Ignacio González Santiago, como gato panza arriba
Ignacio González atribuye el ‘caso Las Teresitas’ al pleito insular
Ignacio González Santiago señala a los ''policías que no hacen bien su trabajo''
Asistimos estos días a una de esas operaciones de comunicación a todo trapo a las que es tan aficionado Ignacio González Santiago, que aparece por doquier chillando lo buenos que son él y os demás que están metidos hasta las cejas en el cieno de Las Teresitas.
Esta vez, Ignacio González Santiago, Nacho, o Ignacio González el chico, para entendernos, se evalentona, proyectando al resto de implicados el levantamiento de imputaciones al único personaje de esta tremenda estafa que todo el mundo sabe que no tenía culpa ninguna, porque era un mandado, en toda la acepción del término.
Es la vieja y burda treta de tomar la parte por el todo, haciendo pasar por absolución general lo que no es más que un afinamiento de los términos de la causa, para evitar preoblemas en las instancias superiores a las que ha llegado el caso, gracias a la infame designación de un tipo innoble para representar a nuestras nobles islas en el Senado.
Sepa Nacho dos cosas: Una, que, de momento, a quien han exonerado de toda culpa los tribunales ha sido a su empleado, el pobre mandado, el único del que es de general conocimiento que no obtuvo beneficio ninguno del asunto.
Y la otra, que todavía pesan sobre el resto de imputados unas más que graves acusaciones. Unas imputaciones que no sabemos como terminarán, porque los vericuetos procesales dan muchas garantías para evitar condenar inocentes, aunque se escapen culpables. Pero que, sea la que sea la decisión de los tribunales, que todo el mundo acatará, bueno fuera, el derecho de opinión sigue vigente. Y que la mayoría de la gente en estas islas tiena clara su opinión de que su familia, el clan de los González, su socio de gang Plasencia, su político a sueldo Zerolo, su abogado comprado Mauricio y el resto de comparsas nombrados en la causa, montaron un potaje de mucho cuidado, con el que han perjudicado tremendamente al pueblo canario. Esa es mi opinión, inisisto.
Y, en realidad, Nacho no se da cuenta de lo patético que resulta el espectáculo que está dando, defendiéndose como gato panza arriba, aullando cosas que nadie se cree. Porque una cosa son las palabras, otra cosa son las garantías procesales y otra bien distinta los papeles y testimonios que todos podemos ver.