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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

El XX Congreso del partido en China - por Julio Yao

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Nota de Chema Tante: Publico con mucha satisfacción este artículo de Julio Yao que me envía con su repetida generosidad mi amigo Franklin Ledezma, no solamente por el respeto que me inspira el profesor Yao, sino porque estoy tan convencido como él de lo que dice sobre China. Yao, chino panameño, es un ejemplo vivo de los beneficios que reporta la migración, sea cual sea su causa histórica.  Y China afianza su presencia en el mundo, sin disparar un tiro, sin matar a nadie, sin tumbar un solo gobierno, las cosas que hace USA.  USA impone por la fuerza el sistema neoliberal, que tanto daño hace. China no pretende imponer su modelo socialista, que tan bien ha funcionado. Esa es la diferencia. Ese es el espíritu de Samarkanda, alentado por el OCS. China propone un modelo de cooperación multipolar, fundamentado en la cooperación y la lealtad comercial. Y yo creo, con Yao, que ahí está la esperanza del mundo. Y no dejaré de recordar que Mao vino a despertar la sabiduria milenaria china y sus sucesores han asumido la enseñanza y llaman, no a adoptar sus ideas, sino a comprenderse entre todas. Parece una maravilla, pero es algo muy sencillo. Se llama concordia planetaria.

 El XX Congreso del partido en China - por Julio Yao, analista internacional *

“En China, desde antes que existiera el PCCh, la política dominaba a la economía, legado del Imperio del Centro. No como en Occidente, donde el mercado determina la política. En China, el poder político regula, da forma y condiciona la formación de las clases”

Con motivo del XX Congreso del PCCh, a celebrarse este 16 de octubre de 2022, en nombre del Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá (Ceeap), así como de un amplio círculo de amigos y simpatizantes de la República Popular China, es para mí un deber dar fe de sus logros extraordinarios.

En pocas décadas, China se ha convertido en una gran potencia, cuyo ejemplar respeto al Derecho Internacional es clara demostración de su liderazgo en la comunidad de naciones. Una política exterior de paz, amistad, cooperación y no intervención es el imán que hará posible el objetivo de una humanidad compartida y segura.

El mundo actual se encuentra asediado, sacudido y hamaqueado por las agresiones promovidas por Estados Unidos, que mantiene en zozobra a la humanidad por sus intereses mezquinos. Para el gendarme hegemónico, la soberanía es un mito; la democracia, una falacia engañabobos y la prosperidad, una engañifa.

El socialismo con peculiaridades chinas es una respuesta de la historia de su pueblo, oprimido y humillado después de ser, por dos mil años, el primer país del mundo, sin haber sido jamás su opresor.

El rejuvenecimiento de China, después del “Siglo de la Humillación” y la “Reforma y Apertura”, es su revitalización en esta era, así como la reconfirmación de un socialismo profundo.

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Como lo afirma su presidente Xi Jinping, es preciso buscar la verdad en los hechos, y es esta premisa la que ha permitido estudiar -valga el ejemplo- la extrema pobreza a lo largo y ancho del país para erradicarla y garantizar a la nación “una vida modestamente acomodada”.

El mundo se encuentra atenazado por los intereses mezquinos de Washington, que ha sometido, subyugado y destruido a innumerables pueblos y para el que la democracia es una bandera falsa; la igualdad de oportunidades, una quimera, y la libertad, una ilusión.

China busca la prosperidad, mas no a costa de los pobres; propicia la riqueza, pero la aleja del poder político; castiga la corrupción en todos los niveles, como una extracción o robo de los bienes de toda la sociedad, e impide que se instaure una dominación de clase como en el pasado.

En la ortodoxia neoliberal de Occidente, los términos de referencia para medir la calidad del Estado nacional son conceptos amañados e hiperinflados, como “democracia”, “derechos humanos” y “libertad”. Pero han sido estas palabrejas las que han mantenido como hipnotizados a nuestros pueblos, impotentes para evitar el robo de sus riquezas y el aplastamiento de su dignidad.

Si la gobernanza se midiera por la capacidad de satisfacer las necesidades del pueblo, incluida su autonomía, China sería “el mejor Gobierno del mundo”, como sostiene Rafael Poch, corresponsal catalán en China, Rusia y Alemania. En China, el poder político nombra a los banqueros, impide los excesos de los millonarios, castiga la corrupción y planifica el desarrollo armónico y la política demográfica.

El XX Congreso del PCCh lo comprueba. Es el partido más grande del mundo, con más de 92 millones de miembros. Se escogerán a 2296 nuevos delegados, la mayoría de los cuales está por debajo de 55 años de edad. De estos, el 60 % tiene posgrado, y el resto, licenciatura.

En China, desde antes que existiera el PCCh, la política dominaba a la economía, legado del Imperio del Centro. No como en Occidente, donde el mercado determina la política. En China, el poder político regula, da forma y condiciona la formación de las clases.

En China no tienen los cinturones de miseria que normalmente rodean las ciudades de Occidente, y ello es producto de la urbanización planificada del campo y la ciudad.

Para el país más poblado y multicultural del planeta, no faltarán dificultades, retos y zonas opacas. Pero, como en la Caverna de Platón, el claroscuro es el anuncio de la luz.

* En La casa de mi tía por gentileza de Julio Yao y con la colaboración de Franklin Ledezma

julio yao
MANCHETA AGOSTO 22