En EL PAÍS SEMANAL, Javier Marías se pregunta el por qué todas las dolorosas medidas tomadas por este gobierno no hen tenido el efecto que se decía buscar. Y dice que no se puede aceptar que los gestores políticos no sepan hacer su trabajo. En realidad, le contesto yo, las malignas políticas del partido llamado popular, sí cumplne sus objetivos, sí sirven para algo. Lo malo es que no son unos resultados que se puedan confesar. Que los propósitos no son lo que se publican. Pero a los neoliberales, a la gente que sirve a los ricos y a los ricos, estas medidas son extremadamente útiles.

Lo publicaba EL PAÍS y el blog de autor el 15 de septiembre. Un buen texto en el que Javier Marías denuncia y se lamenta un hecho conocido, pero cada vez más grave, más perjudicial y que, por desgracia, se extiende sin freno. El hecho que motiva, precisamente, la existencia de medios como La casa de mi tía: la operación que ejecutan con éxito los poderes políticos y económicos: la neutralización de la información, por omisión o, cuando no se puede evitar, por acción contra quien la difunda.