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jueves, 25 de abril de 2024 07:58h.

Lo que no es “muy preocupante” para Canarias - por Nicolás Guerra Aguiar

nicolás guerra aguiar pequeña   Como todas las estructuras políticas, el Partido Popular canario tiene mentes ordenadas y despiertas. Se ubican en personas con altísima cualificación ya no solo desde el punto de vista profesional sino -lo importante en este caso- para emitir opiniones sólidamente argumentadas. (Podremos o no estar de acuerdo con ellas, claro; pero su cohesión interna es indiscutible.) De la misma manera militan en sus filas irracionales incoherencias, las más de las veces prestas para hablar en público a través de palabras orales o escritas. Se trata de personas que, en el ejercicio de un natural derecho, desaprovechan la oportunidad de permanecer calladitas.  

Lo que no es “muy preocupante” para Canarias - por Nicolás Guerra Aguiar *

   Como todas las estructuras políticas, el Partido Popular canario tiene mentes ordenadas y despiertas. Se ubican en personas con altísima cualificación ya no solo desde el punto de vista profesional sino -lo importante en este caso- para emitir opiniones sólidamente argumentadas. (Podremos o no estar de acuerdo con ellas, claro; pero su cohesión interna es indiscutible.) De la misma manera militan en sus filas irracionales incoherencias, las más de las veces prestas para hablar en público a través de palabras orales o escritas. Se trata de personas que, en el ejercicio de un natural derecho, desaprovechan la oportunidad de permanecer calladitas.  

   Aunque con la mayoría jamás he cruzado palabra alguna, conozco a muchas de ellas a través de periódicos, radio y actuaciones públicas a lo largo de años. Saludo a varias porque coincidimos en actos dispares, y la condición de seres civilizados nos lleva a intercambiar opiniones. A otras las respeto –obviamente no compartimos filosofías políticas- por su coherencia y desapasionamiento ideológico (la primera reedición de Antología cercada, por ejemplo, fue políticamente posible gracias a dos altos cargos del PP, responsables de la consejería cabildicia de Cultura en 2012). Y, finalmente, mantengo afectiva relación con muchos exalumnos, militantes o retirados del PP (estos últimos hoy participan en la cosa pública a través de Ciudadanos).

   Viene a cuento lo anterior porque el Partido Popular, antes de que previsiblemente se convierta en aliado gubernamental y sustituya al PSOE, va a solicitar en el Parlamento de Canarias la comparecencia de la señora Lorenzo, consejera de Turismo, Cultura y Deportes,  licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales, máster en Tributación - Asesoría Fiscal y trilingüe hablante. Todo lo cual, en principio, acaso sirva como aval para suponerle alta preparación profesional y, a continuación, elevada capacidad intelectual (intelecto como entendimiento) para poner en orden y buen funcionamiento sus células grises, aquellas de las cuales habla Poirot, novelesco y consentido detective de Ágata Crhistie. La solicitud de comparecencia gira en torno a revolucionarios comportamientos de su consejería relacionados con gestiones y programaciones del Festival Internacional de Música de Canarias, ya con treinta añitos a sus espaldas.

   Y como el Festival es -tal parece por la honda preocupación de quien habla en nombre del PP- la quintaesencia vital del Archipiélago; la supremacía filosófica de dos millones y pico de canarios; la esperanza sobresaliente para un mundo mejor, los populares quieren explicaciones de la señora consejera… mucho después de que los remansos dominen sobre encontrados puntos de vista -los hubo, por supuesto- en cuanto que se opusieron dos respetables concepciones sobre el tal Festival.

   Así -ojeemos y hojeemos periódicos-, una comisión de especialistas musicólogos (¿consejo asesor?) planteó con serenidades y conocimientos todo lo relacionado con los cambios efectuados para 2017. Consecuencia directa inmediata: se impuso su criterio, razonado y argumentado. Por tanto, el señor Díaz, coordinador del Festival, pidió disculpas (“Debo disculparme públicamente […] por algunas manifestaciones y acciones desafortunadas”). No obstante, mantiene su inicial punto de vista: no era "justo ni conveniente" que la no contratada orquesta de Chicago hubiera consumido el 70% de todo el presupuesto.

