Francisco Morote, de ATTAC Canarias señala, en el mexicano LA JORNADA y en PÚBLICO, este aleccionador artículo de Naomí Klein  sobre, no las consecuencias, sino los orígenes del mayúsculo desastre del huracán Harvey. Porque estas catástrofes meteorológicas antes eran inevitables, pero ahora son culpa de nuestra mala cabeza como habitantes depredadores del planeta. Y yo, Chema Tante, creo que viene muy a cuento el artículo Nuestra única esperanza es un cambio sistémico conducido por un despertar moral , de Richard Heinberg que La casa de mi tía publica gracias a Alejandro Floría. La culpa de todo esto es de gentuallo como Trump, Rajoy, Macron o el genuflexo Clavijo, compañeros en su absoluto desprecio por el medioambiente y en su desarretado afán por el crecimiento.