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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Las venas abiertas del socialismo español - por Carlos Martinez,

CARLOS MARTÍNEZEl legado de Pablo Iglesias ha sido destruido por una oligarquía liberal y claudicante ante los intereses del sistema, de las grandes corporaciones así como de la entrega a los EE.UU y sus intereses. Quien escrive estas líneas no es un radical antisocialista de los que tanto abundan ahora y a los que tantas horas de audiencia, se les regalan en telvisiones privadas, sino un apasionado socialista.

Las venas abiertas del socialismo español - por Carlos Martinez, politólogo, Primer secretario de Alternativa Socialista y del secretariado de Unión SOCIALISTA

El legado de Pablo Iglesias ha sido destruido por una oligarquía liberal y claudicante ante los intereses del sistema, de las grandes corporaciones así como de la entrega a los EE.UU y sus intereses. Quien escrive estas líneas no es un radical antisocialista de los que tanto abundan ahora y a los que tantas horas de audiencia, se les regalan en telvisiones privadas, sino un apasionado socialista.

Felipe Gonzalez ha sido el gran arquitecto, no de un edificio, sino de una demolición que como es sabido también necesita de arquitectos. En su libro "Soberanos e intervenidos" Joan Garcés explica de forma documentada y nunca desmentida en un libro que edita SigloXXI, con ocho ediciones, serio y además escrito por un socialista: las implicaciones de los EEUU y su intervención directa, no tan solo en la conformación de la Europa del Mercado Común, sino en la transición española y en el papel del PSOE y de Gonzalez Marquez. Así como la implicación de dicho líder socioliberal en los planes del Departamento de Estado de los EEUU, convirtiendo en PSOE en un instrumento útil a los intereses militares y corporativos de las potencias centrales. El PSOE era secuestrado y de reclamar la república y un gobierno provisional en la primera etapa de la transición, pasaba a ser un partido dinástico y apoyar la solución Juan Carlos.

 El PSOE se convertía en un partido carente de independencia y por tanto del régimen, a pesar de su carga tradicional y de ser en origen el partido obrero por excelencia. Ese PSOE viciado de origen sirvió fielmente los intereses de sus patronos y secuestro la voluntad de un pueblo que en el año 1982 pensó que había triunfado y con una mayoría absoluta jamás obtenida por nadie había tocado los cielos. El triunfo del PSOE en el 82 del siglo pasado, no fue de Felipe, fue de la clase obrera, de las clases populares y supuso la derrota del franquismo. Pero todo esto fue arrebatado y defraudado.

La burguesía, los intereses del régimen oligárquico encontraron en el PSOE el instrumento necesario para salvaguardar sus intereses, defenderlos del comunismo y de paso y sobre todo del socialismo. El régimen construyo su propia izquierda y esa izquierda, ya utilizada y desgastada, al sistema, ahora le sobra. Ya no le es útil. Además un PSOE privado de ideología, del reformismo obrerista y transformador, es inútil, además gobernado por unas élites liberales, de clase media aburridas e incapaces, pero sobre todo leales al sistema, insolventes a lo hora de proponer ideas reales de cambio es ineficaz. Gracias a una liturgia de izquierdas, la memoria histórica y las rentas del pasado con avances innegables en medidas de cierto bienestar y de mejoras administrativas, logra todavía mantener a un electorado fiel, leal o que le sigue votando con la nariz tapada por ser un mal menor o bien por creencia en que representa lo que ya no es.

Pero ya no es imprescindible. El sistema ha cambiado en su conjunto global y globalizado y si los capitales, no se sienten seguros o mimados, simplemente emigrarán a otros lugares del mundo y punto. El capitalismo financiero ya no es el capitalismo fordista pegado al terreno con fabricas de sólidos ladrillos y cuchillos de acero sujetando sus techos. Es inmaterial y por lo tanto no es ya territorial. Además ya cortarán el grifo y mientras tanto ganarán en otras partes, quedándoles siempre el recurso de cobrar la deuda. Además si de paso se liquida el socialismo democrático, pues mejor y así de paso, se evitan el susto de un Corbyn o de un Sanders, que esos si dan miedo. El socialismo muerto, es el mejor socialismo, pues como decía Pablo Iglesias, los socialistas no nacen, se siembran.

