A lo mejor va a resultar que estoy equivocado - por Nicolás Guerra Aguiar *

Uno de mis maestros en las aulas laguneras, el doctor Salvador Caja,  escribió sobre el uso de algunas categorías gramaticales: “¿Por qué tanto adverbio de duda en una lengua y, en muchos artículos de opinión, casi no aparecen o no hay ninguno? Pues, sencillamente, porque hay textos y textos; los hay de pensamiento y de sentimiento; pero también de doctrina y fantasía. Los primeros requieren más adverbios de duda que los segundos”. 

 Pero como en los últimos días se han multiplicado brillantes artículos de pensamiento, reflexión y meditación sobre ciertas actuaciones y concretas publicaciones, nada puedo añadir. Elijo, pues, el texto “de sentimiento” (‘Estado afectivo del ánimo’) con tres iniciales planteamientos.   

 Uno: que privilegiados periodistas se hayan visto envueltos en sucias campañas públicas -directa o indirectamente- y dieran como seguros ciertos documentos que atentaban contra la dignidad personal de varios jóvenes resulta, para empezar, demoledor. Jóvenes que,  en el uso de su derecho constitucional, quisieron entrar en política con la intención -como todos- de acceder a órganos de poder. 

Dos: resultan gratamente llamativas, como poco, las públicas disculpas presentadas por el señor Espinosa de los Monteros -señoría parlamentaria de VOX- a la señora Montero Gil, ministra. 

Tres: el “Aquello pertenece al pasado” del señor Núñez Feijóo. Y tiene razón: tal “pasado” quizás sea el Paleolítico, iniciado dos millones de años atrás. Y como aun no se había inventado la escritura, ¿qué tuit o mensaje digital podía él remitir, ¡carallo!, para disculpar / justificar / criticar la inquisitorial campaña cargada de falsas acusaciones contra un gobierno catalán y Podemos (más sus  millones de votantes)? Y a todas estas, el poder central en manos del Partido Popular.

Pero vayamos por partes.

  Primera. El informe P.I.S.A. (“Pablo Iglesias, Sociedad Anónima”), maloliente panfleto policial (2016), denigra o infama a Podemos y militantes como el anterior  vicepresidente del Gobierno. Los acusa de trapicheos económicos con Venezuela, Irán... (Por cierto: Okdiario, “eso” del señor Inda, involucrado en la publicación del panfletario informe, destaca hace ocho días un impactante titular: ”Prisa criminaliza a OKDIARIO por el Informe PISA sobre Iglesias cuando la SER también lo publicó”. Y la SER es de PRISA. Y La Sexta. ¡Qué impacto, señor Ferreras! ¡”Más PERIODISMO”, sí: pero con mayúscula!)   

  Segunda. El diputado voxero usó en su tuit un vídeo viral para ridiculizar a la  ministra: esta, gracias al recurso técnico / tecnológico aplicado, repetía una y otra vez la misma evasiva frase ante una pregunta. Descubierto el fraude, añade: “Ahora he visto que el vídeo estaba manipulado, pues sí contestó. Borro y me disculpo”. Así pues, tal petición pública conlleva la indulgencia y, por mi parte, reconocimiento y aplauso por su reacción. (Y ya que Espìnosa de los Monteros muestra natural capacidad para rectificar y disculparse, se les hace saber a todas las señorías que tal reacción  no es pecaminosa. Y este caso concreto ni tan siquiera afecta a la virilidad.)

  Tercera. El señor Núñez Feijóo, presidente del PP y senador, lleva poco tiempo en el ejercicio de ambos cargos. Cuando se votó el inmediato relevo en la presidencia pepera muchos comentaristas quisieron ver un revolucionario cambio en tácticas, estrategias, lenguaje y comportamientos: ¿acaso iba a producirse un nuevo estilo oratorio ajeno a exabruptos, vulgaridades, groserías, agresiones verbales, exacerbados apasionamientos y manantiales de sinrazones de su antecesor, el señor Casado? Tal parecía. A fin de cuentas el neonato presidente aparentaba formas educadas, serenas… e incluso hasta caballerescas, si me permiten: volvía la hidalguía española, tan presente desde Viriato, Cid Campeador… hasta el mismísimo señor Fraga Iribarne, su mentor ideológico.  

  Núñez Feijóo (también digital sucesor del ex ministro franquista en la presidencia gallega) sembró de inmediato palabras de concordia, serenidad, patriotismo… y respeto, absoluto respeto a quienes forman parte de la España plural: “Dejemos de ser más españoles que nadie, más patriotas que nadie, aquí cabemos todos, esta es la España de todos”, dijo en su discurso tras la elección como presidente nacional. 

  Y se puso a la tarea: revolvió en las listas del pasado y seleccionó a personas vinculadas a etapas de los señores Aznar (“Créanme: hay armas químicas en Irak”) y Rajoy (“Hay una trama contra el PP” por la condenada financiación ilegal). ¿Un ejemplo? El señor González Pons, hoy  vicesecretario institucional del PP y, a la vez, eurodiputado -mantiene escaño y nómina- fue varias veces consejero y señoría por Valencia durante los gobiernos de los señores Zaplana (encarcelado) y Camps (procesado).   

Los enemigos podemitas de la Patria (horda socialcomunista-ácrata-bolivariana-judeomasónica pagada también con oro de Moscú, anónimos maletines…), esperan disculpas y rectificaciones del PP tras los audios que el periódico El País da a conocer sobre el excomisario Villarejo y sus conversaciones con la ex secretaria general del partido y ex ministra de Defensa señora Cospedal y el procesado ex ministro del Interior señor Fernández Díaz (la Audiencia Nacional incluye a su cúpula policial,  ppolicía ppolítica a manera e imitación de la añorada Brigada de Investigación Político Social, “la Social”).

Pero ganadas las elecciones andaluzas Núñez Feijóo frena en seco y recula ante la miseria guardada en las grabaciones. ¿Qué motivó el radical viraje? ¿Tal vez las almas puras del PP recondujeron su ímpetu de entendimiento con el Gobierno en temas de Estado (“Nuestra meta es el Poder, no lo olvides, galeguiño”)? ¿Acaso lo obnubilaron las encuestas? ("El PP tendría mayoría amplia para gobernar si hubiese elecciones hoy".) O a lo peor fue el mal de ojos de los audios. O su ambición. O quizás algo más natural: es como los señores Aznar, Rajoy, Casado...

 Por tanto, aprovecha las palabras de un intelectual comprometido socialmente (“Para la masa, olvidadiza por naturaleza, la victoria borra siempre la culpa”) y vuelve a los  orígenes: convierte en remotísimo pasado la guerra sucia del Gobierno rajoyano y las cloacas del Estado (¡por segunda vez!) contra la más pura esencia democrática, mancillada y estercolada.

 Sí, la ética democrática siente náuseas, arcadas, repugnancias y asco. ¡Qué podredumbre,  cuánto jieden algunos defensores de la libertad! 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar