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sábado, 20 de abril de 2024 03:23h.

¡No hay remedio! - por Isidro Santana León

Fue contestando a la voluntad o voluntarismo de un hombre que quiere la independencia tanto como yo, pero que, a mi juicio, como tantos, están ciegos ante nuestra realidad y solo optan por la soberanía mediante un aspecto emocional…

¡No hay remedio! - por Isidro Santana León *

 Fue contestando a la voluntad o voluntarismo de un hombre que quiere la independencia tanto como yo, pero que, a mi juicio, como tantos, están ciegos ante nuestra realidad y solo optan por la soberanía mediante un aspecto emocional…¡Buena aclaratoria, compatriota Domingo!, pero yo cada vez tengo menos en común con el independentismo folklórico existente. Lo digo sin ofensas y sin intención de hacer decaer los ánimos de nadie, sino que, ya hastiado después de muchos años y reflexiones hechas al respecto, llego a la siguiente conclusión.

No hay remedio, ya una vez discrepé con Víctor Ramírez por haberme dicho esto, y hoy le tengo que dar inexorablemente la razón: ¡no hay remedio! No tenemos material humano útil para lograr la independencia de nuestra nación: en Canarias no existe el independentismo militante, sino el narcisismo de algunos que se mantienen dentro de grupúsculos para tener notoriedad y que no quieren la unidad porque pasarían a segunda o tercera fila; la envidia, los celos, el cainismo y el odio son sentimientos arraigados en unos canaristas de salón, imposibles de erradicar para lograr cualquier convergencia o cohesión, y capaces de matarte si les descubres la realidad vital. Es triste decir esto, pero es axioma: prefieren vivir en la mentira porque la realidad es más cruda que lo que creen. La inconsecuencia de nuestro pueblo, su falta de preparación política, no es culpa exclusiva del colonialismo oficial español, sino del subrepticio que está dentro del mal llamado campo independentista. La "militancia" no tiene conocimiento político, disciplina, formación, seriedad ni organización y otros muchos cobran sueldos del colonialismo, en buenos trabajos de su administración, que no están de acuerdo en que la situación cambie porque se retroalimentan y no renunciaran a su estatus social en pro de la independencia de nuestra nación. El que escribe, ha dado la cara públicamente, sin esconderme detrás de algún seudónimo, y mientras mis ataques iban dirigidos al gobierno de Canarias, al de España, al poder Judicial, a la monarquía y, al colonialismo en general, algunos aspirantes a caudillos, dentro del estéril campo independentista, se frotaban las manos esperando que tras la muerte de Antonio Cubillo, líder indiscutible del independentismo canario, serían ellos los que ocuparían puestos de directores de orquesta, en río revuelto y, al parecer, hoy me he convertido en su enemigo porque no transijo con la mentira, los pactos con traidores, los interés epureos que esconden y mucho más. La calumnia, la difamación, la mentira infundada y por la espalda son las armas “éticas” de estos personajillos que aspiran a padres de la patria, maldad que han vertido contra un compatriota que se la juega en estos periódicos, pero que son incapaces de enfocarlas hacia el colonialismo.

No se puede, hay quien vive engañado e ilusionado como lo he hecho yo por la libertad de esta nación canaria, pero la realidad subyacente en estos grupúsculos e individuos maquiavélicos, es tan cruel como el colonialismo: son una simbiosis. Quien lea, creerá que le estoy haciendo el juego al colonialismo o al menos eso les dirán los cobardes que están, más que en las trincheras, en las cloacas. Yo seguiré siendo independentista por principios, por honor, por dignidad y porque es la única cuestión que le da razón a mi existencia, pero no a cualquier precio ni bajo la batuta de quienes han aparecido con un menú engañoso para la soberanía, personajes de dudosa reputación y rectitud, quienes incluso han estado en connivencia con los partidos españolistas y otros del poder.

Muchos de estos fueron enemigos acérrimos de Cubillo y hoy, de forma hipócrita y despreciable, usan su nombre y su gran trayectoria política para publicitarse y sacar réditos para fines indeterminados. Muchos años lastimeros y de plañideras llevan estos, diciendo y hablando de la maldad del colonialismo, sin embargo, ni atisbo, síntoma o amago de combatirlo. Todo lo contrario, ven al violador con la libido incontrolable y su respuesta más revolucionaria es bajarse los pantalones ante él. Noo, pueblo, no es mérito del colonialismo, es demérito del “independentismo”, por llamarlo de alguna manera. Piensan ellos que si Catalunya consigue la independencia, Canarias irá detrás por inercia… ¿cómo, con quién: tiene nuestro pueblo conciencia nacional para enfrentarse políticamente a España…? No la tiene, y no la posee porque este independentismo de pandereta que no sale sino de fiestas, borracheras, Weñedmed, Día de la Bandera, Ruta de Bentejui… siendo estos los únicos actos revolucionarios con los que creen intimidar al colonialismo y concienciar al pueblo: escondidos en los barrancos. Para terminar, advierto que no asistiré nunca más a un Día de la Bandera, si éste no se hace en homenaje al Padre del independentismo Canario e inventor de nuestra bandera nacional, Antonio Cubillo, acto de honor que se merece por justicia y por lo tanto que le debemos.

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Isidro Santana León