Las potencias europeas se apuñalan entre sí por la derrota en la guerra de poder en Ucrania - por Finian Cunningham
Federico Aguilera Klink señala este artículo y dice "Mordaz y lúcida reflexión..."
Las potencias europeas se apuñalan entre sí por la derrota en la guerra de poder en Ucrania
Finian Cunningham
STRATEGIC CULTURE
El fracaso de ser vasallos abyectos del imperio estadounidense y el inminente desastre de la derrota de la guerra de poder de la OTAN en Ucrania pesan mucho.
Cada potencia europea está empujando a la otra al abismo para salvar su propio pellejo político.
El francés Emmanuel Macron se ha convertido en una pequeña rata rey. Ha empezado a hablar sobre el despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania para salvar la guerra por poderes contra Rusia. Macron se pavonea como una rata con botas demasiado grandes para sus pies y pide a otros líderes europeos que no sean cobardes.
Macron, el ex banquero de los Rothschild, se da vuelta y cancela otro viaje a Kiev, la capital de Ucrania. Quizás el líder francés se asustó por el ataque aéreo ruso a Odessa la semana pasada cuando el primer ministro griego estaba de gira por la ciudad junto con el presidente títere de Ucrania, Zelensky.
Macron envió a su Ministro de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné, a Lituania el viernes pasado para discutir con los rabiosos Estados bálticos rusófobos la idea de enviar tropas de la OTAN a Ucrania. Dada la historia de los estados bálticos que ayudaron e incitaron a la invasión de la Unión Soviética por parte del Tercer Reich en la Operación Barbarroja en 1941, podemos afirmar con seguridad que esos mismos estados son una puerta abierta a tal locura de inspiración francesa.
Sin embargo, con la clásica cobardía de la élite, Macron obviamente no quiere estar cerca de la primera línea cuando la acción se pone caliente. Es mejor acurrucarse en un cómodo sillón en el Palacio del Elíseo y gritar desde allí tus órdenes de caniche enojado.
Mientras tanto, ese otro bastión de la civilidad europea (lo que significa engaño traicionero), los buenos y viejos británicos, están engatusando a Alemania para que envíe misiles de largo alcance a Ucrania para atacar profundamente a Rusia.
El canciller alemán Olaf Scholz se resiste a suministrar misiles de crucero Taurus al régimen ucraniano. El arma de fabricación alemana tiene un alcance de 500 kilómetros. Dados los desquiciados neonazis en Kiev (encabezados por un títere judío, Zelensky), es seguro que los misiles Taurus serían disparados contra Moscú para matar a los “rusos untermenschen”.
Por eso Scholz está preocupado. Sus principales comandantes de la Luftwaffe ya han sido sorprendidos planeando con las manos en la masa cómo se utilizarían las “superherramientas” Taurus para atacar objetivos rusos profundos.
Entran los siempre tan educados británicos echando una mano a los alemanes. El Ministro de Asuntos Exteriores británico, “Lord” David Cameron, visitó Berlín la semana pasada instando a los alemanes a suministrar el misil Taurus a Ucrania.
Cameron dijo que Londres estaba dispuesto a ayudar a Alemania a "resolver el problema" de su renuencia a proporcionar el arma de largo alcance.
El máximo diplomático británico ofreció un acuerdo de intercambio mediante el cual Londres compraría misiles Taurus de Alemania y al mismo tiempo suministraría más misiles de crucero Storm Shadow a Ucrania. De esa forma, Berlín no estaría implicada en el ataque a Rusia, según Cameron.
Es ridículo que la Ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, dijera que consideraba viable la oferta británica.
Su jefe nominal, el Canciller Scholz, se ha mostrado oficialmente reacio a la idea de enviar misiles Taurus.
Alemania haría bien en tratar cualquier propuesta británica con profunda sospecha. Después de todo, fueron los británicos quienes arrastraron a Alemania a dos guerras mundiales. El primero tenía como objetivo destruir a un rival imperial, mientras que el segundo fue diseñado para desatar la maquinaria de guerra de Hitler en la Unión Soviética.
La cruda realidad es que Estados Unidos y sus vasallos europeos de la OTAN se embarcaron en una guerra por poderes contra Rusia utilizando a Ucrania como campo de batalla. Esa guerra tardó al menos 10 años en gestarse desde el golpe de estado patrocinado por la CIA en Kiev en 2014 que llevó al poder al actual régimen neonazi.
La guerra por poderes que lleva dos años ha resultado ser un fracaso colosal para el imperio estadounidense y sus satélites europeos. El régimen de Kiev está colapsando debido a la abrumadora superioridad del poder de fuego ruso. El despilfarro del ejército ucraniano –hasta 500.000 hombres–, así como hasta 200.000 millones de dólares en ayuda financiera y militar pagada en última instancia por los contribuyentes occidentales, se recuperará con enormes repercusiones políticas para las elites belicistas occidentales.
Cada una de estas potencias criminales imperialistas quiere salvar su propio cuello mientras el lazo de la ira pública inevitablemente se estrecha.
Al francés Macron, el gallo convertido en rata, sin duda le gustaría ensuciar el campo de batalla con tropas de la OTAN, evitando al mismo tiempo que le salpiquen sus delicadas botas, por supuesto.
Los estadounidenses están empezando a darse cuenta de que no pueden ganar y finalmente están cortando el dinero, dejando a los europeos en la miseria para lidiar con un desastre de tamaño continental. Joe Biden ni siquiera puede recordar si fue Ucrania o Irak donde cometió un error fatal.
Gran Bretaña, siempre el gusano maquiavélico, quisiera poner a Alemania en primera línea contra Rusia. Sin duda, la City de Londres podría obtener algunos negocios capitalistas muy necesarios a través de contratos de reconstrucción de guerra.
La guerra por poderes en Ucrania ha terminado y las ratas occidentales están huyendo del barco.
El público occidental necesita pedir cuentas a cada uno de ellos y no permitirles hacer estallar una guerra mayor con Rusia como forma de distraer la atención de su culpabilidad.
* Gracias a Finian Cunningham y STRATEGIC CULTURE y a la colaboración de Federico Aguilera Klink
