Firmas
Al lengüilla impenitente que preside ASHOTEL y vocea sus ignorancias en nombre de la patronal hotelera tinerfeña, no le gusta la tasa turística y vuelve a argumentar con mentiras en defensa de lo que él cree sus intereses.
Cuando un catorce de febrero de 1994 caía una de las pilastras del ingenio azucarero de Los Picachos nadie podía imaginar que veinte años más tarde esta ofensa y dejación a la historia de Canarias, y de Telde en particular, podría seguir enseñoreándose sobre el espacio y el imaginario colectivo como un elemento de la falta de acción y de la burocracia cavernícola que atenaza nuestros bienes culturales.