Creo que el trabajo de Cristina Armunia Berges que publica EL DIARIO y que recomienda Antonio Aguado tiene dos caras, por una parte, analiza el valor de la publicación de imágenes de guerras y violencias para conmover a la gente y llevarla a tomar conciencia sobre el drama; y, por la otra, contribuye directamente a ese mismo propósito. Desde luego, es preciso influir en la opinión general sobre las terribles dimensiones de la catástrofe -no natural, sino provocada por la codicia capitalista- que suponen los conflictos en Oriente Medio. El drama de las personas refugiadas y el de las que no han huido y reciben el impacto directo de la violencia. Todos esos dramas que podrían y deben ser aliviados y eliminados, simplemente, cerrando la violencia. No con más violencia, sino cortando suministros, ayudas y apoyos al integrismo y actuando de manera humanitaria. Y, desde luego, acogiendo a las personas refugiadas, respetando el derecho que tienen al asilo y amparo. Aunque también diré que estas imágenes impresionan a las personas normales, las de buen corazón, pero en absoluto lo hacen con los crueles gobiernos, a los que hay que presionar para que abandonen su cerril actitud en este sensible asunto.