2017, un año de progreso tecnológico, de velocidad de la información y las comunicaciones; en el que la inmediatez y la permanente intercomunicación de las personas se realiza a tiempo real a través de teléfonos móviles inteligentes… Aunque, paradójicamente, tenemos que seguir realizando una reivindicación que no debería producirse, a estas alturas, en una sociedad que presume de ser igualitaria.
Que las prisas no son buenas consejeras es una cuestión que casi nadie duda. Pero parece que el nuevo ministro de Fomento, Íñigo Gómez de la Serna, tiene excesiva premura por resolver el conflicto de los estibadores portuarios a base de decreto ley. Una fórmula con reminiscencias absolutistas, que en manos de gobiernos de PP recuerdan sus formas propias de hacer política laboral: sin negociación y aplicando rodillo.