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sábado, 20 de abril de 2024 00:21h.

Ese hijo de la gran puta... - por Nicolás Guerra Aguiar

 

FR NGA

 

JOSÉ RODRÍGUEZ VACAS HIJODELAGRANPUTA
JOSÉ RODRÍGUEZ VACAS HIJODELAGRANPUTA

Ese hijo de la gran puta... - por Nicolás Guerra Aguiar *

El título que encabeza este artículo, estimado lector, puede parecer maleducado (y lo es), ordinario (también), basto (incluso), vulgar (además), desagradable (encima), barriobajero (asimismo), hortera (aun), arrabalero (otrosí)... y hasta soez. 

  Pero con su benevolencia voy a mantenerlo (yo hubiera usado las construcciones “hijo del alterne”, “hijo de condón roto o descosido”, mucho más refinadas). A fin de cuentas en el mensaje enviado al señor presidente del Gobierno, salvo el demostrativo “Ese” todo lo demás (incluida la unión de cinco palabras en una, “hijodelagranputa”) tiene propietario intelectual, anímico. Es un tal Rodriguez (sic) Vacas, Jose (sic), licenciado en Derecho, “con dominio de las ramas de Penal y Civil”. 

JOSÉ RODRÍGUEZ VACAS
JOSÉ RODRÍGUEZ VACAS

  Y le salió mal, adelanto, pues fue civilmente penalizado por el señor alcalde madrileño con apertura de expediente y todo, ¡válgame Dios!, supuesto atentado del PP a la libertad de expresión constitucionalmente reconocida. Además, tal declaración pública del tal “universitario” había sido recomendada para evitarle desagallos psicológicos, desaladores traumas, desajustes de personalidad, desarretos anímicos. Algo así como un desahogo, (¿una fétida mascada o bosta?), una descarga imprescindible si se pretende iniciar el camino de la eterna felicidad como cuando en carnavales uno encuentra el rincón para evacuar el pipí cocacolado y roniado con Artemi...

PÍPÍ EN LA CALLE
PÍPÍ EN LA CALLE

 Cómo orinar en la calle discretamente

 

Por una entrevista al tal Rodríguez (sic)  Vacas (“PAGINA del distrito.com”) supe algo de su biografía. No solo era jefe de la Unidad Integral de Distrito San Blas (Policía Municipal madrileña), sino que sospecha de “cogoteros” extranjeros (mayoritariamente) como autores de asaltos a los viejitos cuando van al banco a cobrar la pensión. (Por cierto: aprendo otra palabra del argot policial, “cogotero”, no registrada en el Diccionario. La supongo relacionada con cogote o totizo. Por tanto, los cogotazos a los angelitos de Dios convertían en “cogotero” a un maestro de La Graduada -Gáldar- cuando le entraba el tembleque o baile de sambito - san Vito.)

EL TOTISO
EL TOTISO, SEGÚN CHO JUAÁ

  Tiene el texto -escrito en su perfil de Facebook- tres formas verbales personales (“Vete, deja, podamos”). Las dos primeras se encuadran en el tradicionalmente llamado “modo imperativo”, es decir, un modo gramatical de las lenguas que en segunda acepción (RAE) manda, ordena. 

POLICÍA LOCAL "GUINDILLA", POR CHO JUAÁ
POLICÍA LOCAL "GUINDILLA", POR CHO JUAÁ

  Y aunque a veces tal orden aparece más como ruego o súplica que como una exigencia (“¡Anda, querío; recoge los machanguitos, tenemos que disno, no me haga sufrí!”), cuando hay un uniforme por medio tal imperativo debe entenderse al pie de la letra. Por tanto, el señor Rodríguez (sic) Vacas, investido por la autoridad inherente al cargo de jefe de la Unidad Integral, dispone sobre el señor presidente del Gobierno y le ordena el exilio exterior a otra nación (“vete de este país”) o, incluso, a un lugar mucho más lejano que la puñeta, acaso vecina galaxia. Pero como en la primera “visuá” al documento podría suponerse muy mala leche, nada extrañaría que pretenda enviarlo a otro destino bastante más jodelón e insoportable: ¡jefe de la oposición!

