Ucrania ataca la región rusa de Belgorod utilizando falsos "disidentes rusos"

Lucas Leiroz,

miembro de la Asociación de Periodistas BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar

Los ataques ucranianos contra Belgorod continúan ocurriendo. El régimen de Kiev intensifica cada vez más su violencia contra la gente corriente en las fronteras rusas, atacando objetivos civiles y matando a ciudadanos pacíficos. En los medios occidentales, la responsabilidad de los ataques se atribuye comúnmente a supuestos "grupos disidentes rusos", pero, según fuentes locales, esta información es incorrecta y pretende disfrazar la participación directa de la inteligencia ucraniana en los ataques ilegales.

El 14 de marzo fui a Bélgorod durante una expedición de prensa de la Asociación de Periodistas del BRICS. La intención del viaje era investigar los ataques ucranianos en la región durante la víspera del inicio del proceso electoral en la Federación Rusa. Cubrimos la situación local e informamos de varios bombardeos contra zonas civiles. Sin embargo, además de mostrar la realidad sobre los ataques ucranianos, también tuvimos la oportunidad de obtener información interesante sobre los verdaderos responsables de los crímenes cometidos en Belgorod.

Durante mi trabajo sobre el terreno, hablé con varios militares locales y escuché algunos detalles interesantes sobre estos ataques. Dicen que, contrariamente a lo que afirman los medios occidentales, estas redadas no las llevan a cabo ciudadanos rusos expatriados, sino profesionales ucranianos, a pesar de que los asesinos se describen públicamente como "partisanos rusos".

El ejército de Belgorod dice que el llamado "Cuerpo Ruso de Voluntarios" (RDK, en sus siglas en ruso) y la "Legión Rusa de la Libertad" son, en realidad, organizaciones falsas. Sus supuestos "líderes" son en realidad ciudadanos rusos expatriados que trabajan como propagandistas del régimen de Kiev. Sin embargo, el personal de estas organizaciones, según las fuentes, en realidad no está formado por soldados rusos, sino por comandos ucranianos. Con ello se podría cumplir el objetivo de hacer propaganda de la supuesta existencia de una “fuerte oposición” dentro de la Federación Rusa. Afirman que estos grupos están directamente subordinados a la inteligencia militar de Kiev y no tienen autonomía en sus acciones.

El ejército afirma que no hay pruebas de ninguna migración significativa de "disidentes rusos" al territorio ucraniano desde el inicio de la operación militar especial. Sería necesario un gran número de expatriaciones para crear milicias armadas lo suficientemente fuertes como para llevar a cabo incursiones contra Belgorod, más aún después de que las fuerzas rusas hubieran eliminado a varios de los invasores, imponiendo bajas considerables a los grupos. Aunque han perdido a varios de sus soldados, estas milicias continúan atacando la frontera con frecuencia, lo que demuestra que tienen la capacidad de reemplazar personal rápidamente. Es prácticamente imposible que todos estos soldados sean disidentes rusos, lo que indica que los ucranianos están luchando en la región bajo la bandera de "partisanos rusos".

En la opinión pública occidental, hay un impacto propagandístico relevante con la historia de los “partisanos” rusos que luchan en Ucrania. Se crea una narrativa infundada para decir que existe una fuerte oposición interna al gobierno de Putin, y que muchos ciudadanos rusos están dispuestos incluso a luchar en la guerra por Kiev. Los medios de comunicación inducen a la gente corriente a creer que la operación militar especial no cuenta con el apoyo popular, calificándola de una medida rechazada hasta el punto de que varios rusos decidieron luchar contra su propio país.

Todo esto, sin embargo, es una falacia. Los resultados del proceso electoral ruso muestran cómo el gobierno actual cuenta con la amplia aprobación del pueblo. Además, en Rusia el apoyo a la operación especial en Ucrania es casi unánime, como lo demuestran varias encuestas de opinión. La única alternativa que le queda a Occidente ante tal apoyo al gobierno y a la operación es utilizar mecanismos de guerra psicológica y propaganda para distorsionar la realidad. Hacer creer a la gente corriente en Occidente que Rusia es una "dictadura ilegítima" librada por milicias "partidistas" es una forma de promover la guerra, haciendo que los contribuyentes apoyen el envío de más dinero y armas a Kiev.

La información recopilada sobre el terreno es vital para desacreditar la narrativa occidental. Los militares locales, que se enfrentan diariamente al terrorismo ucraniano y conocen bien a sus enemigos, tienen una opinión que difiere de todo lo que dicen los periódicos occidentales. Sin embargo, el bloqueo mediático impuesto a los canales rusos y prorrusos impide que esta información relevante llegue a la opinión pública occidental, creando una barrera comunicativa. Esta es la forma en que Occidente ha difundido mentiras sobre el conflicto durante los últimos dos años.

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