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sábado, 20 de abril de 2024 09:50h.

Y vuelta la burra al gas - por Antonio Morales Méndez

Hace unos años defender las energías renovables en esta tierra era un anatema. Cosa de ingenuos. De los nonistas de siempre empeñados en cuestionar a las grandes empresas y sus jugosas inversiones. Cosa de locos incapaces de andar con los pies en el suelo. Pero se han ido volviendo las tornas.

Y vuelta la burra al gas - por Antonio Morales Méndez, presidente del Cabildo de Gran Canaria *

Hace unos años defender las energías renovables en esta tierra era un anatema. Cosa de ingenuos. De los nonistas de siempre empeñados en cuestionar a las grandes empresas y sus jugosas inversiones. Cosa de locos incapaces de andar con los pies en el suelo. Pero se han ido volviendo las tornas. La realidad se impone, la ciudadanía las demanda, los precios del mercado las hacen más golosas… Así y todo no son pocos los que se niegan a aceptar la realidad y siguen condicionados por su incapacidad para diseñar alternativas, por sus compromisos con unos oligopolios que se niegan a perder su estatus o simplemente por desconocimiento. Las causas son distintas, aunque los efectos sean muchas veces coincidentes.

En Canarias sucede mucho de todo esto. Las improvisaciones, la incapacidad para desarrollar un modelo energético de futuro, los compromisos con lo establecido…son el pan de cada día.… Sucede con las DOSE (las Directrices de Ordenación del Sector Eléctrico)  que nacieron viciadas, sin futuro y con poca fe en las renovables, sucede con el echar mano a cualquier cosa que pase por delante sin medir las consecuencias reales y sucede con la defensa torticera de hacernos creer que precisamos el gas como un elemento de transición. Y vuelta la burra al trigo: un latiguillo recurrente que pretende justificar la inacción que ha permitido que andemos a la cola de España en la generación con energías limpias. A los hechos me remito.

En  el Parlamento de Canarias se produjo el martes 16 de febrero un debate acalorado entre Fernando Clavijo y Román Rodríguez a cuenta de la pretensión de Ence de instalar plantas de biomasa en Tenerife y en Gran Canaria. Se le hacía muy difícil reconocer al presidente de Canarias que había declarado como proyecto estratégico la construcción de una planta de biomasa en Las Palmas de Gran Canaria con informes en contra de su consejería de Sanidad. Sin valorar su impacto medioambiental, sus incidencias negativas sobre la penetración posterior de las renovables  y la continuidad de un modelo que nos sigue haciendo depender del exterior. Y descubro entonces que Clavijo me lee. En medio del intercambio de pareceres, el responsable del Gobierno canario esgrimió algunos artículos de  mi autoría y espetó al líder de Nueva Canarias que yo defiendo las «bondades» de la biomasa. Y es que le falta documentación. Claro que defiendo la biomasa endógena, la que se utiliza para producir energía en nuestros hoteles o instalaciones deportivas y para calentar nuestros hogares. La que no nos obliga a seguir dependiendo del exterior para producir energía. ¡Y es que es tan distinto! Pero Fernando Clavijo rehúye informarse ¿Cómo va a ser lo mismo construir plantas de biomasa de 70 MW que necesitan materiales del exterior para producir energía y que a la postre ocuparían el lugar de las renovables que se producirían aquí con nuestros recursos naturales…?

Pero da lo mismo. Todo da lo mismo con tal de justificar que por aquí necesitamos  seguir importando combustibles para producir energía. Que necesitamos el gas para el mix energético. Que lo necesitamos como un combustible de transición a pesar de que se les ha demostrado por activa y por pasiva que con centrales hidroeléctricas, un sistema de generación distribuida y más cercano a los lugares de consumo, en vez de las grandes plantas de ciclo combinado, y un mix de eólica, fotovoltaica, biomasa, aerotermia, geotermia, etc, hacen inviable una inversión tan alta en regasificadoras, gaseoductos, gas ciudad y otras milongas. Pero siguen empeñados. Por eso el consejero de Industria y Energía declaraba al periódico El Día el pasado 14 de febrero que «el Gobierno autonómico entiende que el gas puede ser una energía de respaldo, pero también es cierto que el Cabildo de Gran Canaria ha decidido que no va a proponer una ubicación, con lo cual no habrá gas en esa isla, mientras que en Tenerife se está trabajando para instalar una planta de gas en Granadilla. Por lo tanto en Tenerife se contaminará menos y se gastará menos a la hora de producir energía eléctrica, por la combinación del gas y el fuel. En Gran Canaria, se contaminará más y se pagará más por la producción de energía eléctrica solo con fuel. En cualquier caso, ésta es una decisión solo de los cabildos». ¿Quién va a pagar más? ¿Quién va a pagar la planta y sus amortizaciones? ¿Y los puertos y los diques y los gaseoductos, quién los va a pagar? ¿Acaso no sale más barato producir energía con las renovables? ¿Por qué no poner fin entonces a todo lo que las limita? ¿Para cuánto tiempo se prevé el respaldo del gas? ¿Tiene que ser gas o fuel y no renovables? ¿Por qué no se responde a estas cuestiones cuando se hacen esas afirmaciones?

