürtel, Bankia, ERE, Palau, Bárcenas…, corrupciones en Valencia, Madrid, Andalucía, Cataluña…?  ¿Se juzgará alguna vez a los Pujol con el exhonorable a la cabeza?

* En La casa de mi tía por gentileza del Nicolas Guerra Aguiar