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domingo, 05 de mayo de 2024 09:56h.

Nos recortan la vida - por Toño Linares


Los eufemismos que utiliza la clase política podrían calificarse de arma de destrucción masiva, pues no es entendible que se esté hablando de repago sanitario, dentro de un plan de ajustes, cuando todo esto es una estrategia de recortes para rendir pleitesía a los financieros y especuladores, o ambos.

Nos recortan la vida - por Toño Linares

Los eufemismos que utiliza la clase política podrían calificarse de arma de destrucción masiva, pues no es entendible que se esté hablando de repago sanitario, dentro de un plan de ajustes, cuando todo esto es una estrategia de recortes para rendir pleitesía a los financieros y especuladores, o ambos.

 La noticia del repago farmacéutico que ha lanzado el gobierno no es otra cosa que el recorte en la vida de las personas, ya que si a una persona jubilada se le condiciona a abonar el 10% de sus fármacos, además de abonar en su totalidad, los medicamentos descatalogados, se le impone un daño extremadamente importante en su precario presupuesto, obligándole a optar por reducir de la comida o de las medicinas, porque su escasos ingresos no le dan para ambas situaciones.

 También a las personas activas se les impone la dura decisión de optar por comer o curarse, al aumentar su aportación farmacéutica del 40% al 60%, en un momento en el que las familias se encuentran con una situación de disminución de sus ingresos, haciendo cábalas para llegar a fin de mes, con familias a su cargo, sobre todo menores, que tienen una gran dependencia de los fármacos.

 En un País donde la tasa de desempleo es la mayor de toda Europa, los salarios los más bajos, se vulnera el derecho a la vivienda, la precariedad laboral es la tónica y, donde las expectativas son totalmente negras, no se puede pedir a la ciudadanía que se abstenga del derecho a una sanidad pública y universal. El escaso sustento que se ingresa en el seno de las familias no da para comer, vestir, alojarse…, por lo que nos condenan a elegir qué clase de fatídico final queremos: no comer o no curarnos.

 En una situación de crisis económica como la que sufrimos, la calidad alimentaria disminuye y, con ello, aumenta el nivel de enfermedad, abocando a la población a la más repugnante miseria y desesperación. No es admisible llamar seres humanos a quienes condenan a la indigencia a las personas.

 ¿Y esto por qué?, porque los mal llamados representantes del pueblo no lo son, son los ejecutores de “los mercados”, concretamente del Fondo Monetario internacional, que ya el 11 de abril declaró que estaban preocupados por el riesgo de que la gente viva más (periódico Público 11/04/12), considerando para sus putrefacto e indeseables intereses la vida humana como peligro de sus beneficios. El ser humano, la vida en general, no tiene valor para estos indeseables, de ahí que cuanto más muramos, más asquerosas ganancias tendrán.

 El Gobierno ha abierto la caja de Pandora; dentro de poco tiempo veremos como las farmacéuticas comercializaran los mismo fármacos, en envoltorios de menos dosis, cuyo precio no supere los tres euros y, al estar descatalogados de los subvencionados por el sistema público, los tendremos que pagar, concluyendo de esta manera con el servicio de atención farmacológica que hemos tenido hasta el momento, abocando a la ciudadanía a prescindir de la medicina, especialmente en la preventiva, condenando a la población a la hospitalización, en el mejor de los casos, para mayor gloria de los especuladores, ante la avalancha de privatización hospitalaria que han emprendido y, para otros, que no pueden costearse las intervenciones hospitalarias, sólo le quedaría el camino en dirección al Campo Santo.

No nos hablen de recortes de los gastos. Ni en sanidad ni en educación se gasta; se invierte en beneficio del conjunto de la población. Sean claros, nos quieren recortar la vida, ya que somos un riesgo para sus despreciables, asquerosas y bastardas ganancias.

 

Toño Linares