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viernes, 26 de abril de 2024 06:30h.

PODEMOS eres tú - por Diego Perdomo

"...rehacer el país, que en eso estamos."

Íñigo Errejón

PODEMOS eres tú - por Diego Perdomo, presidente del Círculo PODEMOS Gran Canaria

 

...rehacer el país, que en eso estamos.

Íñigo Errejón

Crecen los interrogantes en torno a la revelación de las elecciones europeas del 25M. ¿Qué es Podemos? ¿Quiénes lo forman? ¿Pertenecen a la izquierda radical? ¿En qué consiste la novedad de su organización interna? Este artículo es una tentativa de responder a estas preguntas. 

Podemos es un movimiento político "retroprogresivo", según la definición que de dicho concepto nos da su creador, el filósofo Salvador Pániker: "Ir simultáneamente hacia lo nuevo y hacia lo antiguo". ¿Qué es lo antiguo? La reivindicación desacomplejada de los logros obtenidos por la movilización popular durante los dos últimos siglos, hoy en entredicho gracias a las desgracias con que nos obsequia día sí y día también el Bipartito imperante (algunos lo llaman "PP$O€", otros, con no menor malicia, "la pequeña coalición"), brazo político del capitalismo financiero internacional en nuestras tierras. En Podemos (basta con echar una ojeada a nuestros Círculos temáticos de mayor éxito en las redes sociales para darse cuenta) late el inequívoco propósito de entroncar con esa fecundísima tradición de contestación social de la que han formado parte, entre otros, los movimientos obrero, feminista, LGTBI, animalista y ecologista. Empecemos con lo que antiguamente se llamaba "la lucha de clases".

Tras la Segunda Guerra Mundial, con la extrema derecha de la Europa occidental en horas bajas tras la derrota militar del fascismo en 1945 y la burguesía democristiana acobardada por el creciente apoyo popular aglutinado por las formaciones políticas socialdemócratas y comunistas, el movimiento obrero presionó exitosamente para obtener, por una parte (entre otras reformas de calado), la consagración constitucional de un número nada desdeñable de derechos fundamentales, así como la consecución, por otra parte, de un fuerte incremento de los salarios directos (la nómina), indirectos (las prestaciones ofrecidas por el Estado) y diferidos (el sistema de pensiones público). En España todo esto llegó, como siempre, tarde y mal. Aun así, algo (sanidad y educación) se le arañó a la rancia plutocracia hispánica. En este sentido, las repetidas alusiones al modelo keynesiano que los portavoces de Podemos han realizado en los últimos meses como alternativa al austericidio dan la razón a la provocadora aseveración del filósofo Carlos Fernández Liria: hoy en día, ante la despiadada ofensiva oligárquica neoliberal, los antiguos progresistas tenemos que asumir una posición conservadora, esto es, de mantenimiento contra viento y marea de las anémicas conquistas sociales obtenidas por el pueblo español tras muchos decenios de sangrienta lucha obrera. Dicho con los versos deslumbrantes del poeta canario Pedro García Cabrera (1905-1981): "¿Qué otra cosa podemos, codo amigo, / calados de silencio hasta los huesos, / que evocar desde un fondo de ternura / nuestra victoria de hombres derrotados?" (la cursiva, obviamente, es mía).