Por tanto, el "socialismo" oficial, carente de ideas y de personas con liderazgo, de personas con valores y sobre todo con valor, no sirve ya a los intereses de nadie. Ni de los ricos que lo ven algo caducado, ni de las nuevas clases medias emergentes y empobrecidas, que frustradas porque sus hijas e hijos con carreras, doctorados y estudios no encuentran colocaciones de acuerdo a su esfuerzo y status buscan otras soluciones. Ni los jóvenes egresados ven futuro y de hecho, no lo tienen, ni sus padres ven compensados sus esfuerzos. Así pues también esa clase media que por cierto casi no luchó contra el franquismo, pero aupó a Felipe con entusiasmo ahora abandona a los vástagos del felipismo, sin ideas, mal avenidos y cobardes con los poderosos.

Roto el pacto Felipe/clase media, esta ahora busca nuevas estructuras políticas y nuevas fuentes de empleo público y de mantenimiento del status, de acuerdo con las nuevas modas. No son pues necesarios ya los y las burócratas "socialistas". Ahora hay ya recambio.

Es por eso que ha llegado la hora de un nuevo socialismo, independiente de toda dependencia política y dinástica, así como y sobre todo económica. Solo una ruptura socialista, puede suponer el volver a alzar con consistencia e ideas una esperanza de cambio social, surgida de las y los de abajo, de las clases trabajadoras, de los jóvenes sin futuro que comiencen a ser conscientes de que ellas y ellos ya no son de clase media.

Solo conocida su realidad, esto podrá comenzar a cambiar. Mientras tanto, hay que olvidarse del PSOE, que no del legado de Pablo Iglesias o de Juan Negrin. No del sacrificio de la lucha de clases, a cambio de la poltrona y la acción puramente institucional.

Las nuevas clases obreras, precarias y sin futuro merecen que se les vuelva a facilitar la ilusión de un fuerza que como viene de atrás, de sus admirados abuelos y bisabuelos, tiene el impulso de hacerla correr hacía delante.

Necesitamos el partido de Corbyn, las ideas de cambio de sistema de Sanders. La simpatía y el talante democrático de Olof Palme, la coherencia hasta el final de Salvador Allende. La constancia de Pablo Iglesias. Por tanto en estas horas confusas, no por unos resultados electorales más o menos previsibles, sino por la recesión económica capitalista, que no va a cesar, sino a repuntar, el peligro del fin de las pensiones públicas, de lo público, de la protección social, de la educación y la sanidad publicas y universales y la llegada, -ya entre nosotras-, de un capitalismo decimononico y sin escrúpulos, vuelve a hacer falta el socialismo. Porqué el socialismo sabe que los currantes y las currantas, las personas pobres y empobrecidas, las jornaleras de las cadenas comerciales, los nuevos precarios, necesitan su partido. La única fuerza política con vocación de ser el partido de los comunes es el socialismo.

Por eso, desde muy abajo, con paciencia y de forma totalmente autónoma y sin apoyos externos a comenzado la recuperación socialista, desde el socialismo y creando organización política socialista. Las y los socialistas, no nos escondemos, ni escondemos nuestro nombre e ideas. Un socialismo republicano y ecosocialista, que no solo apunta a la sociología y el economicismo, sino a la transformación limpia y la defensa imprescindible de la madre tierra. Un socialismo abierto y participativo, cuando precisamente se acaba de descubrir en estas elecciones anticipadas, que las primarias fueron un espejismo y los pactos de élites políticas y profesionales de la política retribuida, se ha vuelto a imponer con una fuerza inusitada y que siempre hay mil excusas para volver a la vieja política, los fichajes estrella y el apoyo de sectores del poder económico.

Por eso y frente a aquellas que irresponsablemente han abierto las venas del socialismo español, nosotras volvemos a llamar a cambiar el sistema. Hay que cambiar el sistema y el socialismo democrático es la solución. Pero esto no es un slogan, ni mercadotecnía es solo un camino que os proponemos. 

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Carlos Martínez