Por eso Benicio Alonso, consejero de Endesa entraba también al trapo en esta nueva oleada de apoyos incondicionales al gas. El político tinerfeño del PP responde el mismo día 14 de febrero (¡qué casualidad!) a la pregunta en el Diario de Avisos de por qué se le atraganta el gas a Gran Canaria, que «por una cabezonería de Antonio Morales, que es el actual presidente del Cabildo de la isla. Ya hay alguien que está estudiando un gasoducto a esa isla desde Tenerife. Conozco el equipo que lleva este proyecto y sale más barato que una central en Gran Canaria, cuyo coste es de 200 millones. Sería el primer gasoducto de Canarias. Yo creo que sale; solo hay que superar un problema de batimetría por las profundidades del océano. Aquí tenemos que ir a la utilización del gas por razones medioambientales y de ahorro económico. Antonio Morales ha tenido una actitud prepotente, porque dice que lleva 30 años estudiando el tema. Yo digo que exagera. Su propuesta de planta offshore es una manía suya, no es algo probado científicamente. Por su culpa se paró el gas en Gran Canaria y será un handicap para el desarrollo de esa isla. En Tenerife el gas ha seguido su curso y la planta de Granadilla estará lista en tres años». Por supuesto, este político del PP y miembro del Consejo de Endesa sigue defendiendo las plantas nucleares para Canarias en esta entrevista.

Hace unos días, en el Foro Energético Empresarial celebrado en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, el viceconsejero de  Industria y Energía del Gobierno de Canarias volvía a repetir el mensaje de la necesidad del gas para los hoteles cuando la Agencia Internacional de las Energías Renovables llama a todo lo contrario, a la utilización de energías limpias y renovables. 

Y es que andan empeñados en meternos el gas a cualquier precio. Lo acaba de advertir Greenpeace: La Comisión Europea ha publicado un conjunto de propuestas basadas en el gas, que no reconocen que las energías renovables y la eficiencia energética pueden garantizar el suministro energético de Europa. Es un desafío a los compromisos adquiridos en el marco del acuerdo sobre el clima de París el pasado mes de diciembre. Jiri Jerabek, asesor de política energética de la UE en Greenpeace, afirmó que «es como si el acuerdo de París no hubiese ocurrido y la Comisión se hubiera quedado atascada en el gas, realizando una propuesta costosa que mantendrá a Europa enganchada a las importaciones de energía. Ya es hora de que Europa comience la transición a la energía renovable. Sólo si se centra en las energías renovables y la eficiencia energética cumplirá sus objetivos climáticos y reducirá su dependencia de los suministros de energías extranjeras».

Pero no es solamente Greenpeace, ya que un reciente informe del Tribunal de Cuentas Europeo sobre la seguridad del suministro establece que «la Comisión ha sobreestimado persistentemente la demanda de gas (...), y necesita restaurar la credibilidad de las previsiones que realiza».
Un análisis de Greenpeace de 2014 demostró que un esfuerzo por parte de la UE para implementar las energías renovables y la eficiencia energética, podría conducir a una cuota del 45% de energías renovables en 2030, lo que ayudaría a Europa a evitar las importaciones anuales de unos 90 millones de metros cúbicos de gas. Pero por aquí como siempre remando contra la marea.

Insisto, lo he escrito otras veces. Tenemos que hacer posible otra política energética. Tenemos que obligar a que se implante un nuevo modelo energético. En Canarias es factible y necesario. Solo hay que ponerse. Haciendo lo que nos corresponde y exigiéndolo a los gobiernos de turno. De la mano de la ciudadanía, como con el petróleo. Porque dependemos en un 96% del exterior; porque tenemos recursos naturales suficientes; porque nos sale muchísimo más barato producir energía con renovables que con fósiles; porque nos amenaza el cambio climático con el aumento del nivel del mar, el calentamiento de las aguas y el desplazamiento de los alisios. Y no es tan difícil. Solo hay que aplicarse a trabajar -con firmeza, sin circunloquios y sin condicionantes externos- por la eficiencia y el ahorro, por favorecer el autoconsumo en los comercios, industrias y hogares,  por despejar todos los obstáculos que atenazan a la energía eólica, por implantar millones de metros cuadrados de fotovoltaicas en edificios públicos e industriales, por potenciar la geotermia como energía limpia e inagotable, por forjar un mix de biomasa endógena, aerotermia, energía mareomotriz…, por sustituir las grandes centrales térmicas por plantas de generación más cercanas y permeables, por favorecer la implantación de las hidroeléctricas donde fuera necesario, por establecer industrias, por fomentar la I+D+i, por crear  miles de empleos verdes alrededor de las energías limpias…  Lo que no vale son divagaciones. Ni improvisaciones. Ni medias verdades. Ni retrasar las soluciones.

* En La casa de mi tía por gentileza de Antonio Morales