La Historia Negra de España: un baldón que todavía no se ha quitado de encima

Erasmo Quintana *

España como país siempre tuvo graves problemas porque, teniendo en cuenta que es un crisol de razas, según Ortega y Gasset, que escribió “La España invertebrada”, donde explica que las minorías dirigentes se mostraron ineficaces porque el pueblo visigodo penetró nuestras fronteras, raza germánica que ya había declinado la fuerza y el vigor propios de su raza. Estamos en la Edad Media, que era como el reino del “érase una vez” de los cuentos. Cosas de todo tipo podían suceder sin que fueran desmentidas por la evidente falta de documentación. Así es posible que un 90% de lo que se conserva de este período lo llamaron Medieval y procede del siglo XV.

El nuestro es un pueblo que ha interiorizado el discurso de los principales países sobre la Leyenda Negra Española en un ejercicio de flagelación nacional, lo que permitió que mirara con el mismo valor que las Sagradas Escrituras apologías contra España por Voltaire y Montesquieu. El trabajo historiográfico de estas dos luminarias consistió en criticar hechos de España que eran comunes con los de Francia, Inglaterra o Alemania, omitiendo los hechos de estos países, que en vez de recibir la misma consideración que el nuestro, lo justificaban, blanqueando los gravísimos fracasos de aquellas naciones. España era para estos eruditos la desgraciada y malparada, culpando de ello a las órdenes religiosas, a la Inquisición y el exterminio de nativos del conquistado Nuevo Mundo. 

Este espíritu de fracaso nacional español, curiosamente fue aceptado por los mismos nacionales. Fueron los primeros en asumir la propaganda negativa y destructiva contra España, pues un mal que era común a todas las naciones importantes, con apropiaciones y ocupación ilegales (por conquista armada) de naciones extranjeras, ésta se ha presentado como si fuera la única que cometió barbaridades inhumanas allá donde invadieron y conquistaron  todas las potencias coloniales. El fenómeno fue visto desde el principio con los “afrancesados” españoles, que aceptaron la maquinaria del bulo (éste que se sigue utilizando y tanto rédito da), de la mentira sistemática en contra de su propio país. Para la propaganda tan apañada, España es el único país que allí donde fue dio exterminio a los nativos. Es más, ignoran que estas naciones europeas no tuvieron un fray Bartolomé de las Casas, gran defensor del indígena o un Pedro Claver, luchador por los esclavos negros, ni el exhorto repetido a sus soldados de una Isabel I, la Católica. 

Conocemos poco las fechorías -en esto todas las naciones conquistadoras fueron iguales- porque los voceros nacionales de Francia, Reino Unido o  Países Bajos lo silenciaron debidamente, pero que les valió para desplazar el centro de atención ensuciando la imagen de España, agrandando el fenómeno con información falsa. Voltaire y Montesquieu, luminarias resplandecientes en el Siglo de las Luces, de la Ilustración, junto a la Enciclopedia, la Revolución Francesa, Robespierre, Mirabeau, Diderot y d'Alambert, jugaron un papel determinante en hacer ver la “gran verdad” sobre la Historia Negra de España, haciendo de paso a los mismos españoles creyentes fervientes del mismo infundio. Éstos fueron los principales en creérselo, de donde vino, en parte, su afrancesamiento. Según Montesquieu, en el tema de conquistas fue la más animal haciendo esclavos de hombres libres, inoculándoles una religión con frenéticas supersticiones, así como descuartizándolos inhumanamente. Esto no deja en parte de ser verdad, pero también lo es que Francia e Inglaterra hicieron lo mismo en la América que ellas conquistaron, pero de esto Montesquieu y Voltaire nada dicen. España era la depravada y la salvaje.

He aquí la clave de la Historia Negra de España, que tanto Francia, Reino Unido y todos los países conquistadores tuvieron el mismo procedimiento, invadiendo con la espada y la cruz allí donde pudieron, según ellos, sin masacrar a la población autóctona, del modo más civilizado, y la única que cometió abusos y genocidio fue España. Pero -se insiste- lo más grave es que fueron los mismos españoles quienes se encargaron de ponderar la Leyenda Negra de su país. Los españoles nunca hemos sido de nosotros, más bien de los demás. La nación fue invadida por Napoleón, y en vez de rechazarlo de inmediato, las cúpulas del poder se unieron de buena gana con él: los afrancesados. Y como ahora, que los partidos de la oposición, PP y VOX trasladan la batalla política nacional al Parlamento Europeo, aireando cuanto pueden la ropa sucia, que se debe lavar en casa. No tienen vergüenza ninguno de los dos. El PP es que no se corta un pelo en ir a Europa para desprestigiar a su país lo más que puede. Las entendederas de  Alberto Núñez Feijóo son al parecer tan cortas, que no cae en la cuenta de lo más clarividente: pues quien es víctima del verdadero y sonoro ridículo en el que incurre, es él mismo.   

* Gracias a Erasmo Quintana