Mis charlas con Toñillo - por Antonio Criado
Mis charlas con Toñillo
Antonio Criado
Cuando uno va cumpliendo años, llega un momento en que la barriga te molesta, las piernas se te cansan y la memoria te comienza a fallar. Es en ese momento cuando tienes que pararte y decirte: “Macho esto no funciona, el DNI comienza a pasar factura”, tú no lo quieres ver pero las goteritas comienzan a aparecer.
Es ahí cuando te debes imponer, el cuerpo se ha acomodado. Tus tostaditas con manteca colorá de la mañana, las cervecitas, tus dulces de media tarde, sofá y tele y más tele, la zona de confort te ha ganado y salir de ella es bastante doloroso, pero amigo no hay otra que buscar dos horas para calzarte las zapatillas esas que son tan cómodas, ponerte el chándal, aquel que te hace más joven y echarte a la calle.
Búscate una buena ruta que al menos tenga unos siete kilómetros y lánzate a la aventura, los primeros días tú caminas lo que puedas y al segundo aunque te duelan las piernas y tengas agujetas repite el recorrido del día anterior, al quinto o sexto día, ya no te dolerán las piernas, y vete ampliando un poco más hasta hacerte el recorrido en su totalidad, los doce mil pasos.
Búscate un buen cuentapasos, lo tienes en el móvil o te buscas un reloj que los tenga y en él cuentapasos ve graduando hasta los 12 mil pasos al día, que es lo ideal. Lo principal son unas buenas zapatillas, una ropa cómoda de algodón, una ruta agradable con árboles y verde sin coches ni tráfico y en esa hora, hora y media, quedarte contigo a solas, donde la mente te comenzará a mandar sensaciones. No hay nada mejor para tu mente, para ir ejercitando tu memoria, que tener conversaciones contigo mismo.
Es de esas conversaciones donde aparecen mis conversaciones con Toñillo. Hoy tocaba ruta. Estaba yo tan a gusto entre mis sabanas del Pirineo, muy acurrucado a mi compañera, cuando sentí a los niños preparándose para ir al cole. Para nada me apetecía el tirarme a la calle, pero el deber que me he impuesto, me hace pegar un salto y vestirme con mi mas cómodo atuendo, coger el móvil y salir a la calle con mucha humedad y frio. Me calo la capucha del chándal y escojo mentalmente la ruta de hoy.
Cuando llevo unos diez minutos el cuerpo me pide marcha. Yo me abstraigo y comienzo a andar más ligero, más rápido, como si huyese de algo. A los veinte minutos ya comienzo a sudar y voy con mis conversaciones con Toñillo, donde le cuento cómo eran antes, en los años cincuenta las calles o avenidas que hoy transitamos, las gentes y los recuerdos de aquellos años.
Hoy me entran ganas de recorrer una calle por la que nunca suelo caminar, la calle Esperanza.Tras entrar por la calle Botica y atravesar el Arenal paso por el subterráneo de la Moneda y entro en la calle Esperanza. La recorro en su totalidad, hasta salir a la Avenida España, bajo por ella hasta Ramón y Cajal y subo para la Venta de la Rubia.
Todo esto que he detallado, en los años sesenta era campo. Desde que salías del Arenal por las vías del tren, por el paso de Lisen ya todo era campo y naranjos, el almacén de Lisen y el callejón Esperanza, con tres casas, el parque era una residencia de los Ibarra, el recreo san José de esquina y campo el instituto el futbol y la Ganchosa, campo, la Venta de la Rubia y la vereda de los Amarillos y lo demás, campo el cementerio y los manchones de mi abuela Victoriana, los Melollebas , mi abuelo Antonio y mis tíos los lecheros...
Bajo por las Infantas hasta la avenida de Sevilla, antiguo Motel y subo para el Way hasta Doctor Fleming, al Palmarillo y ya estoy terminando la ruta, recordando cuando se construyó el Amparo. aquellos zarzales donde de niños íbamos a coger multas y jugar, aquella cantera donde hoy está el campo de futbol Doctor Fleming. Ducha larga, desayuno y me siento delante del ordenador a escribir. Toñillo ya me está recordando que mañana toca ir al pensador….
P.D. Amigos siempre ten presente tu edad y tu estado de salud antes de salir a caminar no hagas locuras y ten claro cuando debes parar. Ante todo está tu salud. Háblalo con tu médico y si puedes, cálzate las zapatillas, tu mente te lo agradecerá.
* Gracias a Antonio Criado