La verdad es de quien sabe contarla - por Julio Cuenca Sanabria
La verdad es de quien sabe contarla - Julio Cuenca Sanabria
En esta foto de 1981, se encuentran de izquierda a derecha, Julio Cuenca, entonces conservador jefe del Museo Canario, Mauro Hernandez Pérez profesor de arqueología de la Universidad de Alicante, Juan Francisco Navarro, profesor de prehistoria de la Universidad de La Laguna, José de León y Dimas Martín Socas, también profesor de arqueología y prehistoria de la ULL. La foto recuerda una primera reunión que convoqué en el Museo Canario, para abordar el grave problema de la conservación y protección del Patrimonio Arqueológico Canario, que entonces se encontraba en la más absoluta ruina. Fue entonces un compromiso personal, que adquirí poco después de aprobar las prácticas profesionales de museos, que lleve a cabo en El Museo Canario, becado por el Ministerio de Cultura y la Dirección General de Arqueología. Tras las prácticas fui propuesto para ocupar una de las plazas de conservadores de museos en el Museo Canario.
Es importante que recordemos todo lo que aconteció, en esa etapa que va va de 1981 a 1998, cuando trabajé como Conservador Jefe de la Institución y luego como Director, porque se ha intentado ocultar. Desde los primeros momentos nos implicamos en la ingente tarea de proteger y conservar el patrimonio arqueológico canario, de ahí estas primeras reuniones con profesores de las universidades de La Laguna y Alicante, donde ya ejercía como catedrático el arqueólogo palmero Mauro Hernandez. Sobre las conclusiones de aquellas primeras jornadas, dejamos aquí una imagen de lo que publicó la prensa entonces, en octubre de 1981.
Desde El Museo Canario llevamos a cabo la planificación para la conservación del patrimonio arqueológico, legado de los antiguos canarios. No estábamos interesados entonces en realizar excavaciones arqueológicas por todas partes, como sucede ahora, más bien nos centramos en elaborar documentos de planeamiento para proteger los sitios arqueológicos sobre la base del planeamiento insular y municipal de los espacios insulares y urbanos. Para ello logramos aglutinar un equipo multidisciplinar, integrado por arqueólogos, geógrafos, arquitectos, delineantes, informáticos, abogados, etc, para trabajar sobre esta metodología de entender que la gestión del Patrimonio tiene que ver con el paisaje y el suelo que le circunda.
Hablaremos de todo esto , de aquella etapa de actividad científica que constituye la base de lo que hoy conservamos. Este esfuerzo y compromiso con el patrimonio, nos llevo a enfrentamientos con los políticos de turno, que no entendían entonces porque había que protegerlo todo. Esta defensa a ultranza del patrimonio arqueológico canario, nos hizo ganar muchos detractores y enemigos en el ámbito de la política y del mundo empresarial, entonces y curiosamente también ahora. De todo esto hablaremos en estas páginas, para intentar contar lo que sucedió en una de las etapas más activas y brillantes del al historia del Museo Canario. Entonces no contábamos con apenas medios sino con limosnas en forma de exiguas subvenciones que nos concedía como de favor el Cabildo de Gran Canaria y por último algo el Gobierno de Canarias. Esta es la historia de aquellos intensos años de plomo, y lo contamos porque se ha intentado ocultar, así que recordando las palabras del editor Manuel Arroyo Stephens " Las cosas solo suceden a los que saben contarlas”