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miércoles, 24 de abril de 2024 00:16h.

En la senda del Tea Party - por Antonio Morales

Hace un par de viernes y a primera hora de la mañana me subí a un avión para regresar a Gran Canaria desde Tenerife.  Como siempre, una amable auxiliar de vuelo me entregó un periódico para hacer más liviano el viaje. Era el “Diario de Avisos”. Le eché un vistazo a la portada y me tropecé con la frase con la que, habitualmente, algunos medios abren su cabecera. A partir de ahí se me pasó la aprensión al despegue. Se me trocó por una enorme desazón. El decano de la prensa de Canarias transcribía un pensamiento que decía que “gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución se mantiene a la población en vilo”

En la senda del Tea Party - por Antonio Morales

Hace un par de viernes y a primera hora de la mañana me subí a un avión para regresar a Gran Canaria desde Tenerife.  Como siempre, una amable auxiliar de vuelo me entregó un periódico para hacer más liviano el viaje. Era el “Diario de Avisos”. Le eché un vistazo a la portada y me tropecé con la frase con la que, habitualmente, algunos medios abren su cabecera. A partir de ahí se me pasó la aprensión al despegue. Se me trocó por una enorme desazón. El decano de la prensa de Canarias transcribía un pensamiento que decía que “gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución se mantiene a la población en vilo”. El matutino recurría –está de moda- a una  frase que cuestiona la política. Al fin y al cabo se ha convertido en un lugar común e irresponsable: todos son iguales, da lo mismo derechas que izquierdas… Nos estamos acostumbrando a una letanía peligrosa que algunos asumen de manera insensata e irreflexiva y otros utilizan con un objetivo perfectamente calculado: vaciar el Estado denigrando a la política, a la representación pública y a la democracia. Pero el diario tinerfeño no reproducía por reproducir una frase más. Tampoco se si el encargado de poner la frasecita de marras lo había hecho intencionadamente o no, o si simplemente se había apuntado a trasladarnos una boutade pretendidamente graciosa. Pero lo cierto es que el texto elegido venía firmado por Ezra Loomis Pound. Efectivamente, el medio de comunicación chicharrero había utilizado un pensamiento del poeta, ensayista y músico norteamericano que abrazó, en el siglo pasado, el fascismo y el antisemitismo más visceral. El periódico no había acudido a  la poesía o los ensayos de Pound sino a una reflexión totalitaria del hombre político que llegó a declarar que “Mussolini y Hitler han hecho más cosas por la paz que todas las democracias liberales”. Y se quedaron tan panchos. Aquí no ha pasado nada y a trabajar en el periódico del siguiente día.

El cuestionamiento de la política y de los políticos se hace cada vez más palpable en la ciudadanía en general. El descontento y el rechazo es cada vez mayor. Sin duda, no se pueden obviar los enormes errores cometidos por los partidos políticos, que han hecho dejación de la defensa del interés general para poner al Gobierno y a la Administración en manos de una plutocracia. Que han convertido la democracia en una partitocracia totalitaria. Pero detrás de todo ello emerge el objetivo último de reducir lo público a la mínima expresión tal y como defiende el neoliberalismo, que no concibe la libertad si no es desde la minimización del Estado.

Centros de pensamiento neoliberales, digitales a mansalva, organizaciones empresariales diversas y muchos medios de comunicación convencionales han abrazado esta estrategia y están en ello sin ningún pudor. Y están consiguiendo, poco a poco, orientar el sentir colectivo. Es el caso del diario El Mundo de Pedro J. Ramírez. No tuvo escrúpulos para liderar la creación del “sindicato del crimen” en la etapa presidencial de Felipe González  y no lo tiene ahora para insistir una y otra vez en campañas profundamente neoliberales. Una semana si y otra también no duda en acudir a titulares interesados e informaciones tendenciosas para cuestionar lo público. Una y otra vez editorializa demandando más y más reformas laborales y reducciones en el gasto público.  Una y otra vez insiste en que es la Política S.A la única empresa que genera empleo en la crisis; que “los partidos políticos tienen colocados a 145.000 españoles”  (hasta hace muy poco decían que eran 445.000) e incluye aquí a alcaldes, concejales, asesores… Y dice que los que cobran de la política superan a los empleados de los seis bancos del Ibex… Pablo Sebastián, director de “República.com”, lo expresaba perfectamente hace muy poco: “Pedro J. Ramírez se pasa a la extrema derecha” y lo situaba como jefe de la ultra derecha mediática. Incluso el prestigioso periódico norteamericano “The Christian Science Monitor” se ha preguntado si Ramírez está al frente de una “insurrección al estilo del Tea Party” en España.

