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viernes, 19 de abril de 2024 00:10h.

Carente de prestigio personal, lo mismo te da okupar la plaza 3 años después de finalizar tu mandato que okuparla 33

Marcarse un Lesmes - por Antonio Cabrera de León

 

FRASE CABRERA

Marcarse un Lesmes - por Antonio Cabrera de León *

No recuerdo si fue en “Así habló Zaratustra”, pero en alguno de sus libros escribió Nietzsche que los aduladores de un gran señor suelen arrancarse los ojos para poder cantar mejor sus alabanzas. Leído lo tengo, aunque ahora no recuerde la cita exacta. Opinaba don Friedrich que la ceguera es condición esencial para ser un buen lameculos.

La ceguera de Carlos Lesmes viene de ahí, de cuando fue director general de Ruiz Gallardón. Antes de promoverte, la “famiglia” te pone a prueba para asegurarse de que eres “uno de los nuestros”, de que les vas a permitir controlar las instituciones “por detrás”. Así se garantizan la fidelidad perruna en los grandes momentos. Lesmes pasó la prueba con nota. La pasó hace 8 años, los mismos que lleva ocupando la presidencia del tribunal supremo y del CGPJ. Al mes siguiente de superar el examen, le entregaron el nombramiento.

El examen fue duro, por supuesto. Nadie entra en el círculo sin una acreditada sumisión. No le exigieron que le cortara la cabeza a un caballo y la pusiera bajo la almohada de Pablo Iglesias, porque éste llegaría a la gran política un año después. Pero le requirieron nada menos que ser ponente en defensa del indulto concedido por su ministro Gallardón a un conductor kamikaze y asesino.

Técnicamente, jurídicamente, el tipo era sólo un homicida: había sido condenado a 13 años de prisión por conducción temeraria y homicidio. Pero cualquier persona sensata cataloga de asesino a un sujeto que gira su coche 180º en una autopista para darse el gusto de sentir la adrenalina de conducir en dirección contraria a todos y mata a alguien. Lesmes defendió que a ese sujeto, que mató a un chiquillo de 25 años que conducía su coche empezando a vivir, se le conmutara la pena de prisión por una multa de 4.380 euros.

Ese fue el momento en que se marcó un Lesmes. El instante en que, para acceder al círculo, renunció a cualquier posible prestigio. Tomando la frase de Icíar Bollaín, miró a Mariano y le dijo “Te doy mis ojos”. Tan exigente fue el examen, aceptar ser ponente de algo así, que aunque fracasó en su intento la “famiglia” valoró la fidelidad. El tribunal supremo ignoró la repugnante ponencia, salvó la dignidad de la judicatura, y anuló el indulto de Gallardón al homicida. La bestia reingresó en prisión.

Esa es la vía para llegar. La que luego te faculta para repatriar a un juez que la “famiglia” ha tenido de pendoneo y pedirle que le salve el culo a Mariano y a la Cospe. A partir de ese momento nadie te respeta, pero todos te temen. Carente de prestigio personal, lo mismo te da okupar la plaza 3 años después de finalizar tu mandato que okuparla 33. Ni con agua hirviendo te despegan de ahí. Total, a fin de cuentas, son 140.000 machacantes anuales de dinero público. No en todos sitios te pagan tanto. Por ese dinero, y por ese poder, se defiende la excarcelación de quien sea. Como dijo Concha “Lo que vosotros queráis”.

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Cabrera de León

ANTONIO CABRERA DE LEÓN RESEÑA

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