  Sin embargo, puede que el aparente exabrupto solo sea poetización simbólico – metafórica (cargada, eso sí, de exquisita y sensible educación) sobre la presencia del ser humano en la Tierra. Más: podría incluso desearle paraísos, cielos y glorias al señor Sánchez, pues la invitación acaso se refiera a los cuatro primeros versos de la V copla manriqueña: “Este mundo es el camino / para el otro, qu’es morada / sin pesar; / mas cumple tener buen tino / para andar esta jornada / sin errar”.  

JORGE MANRIQUE

 

  Por otra parte, la consideración del señor Sánchez como “hijolagranputa” tampoco es insulto, ofensa, ni mucho menos improperio. Muy al contrario: se vuelve loa, alabanza, quizás hasta manifestación de envidia. Más aún: lo sublima, exalta, eleva a un grado infinitamente superior, casi reservado para muy pocos seres humanos, exclusivo para semidioses. Tal aproximada deificación la confirma nuestra lengua, sabia y lonjeva pero perennemente rejuvenizable y rica por su precisión. Y por esa exactitud no es vulgarismo propio de la chusma, de mataíllo de esquina. 

  Porque otra cosa distinta es la solitaria presencia (sin “gran”) de la palabra “puta” en alguna obra literaria como, por ejemplo, Tragicomedia de Calixto, Melibea y de la vieja puta Celestina (1499), irrepresentable obra teatral por su excesiva amplitud (veintiún actos), conocida actualmente por el nombre del personaje central (La Celestina), como sucede con El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, hoy El Quijote. 

calixto y melibea

  Sin embargo en el siglo XVI no hubo reparo en tal uso de la voz, quizás por su positiva y social consideración como oficio (por cierto: muy solicitado por plebeyos, aristocracia, burguesía… e incluso como comercial “que vendía las mozas a los abades y descasaba mil casados”, acto IV). Así, la vieja Celestina es definida como “una puta vieja alcoholada” (I). Y ella misma se considera como tal: “¡Pues fuego malo te queme, que tan puta vieja era tu madre como yo!”, le dice a Parmeno...

PUTA VIEJA CELESTINA, PABLO PICASSO 1904
PUTA VIEJA CELESTINA, PABLO PICASSO 1904

  En conclusión: la tal palabra “puta” (la Academia la considera “adjetivo malsonante, adjetivación denigratoria”) así, sin más, es eso, ‘mujer que presta servicios sexuales por dinero’. Pero  también forma parte del diario discurso popular: “¡Puta vida esta, carajo!; ¡puta guagua llena de baches…!”.

  Pero al añadirle el adjetivo “gran” la palabra “puta” ya no se refiere a furcia, ramera o golfa (con todos mis respetos). Se trata ahora de seres casi sobrenaturales (como las grandes duquesas de Luxemburgo, de Rusia, el gran duque de Lituania…) cuya actividad profesional se ejerce en estratos sociales superiores. Así le sucedió también al correspondiente de Toscana.  

 Y por más que el Diccionario registre también la palabra “hijoputa” como malsonante, es secuencia muy usada casi en tono entrañable y cariñoso, sin connotaciones despectivas o humillantes, pura y limpia: “¡Jajajajá, qué hijoputa eres, cachocabrón; malaleche la tuya!”; “¡Cómo me la pegaste, hijoputa…!”. A fin de cuentas lleva siglos en nuestra lengua, permanece desde la Edad Media cuando su forma era “fideputa” y, después,  “hideputa”. De tal lejanísima época -el pasado medieval de la futura España- quizás la memorizó nuestro personaje. 

  (Algo parecido al “Gobierno de mierda” según el señor Abascal, ¡cuánto ingenio!)

ABASCAL
ABASCAL

* Gracias a Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR
mancheta ene 23