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lunes, 06 de mayo de 2024 07:57h.

Unidad, sí, pero no a cualquier precio - por Fernando Álvarez Ruano

La 'unidad de la izquierda' es un mito popular, algo parecido a todo el mundo es bueno, pero que se utiliza como arma arrojadiza contra cualquiera que se defina izquierdista. Pero bajo el mito hay una realidad: nuestra incapacidad para crear una base de acción contra el capitalismo. Sea por protagonismos personales, por camarillas o porque tenemos derecho a defender nuestras ideas con las menos concesiones posibles, eso tiene un resultado nefasto para las capas populares, que al final siguen las directrices de los medios de comunicación.

Unidad, sí, pero no a cualquier precio - por Fernando Álvarez Ruano *

. La 'unidad de la izquierda' es un mito popular, algo parecido a todo el mundo es bueno, pero que se utiliza como arma arrojadiza contra cualquiera que se defina izquierdista. Pero bajo el mito hay una realidad: nuestra incapacidad para crear una base de acción contra el capitalismo. Sea por protagonismos personales, por camarillas o porque tenemos derecho a defender nuestras ideas con las menos concesiones posibles, eso tiene un resultado nefasto para las capas populares, que al final siguen las directrices de los medios de comunicación.

El problema es que estas elecciones son históricas. Y eso es cierto. Tal y como está configurado el estado borbónico si la oligarquía tiene otros cuatro años para destrozar lo poco que queda de espacios sociales y/o populares (es decir si completa su proceso de privatización y de legislación represiva), nos costará 30 años de lucha volver al 78. La ruptura no es con el 78. El 78 abría una puerta, pequeña y con poco recorrido. Y la han estado cerrando. El problema es que ahora, o tiramos la puerta abajo, o la cerrarán y nos pillaremos los dedos. El 20 de diciembre del 2015 nos jugamos volver a construir una sociedad  más,  en la que los post y neo franquistas sean arrastrados por la corriente del tiempo, o que el neo-capitalismo nos organice la vida durante al menos una generación.Creo que la gente de los partidos implicados en la unidad popular, sea de Podemos o de IU o de cualquier otra formación (incluyendo a la CUP o al BNG, por ejemplo) debe aceptar que ahora mismo lo único importante es la victoria electoral sobre PP-Ciuda-dadnos y la derecha del PSOE. Si no se consigue la derrota de la política neoliberal -antidemocrática y mercantilista aquí, en Europa, y en la ONU- esta vez, no sé que quedará para defender dentro de cuatro años.

Creo que la izquierda debe mantener sus estructuras, mejorarlas desde la racionalidad, nunca desde la urgencia para dar una imagen de modernidad que puede esconder incapacidad o apatía para articular respuestas conformes a las necesidades de la sociedad en forma de programa creíble y aplicable por realista. 

No caigamos más en el empeño porfiado y vano de acuerdo siquiera parcial salvo con quienes podamos articular acuerdos "amplios" de confluencia en lo concreto, no desde un voluntarismo solo de parte, irrealizable y frustrante. 

A fin de cuentas programas comunes nacerán de acuerdos entre diferentes cuando unos y otros así lo quieran. Porfiar por la unidad con quien es evidente y palmario tiene objetivos imposibles de conciliar es suicida. La unidad llegará cuando sea el momento de necesidad más allá de nuestras prisas o urgencias.

También puede ocurrir que tengamos una perspectiva con amplio margen de subjetividad, y resulte que el cuerpo social no esté tan maduro como queremos ver por y para el cambio, las encuestas apuntan en dicho sentido. 

La crisis tiene sin duda largo recorrido (no ha hecho sino empezar, será bueno no quemar todas las naves en el primer embate de la batalla), se presenta larga y sumamente ardua. Utilizar pues una cierta mesura, raciocinio e inteligencia para el análisis, y fortalecer la capacidad de espera en la observación, para discernir el momento para la respuesta oportuna, que no oportunista, como se observa en estos momentos por demasiados actores del bodevil actual.

Desde esta perspectiva considero muy importante mantener un discurso de clase en el programa y no dejarnos arrastrar por la querencia de un cambio que quizá como digo arriba no esté maduro aún y lleve a una falta de coherencia. Victorias pírricas cargadas de personalismo darán una imagen de inmadurez e inseguridad, nefastas para una alternativa en la que el ciudadano pueda confiar su voto.

Coherencia en la adversidad aún a falta de votos hoy, para posibilitar un mañana. Nadie dijo que sea fácil.

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Fernando Álvarez Ruano