Pedro Sánchez y los 40 años de Izquierda Socialista (1)

Antonio Aguado

coherente veterano socialista, ex militante del PSOE *

«La historia de Izquierda Socialista es, a su vez, concreción de un anhelo y expresión de una tradición histórica que el Partido Socialista Obrero Español exhibe con orgullo: la de una pluralidad ideológica convertida en seña de identidad de nuestra organización. Que estimula el pensamiento crítico y la defensa de postulados que, en ocasiones, podrán ser divergentes. Pero que comparten la común aspiración de construir un país y un mundo mejor desde la igualdad y la justicia social.» Pedro Sánchez Pérez-Castejón

Cuanto sarcasmo, si se tiene en cuenta que quien ha estado al frente de la redacción del referido libro el veterano, extraordinario e integro socialista Manuel de la Rocha Rubí, fue candidato en las primarias a la Alcaldía de Madrid en las elecciones del 26 de mayo de 2019, pero Pedro Sánchez según él “como un militante más” presentó a las referidas primarias y apoyó a un señor independiente llamado Pepu Hernández, cuyo único mérito, era haber sido su entrenador mientras estuvo practicando el baloncesto. 

Por supuesto, debido al “padrino” que tenía salió elegido y como era previsible, fue un auténtico fiasco hasta el extremo de dimitir de su cargo como portavoz de la oposición en mitad de la legislatura. Eso demuestra hasta que, punto Pedro Sánchez, ha sometido y secuestrado al PSOE haciéndolo prácticamente irreconocible, con sus estructuras hiper jerarquizadas y él imponiéndose como el máximo jerarca y en ese sentido, apoyando a sus homólogos territoriales. La promesa de que iba a empoderar a la militancia la ha venido incumpliendo, haciendo justo lo contrario y ahora ésta no cuenta para absolutamente nada. 

Si de verdad y sin “paños calientes” pretende regenerar la democracia, tendría que empezar por el propio PSOE y dando ejemplo por él mismo, haciendo que la política sea vocacional y no una profesión (casta) a perpetuidad. Además, ostentando cargos orgánicos e institucionales al mismo nivel (salvo el PNV), les hace ser (como es su caso) jueces y parte. Todo esto ha venido ocasionando cada vez más el rechazo de la ciudadanía con la política y los políticos, algo que como se ha venido demostrando, favorece al lenguaje populista y reaccionario de la derecha

La reaccionaria derecha extrema del PP y fascista extrema derecha de Vox, no gobiernan pero tienen el poder, mediante la connivencia y apoyo de los poderes fácticos: Iglesia, fuerza y cuerpos de seguridad del Estado, la gran mayoría de los ultra conservadores jueces, grandes empresarios sobre todo los que tienen a sus empresas en el Ibex 35, afines medios de comunicación, etc. Sólo les falta para tener el cien por cien del poder, contar con el Gobierno y el BOE (Boletín Oficial del Estado), para terminar de hacer un país a su imagen y semejanza.

Lo malo es que, el PSOE y Sumar (otro autentico fiasco lo mismo que Podemos), como partidos políticos de “izquierda” y  “progresistas”, éstos con sus tantos homólogos territoriales, no les complican esa posibilidad y por el contrario, debido a las políticas que practican nada favorables a la mayoría social, fundamentalmente para las personas humildes y más desfavorecidas, éstas por indignación suelen ser convencidas por el lenguaje populista del PP y Vox y en caso de no abstenerse, en gran medida les apoya, como se ha venido demostrando en las comunidades autónomas y ayuntamientos que gobiernan, siendo de los ejemplos más significativos el de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid.

Para regenerar la democracia hay que sentir esos principios y convicciones y Pedro Sánchez ha venido demostrando no tenerlos. Tampoco siente ni práctica los valores socialistas y mucho menos los republicanos. Estos valores nos fueron legados por los fundadores del PSOE con Pablo Iglesias Posse al frente, quienes hasta el final de sus vidas dieron ejemplo de coherencia como íntegros, socialistas, republicanos y sobre todo demócratas. Pero, de un tiempo a esta parte, no se vienen practicando y lamentablemente han quedado en el olvido. 

* Gracias a Antonio Aguado Suárez