Lea lo que cuenta Carmen. Esa historia de una buena persona, sin duda lo es, que resulta un buen exponente de lo que nos está ocurriendo. Se ha infiltrado en nuestras conciencias, en nuestros corazones, en nuestras mentes la mentalidad burguesa capitalista. Ese convencimiento de que quien es pobre, es porque quiere; que quien no paga los pocos euros del comedor de su hijo, lo hace por dejadez; que quien manda al chiquillo o la chiquilla al colegio sin desayunar, lo hace por falta de responsabilidad. Quienes todavía tienen la suerte de no haber caído en la indigencia, cada vez irán siendo menos, contemplan la desgracia ajena como una suerte de castigo divino por vaya usted a saber qué pecados. Ante las calamidades de las demás personas, solamente cabe una actitud de bondad caritativa, porque uno es bueno, no porque el o la que pasa trabajos merezca una suerte mejor.

Esa señora que se ufana de darle facilidades a la familia que se retrasa en el pago de los cuatro euros del comedor escolar del niño o de la niña, para que se ponga al día y así "no tener que expulsarle". Solamente pensar que a esta persona se le ocurra la posibilidad de hacer tal cosa, sin mayor indignación, es una prueba de lo que nos está pasando. Volvemos a la edad media, con ordenadores.

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