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lunes, 29 de abril de 2024 08:08h.

Según parece, el PP no existe - por Antonio Aguado Suárez 

Los partidos políticos no son etéreos, todos igual que cualquier otra organización están compuestos de personas, que crean sus propias estructuras en general jerarquizadas, que posibilitan a sus jerarcas o dirigentes imponer sus criterios.

Según parece, el PP no existe - por Antonio Aguado Suárez 

Los partidos políticos no son etéreos, todos igual que cualquier otra organización están compuestos de personas, que crean sus propias estructuras en general jerarquizadas, que posibilitan a sus jerarcas o dirigentes imponer sus criterios.

Con qué hipocresía se expresan dirigentes de partidos políticos haciendo propaganda del suyo, cuando exponen que su formación política es democrática, debido a que  celebran congresos por supuesto amañados (los delegados salen en listas cerradas, propiciando la elección de afiliados acólitos que para lograr sus intereses personales suelen ser dóciles y sumisos).

Las organizaciones políticas tienen que hacerse responsables de las actuaciones de sus cargos orgánicos e institucionales, no es de recibo responsabilizar y echar la culpa de actos poco o nada éticos, ilegales y corruptos, escudándose en que han sido cometidos por personas concretas y no por el partido.

Argumento que esgrime el PP en los casos de corrupción de muchos de sus dirigentes. El más significativo es el de Luís Bárcenas que según parece todos los actos ilegales y corruptos que realizaba, eran de “su cosecha particular” y el Partido Popular no tenia nada que ver en los delitos que cometía, incluidos el del dinero fraudulento que aportaba para sufragar a su propio partido.

Lo mismo que los sobresueldos en dinero negro que el mismo Bárcenas repartía entre sus dirigentes, incluidos los del máximo nivel. Inexplicablemente esto no está tipificado como delito y se queda como practica poco ética o inmoral.

Con esos criterios, el gobierno del PP no fue responsable de habernos metido en una guerra injusta e ilegal como la de Iraq, donde han muerto (y continúan muriendo) cientos de miles de personas. El único culpable ha sido Aznar. Evidente que lo fue, pero el Consejo de Gobierno es colegiado y tiene que asumir responsabilidades de forma colegiada, lo mismo el Partido Popular que sustentaba a aquel gobierno.

Después de doce años, Tony Blair recientemente ha pedido perdón por involucrar a su país en la Guerra de Iraq, que como se sabía iba a ser ilegal e injusta. Faltan que Bush y Aznar hagan lo mismo, aunque eso no es suficiente con arreglo a los daños producidos en esa nación y el sufrimiento tan grave causado a su población. En consecuencia, los tres deberían ser juzgados por un tribunal penal internacional y que éste les impongan las penas correspondientes y merecidas.

En la estrategia del PP, llegan al extremo de plantear como positiva la gran brecha y el desnivel social y económico que han causado a la población en estos cuatro años de gobierno. Sí, han conseguido crear empleos, pero estos son en precario, inestables, de baja calidad y mal remunerados, lo que ha originado, que tener trabajo no sea en absoluto garantía para abandonar la situación de pobreza.

Por mucho que el PP quiera vendernos un país idílico, los hechos y las estadísticas están ahí para demostrar lo contrario. Según un estudio de Eurostat, España después de Grecia, es el país de la UE donde más aumentó el riesgo de pobreza por exclusión social. Hay 13.400.000 personas el 29,2% en esta situación, frente a 11.120.000 personas el 24,5%  en el año 2008.

Muchos otros informes y estadísticas van en la misma dirección y  demuestran la falta de sensibilidad de los gobernantes del Partido Popular hacia los más humildes y desfavorecidos. Las leyes económicas y sociales que usando su mayoría absoluta han aprobado, como se ha venido demostrando tienen carácter regresivo, como así mismo, en materia de libertad con la llamada “ley mordaza”, que nos retrotrae a tiempos nefastos del régimen anterior  que pensábamos ya superados.

En el plano político el nacionalismo reaccionario españolista en momentos determinados y por sus intereses, suele crispar hasta límites insospechados, ocurría cuando estaba en la oposición y sin ninguna consideración al grave daño que causaba, utilizaba el tema del terrorismo de ETA y con la  Asociación Victimas del Terrorismo, comandada por el impresentable José Alcaraz organizaba grandes manifestaciones para deteriorar la imagen del gobierno de Zapatero y de Rubalcaba, hasta ahora el mejor ministro del interior y quien más ha hecho por la derrota de ETA. Lo mismo que las manifestaciones contra el aborto que contaban con la complicidad y participación de la iglesia.

Ahora para sacar espurios réditos electorales, deliberadamente están tensando la cuerda con los nacionalistas catalanes, que han incrementado considerablemente su carácter independentista, como consecuencia principalmente de la cerrazón y falta de voluntad política del PP para hacerle frente a este problema desde otras posiciones. Suelen escudarse en el respeto a las leyes y a la Constitución, como si fueran inamovibles. Se perdió una gran oportunidad cuando el pueblo catalán en referéndum voto el 18 de junio de 2006 a favor (73,90%) de lo que su parlamento había aprobado el 30 de septiembre de 2005, la modificación del estatuto de  autonomía, refrendado (aunque votó en contra el PP) por las Cortes Generales, el 30 de marzo de 2006 y que el Tribunal Constitucional el 28 de junio de 2010, rechazo atendiendo el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Partido Popular, el 31 de julio de 2006. Si ciertamente era inconstitucional, la Constitución y más en un caso de esta gravedad e importancia, se pudo en los apartados correspondientes modificar. Pero claro está con el PP por medio, era “pedirle peras al olmo”. Como se demostró presentando como candidato a la presidencia de la Generalitat al xenófobo y racista García Albiol.

Los nacionalismo en éste caso español y catalán al final son de derechas y se retroalimentan.

Algo si tenemos que agradecerle al PP, que sea el parapeto de los ultraconservadores o la extrema derecha. España mucho más que otros países donde se ha arraigado e incrementado ésta ideología, por sus condiciones económicas y sociales tan injustas, reúne los requisitos para que aparezca un populista y que muchas personas desesperadas le sigan. Ya eso es lo que nos faltaba, como consecuencia de la sinrazón e intransigencia del Partido Popular.

* En La casa de mi tía por gentileza de Antonio Aguado Suárez