En plena efervescencia del debate sobre las ayudas públicas para sostener a empresas privadas por las dificultades derivadas de la pandemia, Dinamarca da un ejemplo que debería ser asumido por muchos gobiernos, con el del estado español a la cabeza. Otro gobiernos, como Polonia, también han cerrado el paso a las ayudas a empresas que ocultan sus activos en guarida fiscales, para librarse de las cargas tributarias. Pero Dinamarca ha ido más allá, como nos cuenta Nuria Vila en LA VANGUARDIA. Empresas que paguen dividendos o recompren sus acciones tampoco recibirán apoyos públicos. Y es lo lógico, porque en esta brutal crisis económica, consecuencia de la sanitaria, no todas las empresas están peligros y muchas, incluso, se han beneficiado notablemente con ella. Y, en el caso del estado español, además, la experiencia indica que muchas empresas se han aprovechado de las ayudas que reciben, sin mucha justificación, en numerosos casos.
Luis Portillo Pasqual del Riquelme señala esta información de LA VANGUARDIA, sobre la indiferencia de la ONU respecto a los derechos del pueblo saharaui. Es que, digo, yo, Chema Tante, Marruecos tiene mucho poder y manda a sus servidores, los estados español y francés, a desplegar toda su influencia en Naciones Unidas.
Desde luego, la ONU y las naciones que la componen, no podrán decir que no lo sabían. Luis Portillo Pasqual del Riquelme destaca esta información de SÁHARA PRESS SERVICE sobre la comunicación dirigida por organizaciones de Derecho Humanos, denunciando las inhumanas condiciones en que se encuentran los presos políticos saharauis en cárceles marroquíes, expuestos al contagio del Covid-19, que luego padecerán sin el tratamiento médico adecuado.