También tratamos de mantener viva la llama violeta del feminismo, que tanto aportó y sigue aportando al esfuerzo por visibilizar y combatir las mil violencias materiales y simbólicas que cotidianamente habitan una cultura tan impunemente patriarcal como la nuestra. Desgraciadamente, el glorioso movimiento feminista no pasa por sus mejores momentos en la actualidad, debido a la doble embestida a la que lo someten el neomachismo pepero y el alucinado triunfalismo psocialista. Por eso, hoy como ayer, habremos de luchar juntas contra todos los gallardones de este mundo hasta la victoria final. Lo mismo habría que decir del movimiento LGTBI, al que defenderemos siempre con orgullo militante, del Ecologismo, más insoslayable que nunca (el capitalismo ecocida nos está llevando a ritmo acelerado hacia el terrorífico punto del "no retorno") y también del movimiento animalista, que denuncia con paciencia de santo lo que Juan Bartolomé (compañero de Podemos Animalista) llama "la opresión olvidada": el especismo. Nos referimos con este término a la violencia que ejerce la especie humana contra el resto de las especies, responsable directa del infernal holocausto (hablamos de más de 300 millones de asesinatos al día) que padecen los animales no humanos por motivos moralmente indefendibles (nos gusta el sabor de sus cadáveres; alimenta nuestra vanidad ornamentar nuestro atuendo con sus pieles). Afortunadamente fue un refugiado judío, el Premio Nobel de Literatura Isaac Behavis Singer, el primero en tener la audacia moral necesaria para, pocos años después del Holocausto, señalar el siguiente paralelismo: "En su relación con los animales todos los hombres son nazis; para los animales la vida es un eterno Treblinka". La indignación social ante el esperpento sanguinario acaecido en Tordesillas el pasado 16 de septiembre es una prueba irrefutable de que la sensibilidad hacia los derechos de los animales está ganando la batalla cultural contra la barbarie. Podemos, como no podía ser de otra forma, deberá también en esta lucha tomar el partido de las víctimas.

Es obvio que estas cuatro corrientes (feminista, LGTBI, ecologista y animalista) han oxigenado y enriquecido mucho el discurso y la praxis del antiguo obrerismo, mayoritariamente machista, homofóbico y especista. El elemento cohesionador de los mencionados movimientos probablemente sea la pulsión pacifista. Cedámosle la palabra a Beatriz Preciado, Filósofx y docente de Teoría de Género en la Universidad París VIII  (el tono coloquial, las repeticiones, vacilaciones y giros propios de la palabra hablada responden al hecho de que lo que se recoge a continuación forma parte de una entrevista concedida al programa Pienso, luego existo de TVE): "Una de las cosas que me interesa y que me fascina de la Revolución Feminista es que se trata de una revolución no cruenta, (...) una revolución profundamente pacífica. (...) Porque yo creo que hasta ahora hemos puesto como centro de la Revolución y de las utopías un cuerpo fundamentalmente viril, absolutamente militarizado, tremendamente violento... Ese cuerpo heroico que en el fondo es similar en las utopías de extrema derecha y de extrema izquierda (...) Yo creo que hay otro cuerpo. A mí me interesa precisamente el cuerpo vulnerable, el cuerpo discapacitado, el cuerpo desviado. (...) Todos esos cuerpos permiten visibilizar otra utopía (...): una utopía del cuidado".

Pues esa lucha contra toda forma de opresión, esa imbricación de las diversas rebeliones emancipadoras surgidas en los dos últimos siglos en un único (y poliédrico) movimiento político conforma lo que al principio de este artículo denominábamos elemento retro de Podemos. Es lo que, con aporético verso, nos dice el habitualmente cristalino Pedro Salinas: "el futuro se llama ayer".

 

¿Cuál sería entonces el elemento progresivo? Nos alegra comunicarles que hay más de uno. Hoy nos atendremos a estos tres:

1. La apuesta valiente por lograr que "Democracia" y "Eficacia" rimen no sólo poética sino también políticamente. Debemos ser capaces de crear una musicalidad semántica entre estos dos conceptos que tantas cacofonías estructurales de infausto recuerdo produjeron durante el siglo pasado, haciendo fracasar a no pocos proyectos políticos ilusionantes por su incapacidad a este respecto. Nos adentramos, bueno es saberlo de entrada, en terra incognita: necesitamos tener un ojo puesto en la reinvención de la democracia, con fórmulas de participación de la ciudadanía literalmente inéditas, esquivando siempre (aquí recae la atención escrupulosa del otro ojo)  las tediosas garras de la asamblea interminable. Se trata de cristalizar mecanismos que eviten que a Podemos le ocurra lo que al albatros de Baudelaire ("sus alas de gigante le impiden caminar"). La Asamblea Ciudadana "Sí se puede", ya en marcha, nos permitirá ver cómo vamos a componer el maridaje de esos dos pulmones inextirpables de nuestra iniciativa, construyendo colectivamente una democracia eficaz a base de instrumentos eficazmente democráticos. No está de más aclarar que el abajo firmante suscribe la propuesta ética, política y organizativa presentada por el conocido como "grupo promotor": Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre.

2. El proyecto de reconfiguración del campo político. Nos proponemos difuminar la línea vertical mediante la cual el Poder nos quiere dividir en gente "de derechas" y gente "de izquierdas", para trazar a continuación otra línea fronteriza, horizontal esta vez, que delimite una nueva dicotomía en el espacio público: arriba, la Casta; abajo, el Pueblo. Para esto es imprescindible que algunos sectores de la llamada "izquierda" tengan la generosidad y la salud mental de renunciar a ciertos fetiches y símbolos, y asuman la transversalidad de un proyecto pluriforme, polívoco y profundamente alérgico a los dogmatismos tanto en las formas como en el fondo. Debemos utilizar significantes inclusivos dada la sana heterogeneidad ideológica que puebla las mentes del amplio colectivo humano que se siente interpelado por nuestra propuesta de reconstrucción nacional.

3. La adecuación de nuestro discurso a la nueva realidad laboral en la que la precarización ha hecho saltar por los aires el antiguo automatismo que soldaba identitariamente a los asalariados con la clase social a la que pertenecían. El Precariado no es ni de lejos un bloque sociológico tan transparente para sí mismo como lo fue la clase obrera industrial en los países europeos durante el siglo XX. Tenemos que conseguir que, entre otros muchos, los repartidores de comida a domicilio, los teleoperadores, las personas que firman siete contratos al mes, los ni-nis y los parados de larga duración se sientan imantados intelectual y emocionalmente por esta embrionaria fuerza política a la que intentamos dar a luz. Hemos de ser también capaces de seducir a los jóvenes, sector especialmente castigado por la crisis sistémica que nos ha tocado vivir, obligados unos a la emigración (han salido del país en los dos últimos años nada menos que un millón de menores de 40 años), otros al paro, y el resto (los "afortunados") al contrato basura. Para atraer a estos dos sectores de la población ("Clases Bajas" y "Juventud") es necesario (y en esto seguimos al pie de la letra parte del riguroso desmenuzamiento intelectivo que de la teoría del análisis de marco realiza Íñigo Errejón en su Tesis Doctoral) utilizar las siguientes herramientas discursivas:

- Diagnóstico: "Identificar un agravio como injusticia pública y adjudicarle responsables". Hablamos aquí de politizar un sufrimiento (tal vez, la función primordial de todo proyecto contrahegemónico) al que antes se le daba causación psicológica, genética o de otra índole. Por ejemplo: no me echan de mi casa porque sea un manirroto que ha vivido por encima de sus posibilidades sino porque formamos parte de una sociedad injusta y corrupta; injusta porque antepone los derechos patrimoniales de los banqueros a los derechos fundamentales de sus ciudadanos, corrupta porque sus alevosos gobernantes elaboran leyes para beneficiar a las élites en detrimento de las mayorías que depositaron su confianza en dichos representantes mediante el voto.

-Pronóstico: "Postular una solución para el problema y legitimar a un sujeto colectivo para alcanzarla". Es decir, habiendo politizado el sufrimiento, diagnosticado la dolencia y señalado a sus responsables, es imprescindible que sepamos transmitir diáfanamente nuestra receta para corregir la desgarradora situación actual. La crítica sin enunciación de alternativa plausible pertenece al campo de la poesía, la filosofía o la teología. Nunca al de la política. A nosotros se nos exige con toda la razón del mundo la elaboración de un programa viable (ya lo supimos hacer en los meses previos a las elecciones europeas) que mitigue o erradique los males que afectan a la ciudadanía. Todo lo demás, decía Verlaine en otro contexto, es literatura. En lo referente al sujeto colectivo, hay que delimitar un "Nosotros" que sienta como suyos todos esos dolores dispersos y que se confronte con un "Ellos" responsable de los tormentos que nos laceran: el Pueblo contra la Casta.

