Por la rehabilitación social y la justicia en España - por Erasmo Quintana *

Cada vez me gusta menos lo que veo en este país que se le supone moderno. El egoísmo de la gente es su principal seña de identidad, en un sistema montado en el capitalismo salvaje. Aquí, lo que prospera es el ventajismo, y la inteligencia se utiliza para estar mejor que el resto de la ciudadanía. La solidaridad es poco conocida y casi nunca puesta en práctica, salvo contadas ocasiones, alcanzando la categoría -por lo escasas- de rara avis. Con el tiempo y los años vividos me he convertido en un incrédulo y agnóstico de todo cuanto me rodea. La casposa derecha no pierde ocasión para ridiculizar a la izquierda, cuando ésta saca una ley que protege a las mujeres víctimas de agresión sexual, castigando al victimario. Tal vez quedó un resquicio por donde se cuela el juez conservador, con sus puñetas, para hacer la puñeta, lo que habrá que corregir, aunque tales jueces y juezas también tendrán que explicar por qué, dando la ley posibilidad de aplicar penas más graves, optan por las más leves, sin necesidad ninguna. 

Yo me declaro ciudadano del mundo, a pesar de que nací y vivo en una isla aislada: Gran Canaria, sembrada entre otras que forman Archipiélago, no periférico, como dicen, sino en medio de la mar océana, en el centro del mapa,  lugar de encuentro obligado de tres importantes continentes: Europa, África y América.

La nuestra es una nación contradictoria, que teniendo páginas gloriosas en su historia, también es donde florecen las más bajas pasiones humanas. Es inquisidora con los errores de los desclasados y benevolente al máximo con los poderosos del sistema.

La Justicia por su cuenta, ha dado sobradas muestras de poderoso brazo antidemocrático, invadiendo competencias y aplastando a otro de los poderes del Estado, como si de una dictadura se tratara. Estuvo años ocupando cargos sus miembros, ilegalmente desde lo mandatado por la Constitución, los cuales, desde su ilegalidad, nombraban cargos vacantes cuando les dio la gana. Estos miembros del Consejo General del Poder Judicial ¿hubieran permitido que el poder Ejecutivo invadiera sus competencias? Firmemente creemos que ello sería imposible. ¿Cómo es que los jueces sí podían? ¿Cómo podemos llamar a esto? ¿En verdad, vivimos una democracia plena, como nos quieren hacer ver?

¿Alguien me quiere explicar por qué se le comprende y minimiza los actos delincuenciales del Rey emérito? ¿La Justicia española funciona? Algún ciudadano de a pie hace la millonésima parte penal que ese señor, y le cae toda la pesada maquinaria legal sobre su cabeza. Franco nos reinstauró -todo atado y bien atado- la Corona de los Borbones como una gran cosa, pero fue para garantizar el bienestar de las élites, que no para beneficio del pueblo. El Emérito, desde que pudo, convirtió su vida privada en un desenfreno. Desde Marta Gayá a Corina, pasando por un no se sabe cuántos contactos extramatrimoniales. En lo económico, igual. Dos mil millones de euros, dicen que es el patrimonio que posee. Hemos visionado un documental, cuyo título es “Salvar al Rey”, donde aparece el verdadero Emérito. El documental da por hecho que la Gayá fue amante de Juan Carlos. Hay una moto que también sale, que evoca las legendarias escapadas para huir despistando a sus escoltas, lo que se convirtió en la comidilla de todo Mallorca durante años (y nosotros sin enterarnos gracias al celo del establishment que protegía su imagen con profesional eficacia).

En ese momento el silencio general sobre sus aventuras amatorias permitía al monarca actuar sin tener que dar explicaciones. Y esa falta de control democrático hizo que cada vez el concernido fuera más audaz, tomando menos precauciones. Un chantaje de seiscientos millones de euros tuvo lugar con la siguiente integrante de la larga lista rosa de Juan Carlos; según el documental de marras, es la archifamosísima Bárbara Rey. En este caso, el destape despiadado sirve para confirmar las insinuaciones que la actriz y vedette llevaba años lanzando en programas de TV: que había vivido una estrechísima relación amorosa con el exJefe del Estado, de lo cual disponía de pruebas fehacientes. Dichas pruebas también son las grabaciones de charlas entre ambos, como cuando critican a José M.ª Aznar (PP) que, a decir del personaje, le acababa reportando los seiscientos millones arriba mencionados, a cambio de que no vieran la luz. -”¿A las tres menos cuarto te va bien que llegue?”, le pregunta el entonces Jefe del Estado español en una de las grabaciones. -”Te quiero mucho”, le dice en otra, como se puede comprobar, una vez que esa cháchara se hizo pública.

Juan Carlos I, con estos episodios de su vida privada se hace evidente que algo tiene que cambiar en el país del que él era cabeza más representativa.  Para salvar la Monarquía había que sacrificarlo, ya que estaba fuera de control, por lo que el Sistema se dijo: “Hasta aquí hemos llegado, a Abu Dabi con él, donde estará mejor, y nosotros también”. La figura de su hijo Felipe VI fue la salvación del sistémico país español, Sancta Sanctorum del bienestar de los que mejor viven en una nación empedrada de carencias de todo tipo y de miseria. Y no estoy exagerando: ahí está solo un ejemplo, la Sanidad Pública...

* Gracias a Erasmo Quintana