“Siempre es nuevo el amor”, de Daniel de Cullá - por Marina Casado
Una de las dificultades más habituales que entraña la poesía es la de poseer un carácter hermético, que obliga al lector medio a una segunda lectura para tratar de comprender, al menos, una parte de su sentido.
“Siempre es nuevo el amor”, de Daniel de Cullá - por Marina Casado *
Una de las dificultades más habituales que entraña la poesía es la de poseer un carácter hermético, que obliga al lector medio a una segunda lectura para tratar de comprender, al menos, una parte de su sentido. En el caso de la obra de Daniel de Cullá, la primera lectura ya sorprende y la segunda se produce, simplemente, por afición. Esto lo consigue el autor divirtiendo, fascinando con un vocabulario claro y, a la vez, elaborado, que alcanza como una saeta el centro neurálgico del receptor. Es una característica que se desarrolla plenamente en los relatos, los cuales captan la atención desde el primer instante.
Daniel de Cullá, en su faceta de poeta y narrador, es heredero de esa juglaresca ilustrada de la Edad Media que viajaba por pueblos y aldeas, hermosos titiriteros de las palabras, para llevar mundos sorprendentes, contados con humor y con gracia, a las gentes de toda condición. Tenían aquellos seres fascinantes el don de saber llegar, con sus relatos y poemas, a cualquiera que se preciara a escucharlos.
Son los protagonistas de estas páginas variados, ricos en matices, diversos y divertidos. Daniel de Cullá sorprende con un dominio del lenguaje en el que la ironía, el humor y el costumbrismo juegan un papel preponderante. Y de pronto, un verso “estalla en amor”. La pasión se pasea por las palabras y florece en torbellinos dispersos, poniendo broches de belleza a las historias entrañables vividas por los personajes. Porque esta obra es narrativa, no solo en los relatos, sino también en las poesías. Esa es una de las razones por las que capta la atención del lector desde un primer momento. Historias. Historias que hablan del sexo, la vejez, la ambición: sentimientos de nuestra vida diaria, de la vida de tantas personas que se vuelven personajes.
Yo recomiendo este libro de Daniel de Cullá a todos los lectores, de poesía o narrativa, que se consideren lectores despiertos, frescos y sagaces. Porque los otros, a los que Lorca y Dalí llamaron “putrefactos”, tal vez podrían leer estas páginas y caer en la cuenta, con una conciencia terrible y definitiva, de que forman parte del “Rebuzno”, ese Rebuzno “cultural, literario y novelesco” del que Daniel de Cullá se ríe con elegancia para dejarlo enterrado y obligarnos a todos a, como decía aquel inolvidable Don Latino de Híspalis, “quitarnos el cráneo”.
En traje de ceremonia
y me cuesta decírtelo
al viento duradero de Poniente
viento que sopla de esa parte
TE AMO
te digo "te amo"
que tú sabes
en Pontevedra
una de las cuatro provincias
en que se divide
la Comunidad de Galicia
que pagamos los hombres a escote
para costear un baile
derribados los dos hacia adelante
pagando yo el pontazgo
derecho o tributo de tránsito
por ese puente de Amor
formado de maderos
o de una sola tabla
por donde pasa la dignidad
de un pontífice erecto
ejerciendo el gobierno de su diócesis
en la que tu, maja mía
pues tú tienes los ornamentos
que sirven a un prelado
para la celebración
de los amores divinos
ya que tu hermoso vientre contiene
las ceremonias pontificias
y las de las funciones episcopales
un abrazado
mandas
del casamiento
o vidrio de amor
sobre el cual se extiende el esmeril.
-Daniel de Cullá
* Publicado con autorización de la autora
Marina Casado