-Motivación: "Proveer los símbolos, los estímulos y las expectativas de éxito para animar a la movilización". Una de las apuestas -desgraciadamente victoriosas- más deleznables de la contrarrevolución neoliberal ha sido el enfriamiento de la política, la retirada de la pasión de la esfera pública en beneficio del gélido análisis de los "expertos", del reinado de los tecnócratas (supuesta y falsariamente carentes de ideología, entendida ésta como cojera que impide el recto camino de la razón mercantil -la más ideológica de todas las razones-). Ante esto, tenemos que volver a ser capaces de ilusionar, de activar, de emocionar. Necesitamos canciones, lemas, películas y documentales que consigan agregar al mayor número de víctimas del sistema en torno al significante "pueblo", definido en función de su afuera constitutivo: la "casta". Y es también imprescindible que logremos trasmitir que podemos transformar la realidad, que la política consiste básicamente en esa capacidad, que las expectativas de éxito de las que habla Errejón son ciertas. Todo esto teniendo siempre en cuenta que deben ser nuestros interlocutores (los damnificados por las políticas llevadas a cabo por los gobiernos del PSOE y el PP) los que las entiendan, interioricen y traduzcan en pensamiento, emoción y acto. La alegría política, la vocación emancipadora de nuestro proyecto debe hacerse viral (extraño virus que es en realidad antídoto contra la desesperanza, la postración y el derrotismo). Por eso decía Víctor Hugo: "Nada tan estúpido como vencer; la verdadera gloria está en convencer". Con-vencer, es decir, vencer-con las víctimas de los execrables planes diseñados por la lumpen-oligarquía salida del franquismo y la Transición con el objetivo infame de detraer rentas de los de abajo para llenar aún más los bolsillos de los de arriba. 

Éstos son algunos de los retos que nos apremian. De nuestra capacidad para superarlos con éxito depende el futuro de nuestro maltratado pueblo. Porque es mucho, muchísimo, lo que nos jugamos. De hecho, cada vez somos más los que pensamos (sin ánimo de elucubrar delirios desiderativos y por tanto baladíes) que nos hallamos ante uno de esos momentos decisivos que marcan la vida de un país durante tres o cuatro décadas. Miremos a nuestra historia reciente. Percibimos sin dificultad un primer ciclo de lucha -política y desgraciadamente militar- que se abre en 1931, se cierra luctuosamente en 1939 y que da lugar a casi cuarenta años de dictadura nacionalcatólica. Tras la muerte del sátrapa se abre un segundo periodo constituyente: "La Inmaculada Transición". De ahí sale el Régimen del 78, con su bipartidismo psocialista-ppopular, su alambicada Constitución (cuyo segundo artículo, el que hace mención a la "indisoluble unidad de la nación española", fue, según testimonio directo de Jordi Sole i Tura -uno de los "padres de la constitución"-, redactado e impuesto sin posibilidad de negociación por "la presión exterior", eufemismo que para muchos enmascara a un actor político muy concreto: el ejército franquista), su radicalismo de centro, su descafeinada cultureta progre (trabajando con mucha PRISA y ninguna pausa por la marginalización de todo disenso) y sus 39 años de campechanía juancarlista. El 15M, en opinión de un número cada vez mayor de politólogos, supone una nueva irrupción del momento destituyente ("no nos representan", "lo llaman democracia y no lo es"). Y ahora nos hallamos ante una encrucijada histórica con dos posibles desenlaces: 

1. El transformismo: la restauración por arriba. Ciframos aquí con terminología gramsciana un tipo de pacto entre las élites que integra parcialmente algunas de las demandas populares insatisfechas y excluye o estigmatiza otras (las más importantes). Por decirlo lampedusianamente, lo cambia todo para que nada cambie.

2. El proceso constituyente: la creación de un nuevo pacto social, liderado por los sectores populares, que, por una vez en la aciaga historia de nuestro país, favorezca a los de abajo y traiga consigo la plasmación constitucional de los nuevos consensos (ese clamor ciudadano contra el saqueo por parte de la clase dirigente) surgidos tras el comienzo de la crisis-estafa. 

La victoria de la segunda opción depende de todos. Como dice la canción, "que cada uno aporte lo que sepa". Así que, querido lector, la próxima vez que se sienta impelido por la pregunta "¿qué es Podemos?", permítanos que le respondamos lírico-políticamente parafraseando a uno de nuestros más célebres poetas decimonónicos: Podemos eres tú.

Diego Perdomo es miembro del Círculo Podemos Gran Canaria