Y estos mensajes van calando. Claro que van calando. Por eso las encuestas insisten en señalar a la política como una de las principales preocupaciones de los españoles. Los ciudadanos se alejan de las urnas, hacen mutis por el foro, desisten de ejercer su papel de ciudadanía activa, rechazan a la política y a los políticos en general… Y eso envalentona a los ultraliberales de este país. Y abrazan posiciones extremas, antidemocráticas y xenófobas. Y les da alas para continuar con su  ataque a los derechos sociales, laborales, civiles… Y por eso, María Dolores de Cospedal se propone tramitar, con el visto bueno del Congreso de los Diputados, una reforma electoral que reduce el número de escaños de las Cortes castellano-manchegas alegando una austeridad y reducción del gasto público que beneficia al grupo mayoritario y cierra el paso a los partidos más pequeños; por eso  el Gobierno refuerza las vallas de Melilla con cuchillas asesinas que Rajoy “no sabe si pueden afectar a las personas” pero que trasladan un mensaje xenófobo de dureza y rechazo a los que buscan desesperadamente huir de la pobreza, la persecución política o los conflictos bélicos; por eso aprueba el Parlamento, solo con los votos de la mayoría absoluta popular, una nueva Ley educativa profundamente reaccionaria; por eso pone el PP en marcha una ley mordaza  y de restricciones de derechos civiles que pretende controlar los movimientos sociales, aduciendo la “seguridad  y la libertad”, porque como dice Zygmunt Bauman, todo indica que estamos dispuestos a entregar parte de la libertad que tanto costó a cambio de mayor seguridad… Luis García Montero escribía hace unos días un artículo durísimo en Público. Lo titulaba “Buenos días, fascismo”: “los españoles volvemos a vivir una realidad cotidiana fascista. Podemos discutir si se trata de prefascista, posfascista, parafascista o cuasifascista, pero la evidencia es que nos hemos instalado en el cartón piedra de la mentira y en una plaza de armas que solo pertenece a la autoridad. Entre nuestros derechos no está la calle”. Qué diferencia con lo expresado hace unos días por Dilma Rousseff en El País: “Ser capaz de convivir con manifestaciones es intrínseco a la democracia. Un Gobierno debe escuchar la voz de la calle. Las manifestaciones pacíficas rejuvenecen a un país”. Y vendrá detrás una Ley de Huelga, la modificación del Código Penal…

Y esta ola neocon no se da solo en España. En Europa las fuerzas políticas de extrema derecha y populistas están ganando presencia. De hecho gobiernan o cogobiernan ya en muchos países. Su electorado proviene en muchos casos de los barrios más deprimidos y de antiguos votantes de la socialdemocracia. La xenofobia se extiende peligrosamente.  En Francia el índice de confianza en Hollande cae hasta el 20% y los franceses reprueban a toda su clase política. Un 65% de sus ciudadanos justifica el racismo contra “ciertas conductas” y el Frente Nacional de Marine Le Pen se sitúa a la cabeza en intención de voto de cara a las elecciones europeas.

Es la hora de luchar contra el conformismo generalizado, la servidumbre y el miedo a los poderes que utilizan la democracia para someternos. Es el momento de romper  con la ciudadanía de la omisión, la pasividad, la sumisión y el indiferentismo. No podemos renunciar a la acción y a la responsabilidad directa en transformar la realidad.  Como dice Ferrajoli (Poderes salvajes. La crisis de la democracia constitucional. Trotta) la indiferencia ciudadana ante los intereses generales forman el mejor caldo de cultivo de la reducción a la pasividad política, y con ella, del populismo y la delegación en un jefe.

La democracia se muere, si no está ya cadáver, como decía  Pepín Vidal-Beneyto. Es la hora de la regeneración política (el PP y el PSOE no pueden renunciar a ello y continuar con la política de los hechos y las frustraciones como la expresada con la elección del nuevo CGPJ); de recuperar la moral pública y la ética, de la revitalización de la democracia desde la ciudadanía. De la honestidad y la decencia en la política y en la sociedad civil.

 

 

                                                                                                        Antonio Morales Méndez.

                                                                                                           Alcalde de Agüimes.

 

También en:

http://juanglujan.wordpress.com/2013/12/02/en-la-senda-del-tea-party-antonio-morales/

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=318664

http://domingomartin.blogspot.com.es/2013/12/opinion-en-la-senda-del-tea-party.html

http://www.canariasahora.es/opinion/antonio-morales/senda-tea-party/20131202142654419945.html

http://antoniomorales-blog.com/index.php?option=com_content

http://www.sanborondon.info/content/view/57594/126/