   Por otra parte, la señora consejera prometió la contrarrevolución para 2018: “Volverán las orquestas importantes a las islas”. Así, todo ha terminado. El Gobierno canario rectificará y deja abierta la puerta para discutir (la discusión no es acaloramiento verbal) sobre nuevos encauzamientos que considera necesarios tras distintos estudios realizados, pues el señor coordinador y la señora consejera habían llegado a otras conclusiones como, por ejemplo, la hipotética inviabilidad de un proyecto que tiene ya treinta años.

   Sin embargo, el Partido Popular y la señora Luzardo -parlamentaria cuya opinión conocí a través de periódicos- siguen anclados en el pasado (inmediato, eso sí; pero realmente acabado): reclaman a la señora consejera de Cultura su presencia en el Parlamento... para hablar sobre un tema ya cerrado. Y esta, obviamente, deberá responder a las preguntas de su señoría ppeppera, pues el control al Gobierno es una de las responsabilidades de quienes ejercen la oposición. Para eso se les paga con dinero ciudadano y, con cierta frecuencia, a precios muy elevados cuando uno escucha, lee y soporta determinadas intervenciones. (Por cierto: algunas de ellas hueras, vacías, cuando no de turbadora elementalidad.)

   Así el Partido Popular de Canarias, rigurosamente consciente de su misión trascendental en cuestiones musicales, prepara a la señora Luzardo -deduzco tras sus declaraciones- para la dialéctica parlamentaria… o algo así. La señora Luzardo, vinculada al PP desde 1982 y profesional de la política desde 1991, considera “muy preocupante” la disparidad de criterios - comentada más arriba- entre los más significados responsables de Cultura y algunos asesores musicales. Y llega a una aristotélica conclusión: “Sin grandes orquestas no es posible tener un gran festival de música”.

   Henos aquí, pues, que el PP usa como portavoz grupal a la señora Luzardo, doña Josefa, dama dama avezada en estas cosas de la Cultura. Por tal razón ya defendió en el Parlamento canario otra tarea de trascendencia casi universal para quienes aquí vivimos: la recuperación de los restos de Fernando Guanarteme, paisano de Gáldar, Aregaldan, Agaldar… arraigado en pensamientos e ideas renacentistas. Además, ayudó a los conquistadores en la colonización cultural de Tenerife, desastrada isla siempre opuesta a cambios y visiones universales como, por ejemplo, la granbretañización de toda Canarias con la victoria sobre Nelson.

   El Festival Internacional es, por supuesto, algo importante. Además, parte de nuestros impuestos se destinan a él: casi subsiste por las aportaciones oficiales. Por tales razones, en horas veinticuatro el Gobierno y el sector crítico llegaron a entendimientos. Y continuarán el diálogo. La señora Luzardo podría, pues, ocupar su ya desfasada futura intervención parlamentaria para preguntar sobre problemas de escalofriante impacto humano: por qué miles y miles de paisanos no tienen trabajo o simplemente subsisten. O, acaso, cómo solucionar el terrible drama de nuestros jóvenes, universitarios o no, los nuevos emigrantes.

* En La casa de mi tía por gentileza de Nicolás Guerra Aguiar
 

nicolás guerra aguiar

Nicolás Guerra Aguiar: diplomado en Estudios Canarios y licenciado en Filosofía y Letras (sección de Románicas) por la Universidad de La Laguna.

Fue actor del Teatro Español Universitario.

Profesor agregado de Enseñanzas Medias y catedrático de Lengua Española y Literatura, ejerció la docencia durante treinta y siete años.

Conferenciante, prologuista y escritor

http://www.anroart.com/autores/222