Política de patio de colegio - por Erasmo Quintana *

La vida en esta España irredenta es como un náufrago errante cuyo horizonte cambia cada vez a más lejano sin solución de continuidad.

Estuvo decenios en lo político eligiendo dos partidos, derecha-izquierda, turnándose con modelo estadounidense, hasta que de pocos años a esta parte, la ciudadanía hizo que desapareciera el bipartidismo, y tuvimos años de inestabilidad porque fue necesario repetir las elecciones generales al no haber costumbre ni cultura de formar coaliciones como solución y remedio a la dispersión del voto. Al fin, bajaron de la nube tanto el Partido Popular como el Partido Socialista, y ya con los pies en la tierra, éste último tuvo que pactar in extremis con Unidas Podemos. 

Esta novísima circunstancia no hizo doblar la página en la tradicional sensación de lo que se conoce como “las dos Españas.” De resultas que sigue vivo aquello que nos advertía el poeta César Vallejo cuando afirmaba “Cuídate España, de tu propia España.”

La derecha nacional más retardataria es la única que ha existido en esta nación desde que en el amanecer del siglo XVIII se optó, en lugar de por un sistema de gobierno como el holandés o el inglés, lo hizo por una monarquía absoluta al estilo borbónico galo -de allí vino el Borbón- el cual se ha consolidado siempre en regímenes muy poco permeables a la centralidad democrática del poder a favor de las minorías organizadas, que configuran el viejo estigma proclamado por Joaquín Costa (regeneracionista) como oligarquía y caciquismo, que es lo que hemos tenido hasta aquí y ahora en esta pseudodemocracia.

Así, tenemos un país tremendamente injusto, y los que con tanto cuidado pretenden preservar la imagen del corrupto Rey emérito, en realidad no consiguen lo en el fondo tan deseado. Con lo que hacen creen favorecerlo, mas lo que consiguen es perjudicarlo. Logran poner en medio de la calle a un Rey desnudo, al que las derechas, la Iglesia, el poder económico, el estatus corporativo, los nostálgicos franquistas y los altos mandos militares en la reserva ven que, en efecto, va desnudo por la calle, pero no se atreven a decírselo. ¿Quién compra que yo, un pensionista del montón, hago mi declaración de la Renta con todas las de la Ley, y el Jefe del Estado, máxima representación de la nación y espejo donde todos debemos mirarnos, ponga sus millones en paraísos fiscales para no pagar (contribuir) a Hacienda? Y no me vengan con que es presunto: su hijo lo confirmó retirándole la asignación económica de la Casa Real.

En otro orden de cosas, comentar que el valor y acceso a los bienes de la  nación lo determinan el trabajo que cada individuo aporta, y no el dinero. Ningún trabajo es superior a otro en valor, todos somos igual de necesarios, porque si prescindimos de ciertas actividades en el eslabón de la cadena, la sociedad no funcionaría como debe. Eduardo Garzón, economista y hermano del ministro Alberto Garzón, ha afirmado que la gravedad de la economía española por la pandemia tiene -según él- solución fácil, que es poniendo en circulación más dinero en billetes, pues el sistema está montado para esclavizarnos. Esto me recuerda a Pancho Villa, que para resolver la crisis mexicana posrevolucionaria, puso en circulación billetes a trochemoche.

 La altura aniñada de oposición que practican el PP y Vox va cada vez en aumento. No la apoyan en argumentos consistentes, más bien son pueriles. Nazifascista hasta las trancas (Vox), lo malo no es que se distinga como lameculos de la Monarquía, minimizando la conducta bochornosa de quien fue nada menos que Jefe del Estado; lo verdaderamente grave es que como puedan, asesinan pasando por las armas a medio país, compatriotas todos, que no piensan como los franquistas áureos de los mejores tiempos.

  * La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana