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jueves, 25 de abril de 2024 09:47h.

Peleas de cuñadas - por Mario Rodríguez,

"A eso nos tiene acostumbrados la izquierda española. A una cena familiar en la que a los postres las cuñadas se sientan aparte y al calor de los Martini comienzan a discutir sobre quién es más sufrida hasta que finalmente acaban todas agarrándose de los moños."

Peleas de cuñadas - por Mario Rodríguez, Miembro promotor de Iniciativa Socialista de Madrid y de Construyendo La Izquierda


A eso nos tiene acostumbrados la izquierda española. A una cena familiar en la que a los postres las cuñadas se sientan aparte y al calor de los Martini comienzan a discutir sobre quién es más sufrida hasta que finalmente acaban todas agarrándose de los moños.

Y todo para nada, porque como cuñadas que son están condenadas a entenderse, que para eso están todas casados con los hermanos Marx, descendientes todos ellos de un tal Karl, oriundo de Alemania, como la Merkel, quienes recibieron todos una misma herencia, herencia que haciéndose trampas unos a otros ha acabado con unas parcelas muy desiguales en extensión y productividad. Curiosamente a mayor extensión de la finca marxista heredada menor productividad y viceversa.

El caso es que esas cuñadas peleonas y sus maridos se entretienen tanto en hacerse la vida imposible y burlarse unos de otros que suelen acabar estrellándose contra el muro que la no menos mal avenida pero mucho más unida familia de enfrente, la familia Derecha, les construye con el patrocionio de Construcciones Mediáticas cada vez más cerca de las ventanas, consiguiendo de este modo aislarles del vecindario que ya está muy harto de sus altisonantes querellas.

Así les luce el pelo a nuestras entrañables cuñadas y sus cónyuges. No sabemos cuántos puñetazos y ojos morados necesitan para sentarse todas y todos alrededor de una mesa sin cubiertos punzantes y con un menú cocinado por consenso siguiendo las sabrosas y nutritivas recetas de abuelo Marx, que será la que les de las energías necesarias para derribar el muro de la derecha y administrar la finca como Dios, el vecindario y el abuelo Karl manda.