Que viene el meteorito - por Paco Vega
Que viene el meteorito - por Paco Vega *
La cajera asentía en silencio -sin darse por aludida- pensando seguramente que se referiría a otros trabajadores, mientras aquel improvisado político monologista exponía su teoría del mundo del trabajo en torno a su ombligo. Seguramente el buen hombre pensará que, ni en el más horrible de sus sueños pudiera verse obligado a pasar por la desagradable experiencia de convertirse en víctima del paro, como sucede cada día a miles de trabajadores que sufren las interminables colas del paro y a un posterior deambular por las más variadas entrevistas de trabajo para volver a recuperar un preciado empleo y su dignidad como trabajador. Probablemente pensará que eso del paro es para inútiles integrales, para flojos y vagos a perpetuidad…
Difícil se me antoja hacerle ver a determinado tipo de personas que, ni ellos son tan buenos, ni los demás son tan malos. Que a veces depende de circunstancias ajenas al propio trabajador el verse formando parte, en un abrir y cerrar de ojos, de las famosas listas del paro, y por consiguiente peregrinando, de la noche a la mañana, en la búsqueda de empleo para poder seguir llevando un plato de comida a la mesa. Y es que a veces no hay peor enemigo para un trabajador que otro trabajador (ignorante por supuesto).
La pobre cajera habrá tenido que pedir que la sustituyan para tomarse una tila, después de la doble sesión de discursos a la que se vio sometida, sin beberlo ni comerlo. Pero si, quizás tenemos lo que nos merecemos, incluso que nos caiga ese famoso meteorito, porque si los propios trabajadores no somos conscientes de que los derechos no sólo NO se tienen garantizados sino que podemos perderlos en cualquier momento, estamos realmente perdidos y abocados a la esclavitud. Algunos colectivos como el de funcionarios, que también fueron víctimas colaterales del discurso improvisado del político-monologista-trabajador de la cola del super, piensan erróneamente que pertenecen a otra clase social, sin darse cuenta que no dejan de ser simples trabajadores, que deberían empatizar un poco con la parte más desfavorecida de su propia clase social. Cómo pueden pretender que la sociedad les vea como simples trabajadores cuando reivindican sus justos derechos, si ellos mismos consideran que juegan en “otra liga”…
Cuídense y cuidémonos, que todos podemos ser víctimas en algún momento del meteorito laboral.
En fin, que hay que ver lo que da de si diez o quince minutos de espera en la cola del super. Ditoseadios...
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Paco Vega